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Las claves
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Las claves del día: el margen de maniobra en materia de vivienda que no explotan los partidos políticos

El PSOE y el PP han lanzado esta semana una batería de propuestas que, según los expertos, se quedarán cortas

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, muestra su paquete de medidas para la crisis de vivienda en España.
El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, muestra su paquete de medidas para la crisis de vivienda en España.Jorge Peteiro (Europa Press)
CINCO DÍAS

El PSOE y el PP han lanzado esta semana sus propuestas en materia de vivienda que, según los expertos, se quedarán cortas. En particular, la nueva Empresa Pública de alcance nacional que propone el Gobierno tendrá difícil desarrollar sola los proyectos que plantea: la industria afirma que tendrá que contar con el sector privado. Aunque este tiene sus propios problemas, en particular la falta de mano de obra. Hay pocas casas para que puedan acceder a ellas los jóvenes... en parte, porque hay pocos jóvenes (y de otras edades) para trabajar en la construcción. Los altos precios de la vivienda son una constante histórica en España, debido a que la población está muy concentrada en los grandes núcleos urbanos. Y, aunque se construyeran muchos pisos, ocurriría como con las carreteras, que cuantas más se hacen, más se llenan. España, por suerte, es un país muy atractivo para vivir y trabajar, y la presión de los precios va a ser una tendencia habitual. Los partidos políticos intentan atraer el voto de los jóvenes prometiendo que pondrán de su parte, pero no parece que exploten todo su margen de maniobra en materias como fiscalidad o promoción de vivienda pública.

Poner orden en casa...o en la empresa

Las empresas familiares cuentan con la tradición y, sobre todo, con el hecho de que los miembros del clan que participan en ellas ponen más carne en el asador que cualquier ejecutivo externo. Pero eso también tiene sus peligros, porque no es lo mismo recriminar a tu hermano por aquel balón que te perdió en 5º de EGB que ponerle en vereda por un ajuste contable sospechoso. Y cuando toca heredar y dividir, sacan lo peor y más insospechado de cada uno. Nos lo enseñó Succession (HBO) pero ya lo advirtió Tolstói en Ana Karenina: “Todas las familias felices se parecen unas a otras, pero cada familia infeliz lo es a su manera”. Y con las empresas, igual.

Correr detrás de una inversión rentable en vez de tras un antílope

Correr servía, en la prehistoria, para cazar animales a base de perseguirlos y agotarlos. Ahora que los criamos en granjas, correr se hace por salud o por placer. Este último caso es el del gestor de fondos John Tidd, que se inspira mientras le da a la zapatilla: 100 kilómetros semanales, nada menos. Desde luego, no parece más insano o más exagerado que pasarse el día encerrado con un ordenador mirando gráficas o tablas de Excel, como hacen muchos inversores, y muchos oficinistas por todo el planeta. Hay quien se pone una cinta de correr en el despacho, pero Tidd prefiere el cielo abierto. Con las posibilidades que ofrecen las tecnologías de las comunicaciones, es una opción más que razonable, que extraña que no esté más extendida.

La frase

No asistiré a la toma de posesión de Donald Trump. Estaré de viaje celebrando el Año Nuevo Lunar con mis empleados y sus familias, aquí en Taiwán. Pero estoy deseando felicitar a la nueva Administración
Jensen Huang ceo de nvidia

Las reseñas o el falso derecho a que tengan en cuenta tu opinión

La libertad de expresión es fundamental en una sociedad sana, e internet, de alguna manera, ha contribuido a este pilar democrático como ninguna otra herramienta. Pero, como todo, tiene sus peros: hasta hace no mucho, los medios profesionales tenían el monopolio de la crítica gastronómica, lo que no era ideal, pero tenía la ventaja de que el lector sabía, por lo menos, que el crítico existía, y que había ido a ese restaurante. Con las plataformas, sin embargo, las críticas falsas o malintencionadas se multiplican sin que sea fácil comprobar su veracidad, algo con lo que Italia quiere acabar. Otro problema que tiene internet es que ha convencido a muchos de que la libertad de expresión es un deber. Y de que implica un derecho a ser escuchados.

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