Ineco, ¡qué envidia!

La ingeniería pública genera en el proceso de subcontratación un porcentaje importante de su rentabilidad

El ministro de Transportes, Óscar Puente, junto al presidente de Ineco, Sergio Vázquez.Ministerio de Transportes

CincoDías publicó el último día del pasado año una información titulada: Ineco dispara su cartera hasta los 1.000 millones de euros con mayor peso en consultoría tecnológica y ambiental. Al leerla, en Tecniberia, como patronal del sector de la ingeniería, se nos disparó un conjunto de sentimientos; entre ellos, obviamente, la envidia, por la enorme importancia de las cifras de negocio mostradas, no sometidas a procedimientos de concurrencia competitiva, con el consiguiente perjuicio general a la economía nacional. Ineco es una empresa pública española de ingeniería y consultoría dependiente del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible.

Pero no es solo eso. Esta manera de proceder de algunas de nuestras Administraciones Públicas (AA PP), alimentando sin ton ni son sus empresas públicas, provoca barreras de desarrollo y socava y drena una considerable carga de trabajo de las ingenierías españolas de capital privado, dificultando su crecimiento y, consecuentemente, su robustez y rentabilidad.

Tecniberia, fundada en 1964, concentra 90 empresas de ingeniería de capital privado, con unas ventas agregadas de 7.000 millones de euros y unas plantillas profesionales que suman unas 70.000 personas, la gran mayoría de ellas con formación universitaria de cariz técnico, fundamentalmente ingenieros y arquitectos.

Nuestras empresas, como cualquier compañía de capital privado, necesitan contratos, para estructurar, mantener y mejorar sus plantillas profesionales y para desarrollar un sector económico, competitivo, moderno, con fuerte presencia internacional; en definitiva, un sector de potente base empresarial.

La información a la que aludía al principio hace referencia a que Ineco cuenta con una cartera de contratos por ejecutar que, por primera vez, supera los 1.000 millones de euros, en su mayoría encargos directos, sin mediar concurso. Con unas ventas declaradas por la empresa en 2024 de 476 millones, esa reserva de trabajo representa algo más de dos años de las ventas anuales. Otra vez, ¡qué envidia!

Las ingenierías privadas se las ven y se las desean para conseguir carteras que cubran unos pocos meses de trabajo, y llegan en pocos casos a un año de ventas; o sea, en el mejor de los casos, la mitad de la realidad de Ineco.

Según apunta la misma información, a finales de 2024, Ineco doblaba la cartera media que ha sostenido en los últimos 10 años, mientras que en las ingenierías privadas la reserva de trabajo se ha mantenido constante en ese periodo. A este hecho se le añade otro, no menos relevante. Según la propia información de la ingeniería pública, de los 442,5 millones de euros de ingresos por actividad que obtuvo en 2023, el 93,7% procedió del sector público. En mi opinión, esto es un sinsentido.

¿Qué sentido tiene que no pare de adjudicarse a Ineco, sin concurso previo, a precios muy superiores a las compañías de capital privado, para que, más tarde, se subcontrate gran parte de esos trabajos al sector privado a precios anormalmente bajos, de derribo? Es cierto, a todas luces, que Ineco genera en ese proceso de subcontratación un porcentaje importante de su rentabilidad, depositando gran parte del trabajo sin posibilidad de beneficio sobre nuestras empresas.

Además, estamos viviendo en España una crisis vocacional en el ámbito de las carreras técnicas, cuyas consecuencias pueden ser muy nocivas en el corto y medio plazo. Nuestras empresas han de ser lo suficientemente atractivas, no solo en su quehacer diario, sino también en su capacidad de remuneración, de presente y de futuro, para poder atraer a nuestros jóvenes.

La capacidad de las empresas españolas de ingeniería de capital privado para prestar servicios requeridos por las AA PP en adecuadas condiciones de calidad, cantidad, velocidad, regularidad, seguridad de entrega y precio competitivo está reconocida a nivel mundial. ¿Sólo debe ser atractiva Ineco?

Lo que está ocurriendo con Ineco es inadmisible. Venimos denunciando desde hace tiempo un uso abusivo de esta figura de contratación, con las consecuencias negativas que ello comporta para el interés general y la libre competencia. Pero, año tras año, esta empresa pública sigue creciendo, incrementando su cartera de contratos –su facturación ha crecido prácticamente un 60% en los últimos cinco años– y su plantilla (+76% en ese mismo periodo) con trabajos que, en buena lid, a través de procedimientos de concurrencia competitiva, deberían ser realizados por empresas de capital privado, provocando su competencia y haciendo crecer un sector de conocimiento que es fundamental para la economía española.

Dos ejemplos de esta práctica los hemos visto en los últimos días. El 21, el Consejo de Ministros aprobó, a propuesta del Ministerio de Transportes, un contrato para Ineco por valor de 73 millones de euros para la supervisión de 3.000 kilómetros de red de alta velocidad. Un día antes se conoció que Transportes había encargado a Ineco los trabajos de apoyo técnico para diseñar el billete único de transporte público, un contrato con un presupuesto de casi un millón de euros.

Si las ingenierías privadas no tenemos revisión de precios en los contratos, si tenemos falta de personal técnico, si contratamos a precios muy bajos –por citar solo algunos de los problemas a los que nos enfrentamos en nuestra actividad diaria–, deberíamos, al menos, poder confeccionar carteras de trabajo que nos permitieran dimensionar nuestro futuro. Eso implica limitar la adjudicación de contratos a medios propios.

Ineco, como medio propio de la Administración, tal como contempla nuestra legislación, debe ser utilizada en casos excepcionales por razones de seguridad nacional, de urgencia y de mayor eficiencia por considerar que no existen proveedores alternativos. En el resto de los casos, deben intervenir las empresas de capital privado, nuestras ingenierías, de tal manera que preservemos el interés general para los ciudadanos, la economía y la sociedad en general.

Joan Franco es presidente de Tecniberia


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