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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Las cumbres de París pasan del acuerdo verde a la discordia sobre la IA

Hace una década, la capital francesa vio cómo el mundo se unía para luchar contra el cambio climático

Emmanuel Macron da un discurso en la cumbre sobre la IA celebrada en París.
Emmanuel Macron da un discurso en la cumbre sobre la IA celebrada en París.MOHAMMED BADRA (EFE)

París es la ciudad elegida para alcanzar importantes acuerdos mundiales. En 2015, una conferencia de los principales contaminadores del mundo en la capital francesa culminó en un acuerdo histórico contra el calentamiento global por debajo. En 2025, el intento de Emmanuel Macron de lograr uno de la misma importancia sobre IA no ha dado los frutos esperados.

La reunión tuvo el aspecto adecuado: atrajo a políticos de todo el mundo, desde el vicepresidente de EE UU, JD Vance, al primer ministro indio, Narendra Modi, y a titanes como Sam Altman. Pero cuando llegó el momento de firmar una lista de prioridades, como garantizar que el campo sea “abierto, inclusivo, transparente, ético, seguro y digno de confianza”, EE UU y el Reino Unido se mantuvieron al margen, a pesar de que otros 60 países firmaron. Su justificación: una combinación de auténticas diferencias y mano dura.

La regulación de la IA es un debate en el que la seguridad y la innovación se sitúan en extremos opuestos. Con su Ley de IA, que exige unos niveles mínimos de transparencia y divulgación, la UE se ha inclinado por lo primero. En París, Vance dejó muy claro que EE UU estaba firmemente en el otro extremo: arremetió contra las “regulaciones masivas” y advirtió de que una supervisión excesiva podría acabar con la industria.

Ni la posición de la UE ni la de EE UU están tan claras. Macron ha querido suavizar algunas de las aristas más duras de la ley, y aprovechó para promocionar un programa de infraestructuras de 109.000 millones. Según Kirsten Rulf, de Boston Consulting Group, los borradores de las normativas sobre IA de algunos estados de EE UU, son similares a la europea.

Dicho esto, EE UU está en condiciones de hacer valer su peso. Las startups de este país atrajeron el 74% del capital riesgo mundial en IA en 2024. Si a esto añadimos el hecho de que los capitalistas de riesgo de Silicon Valley, como Andreessen Horowitz, son entusiastas partidarios tanto del presidente Trump como de unas barreras mínimas al avance de la IA, Washington tenía pocos incentivos para restringirse. Algún tipo de protección contra la tendencia de los modelos de IA a la alucinación y otros percances sugiere que un enfoque de cero barreras está lejos de ser una gran idea. Aun así, podría decirse que el único consenso de París 2025 es que el mundo se está moviendo más en esa dirección.



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