Nausika: tecnología para el bien común
Creemos que el debate y la crítica, a menudo superficiales, a las que están expuestas las tecnologías merecen una reflexión independiente
La iniciativa Nausika nace en un momento de clara aceleración de cambios en la sociedad provocados en gran medida por el impacto de las tecnologías digitales en el funcionamiento y formación de grupos sociales con una gran influencia en los comportamientos de los ciudadanos. Las tecnologías digitales afectan a la estructura social como consecuencia de su poder de concentración económica en pocas manos y su consiguiente impacto en el incremento de la desigualdad y las expectativas de futuro de las personas y grupos sociales. Esta es una auténtica disrupción. Siendo estos unos efectos que han producido siempre los grandes cambios tecnológicos, la digitalización se produce con una rapidez, extensión y aceleración muy superior a las anteriores.
Creemos que el debate y la crítica, a menudo superficiales, a la que están expuestas las tecnologías, en particular las digitales por su extraordinario impacto social, merecen una reflexión independiente, continuada y honesta que ponga de manifiesto enormes aportaciones positivas y también alerte de los riesgos, siempre desde una perspectiva de progreso para todos. Es un buen momento para aprovechar el bagaje de experiencia, conocimiento, independencia y cohesión de este colectivo para ampliar su ámbito de actuación.
Hasta la fecha, el grupo de personas abajo firmantes hemos venido colaborando como un grupo de reflexión de la patronal de la industria digital en España (Ametic), para ayudar a crear un estado de opinión informado, sensible y favorable a la reindustrialización desde ámbitos empresariales, profesionales y académicos y siempre desde la independencia de los puntos de vista. CincoDías ha dado cobertura a nuestras reflexiones durante los últimos cinco años.
Estamos decididos a dar un paso más, incluyendo reflexiones sobre el impacto positivo de la tecnología en el progreso social y su defensa, desde una actitud crítica y como aportación desde la sociedad, como principal objetivo. Agradecemos a CincoDías su disposición a seguir ofreciendo cobertura de nuestras reflexiones en esta nueva andadura.
La Historia demuestra que los grandes cambios tecnológicos acaban siempre siendo grandes avances y mejoras para el conjunto de la sociedad cuando se acaban consolidando. Pero la pregunta es: ¿podemos ayudar a conducir los cambios en la dirección del bien común? ¿Podríamos acelerar su consolidación? Para que los beneficios económicos del cambio tecnológico alcancen a la mayor parte posible de la sociedad, es necesario que los incrementos potenciales de productividad que se pueden generar se repartan mejor y así contribuyan a la mejora del bienestar económico y las expectativas de todos los territorios y grupos sociales. Ello debería hacerse con la mayor celeridad posible, para acortar el proceso de consolidación.
Las mejores herramientas que tenemos para ello son la innovación (como motor de mejora de la productividad) y la industria (como motor de difusión y cohesionador social). Ambas con un requisito previo: la apuesta por la educación y la formación, el activo más importante de una sociedad. Es imprescindible reaccionar con prontitud, ya que las acciones que se tomen hoy conformarán el mundo de mañana, que por la velocidad del cambio está a la vuelta de la esquina. Necesitamos y tenemos un sentimiento de urgencia. Uno de los cambios más importantes que están sucediendo es la irrupción de grandes conglomerados tecnológicos en temas hasta ahora solo al alcance de los Estados, sustituyendo al papel que hasta ahora venían ejerciendo ellos y sus Gobiernos en temas tan importantes socialmente como la investigación científica, los movimientos de capitales, los sistemas de pago alternativos. Es urgente que la sociedad en su conjunto influya en la canalización de este enorme potencial hacia el bien común.
Desde que Adam Smith escribió su obra Sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones (1776), hasta la más reciente publicación de los libros Por qué fracasan los países y Poder y progreso, de los profesores del MIT y premios Nobel de economía 2024 Daron Acemoglu, James Robinson y Simon Johnson, la preocupación constante de los grandes economistas ha sido cómo generar riqueza y cómo mejorar el bienestar económico de toda la sociedad. El más recientemente publicado Poder y progreso, nuestra lucha milenaria por la tecnología y la prosperidad insiste en la tecnología como llave de la prosperidad y el progreso y en la necesidad y oportunidad de redirigir la innovación y el desarrollo tecnológico para que vuelvan a beneficiar al bien común. No debemos renunciar al bien común. Las grandes desigualdades son ya la primera causa de insatisfacción y peligro de rotura social. Nuestro propósito es defender los grandes beneficios potenciales y reales de la tecnología para el progreso social de todos (personas y territorios) y ponerlos de manifiesto. Generar información y sensibilidad social positiva. Influir en un estado de opinión favorable al buen uso de la tecnología para el bien común. Nos avalan experiencia, independencia y credibilidad.
Y ¿por qué Nausika?
Hemos elegido el nombre de Nausika porque, en la Odisea de Homero, ella es quien rescata a Ulises de su último naufragio. Simboliza hospitalidad, sabiduría y guía en momentos de incertidumbre. Así como ella ayuda a Ulises a avanzar en su viaje y alcanzar Ítaca, nuestro objetivo es inspirar, acompañar y ofrecer claridad en la búsqueda de un progreso tecnológico que ponga a las personas y el bienestar colectivo en el centro. Nos gusta evocar la idea de un viaje transformador y la necesidad de combinar humanidad y tecnología para construir un futuro más justo y sostenible. Y nos gusta también que quien nos acompañe sea una mujer cuyo nombre muy pocos reconocemos (cuando, sin embargo, todos identificamos al héroe griego a quien ella salvó).
El grupo Nausika está formado por Xavier Castillo, Antón Costas, Sara de la Rica, Guillermo Dorronsoro, Emma Fernández, Xavier Ferràs, José María Lassalle, Paco Marín, Pedro Mier, Felipe Romera y Ana Ursúa.