Renta fija con promesa de ganancias, si lo permite Trump
La amenaza de más inflación está ahí, y con ello la posibilidad de pérdida de valor en los bonos, al tiempo que subirían sus rentabilidades
La renta fija bien puede llevar a equívoco solo con su nombre. Salvo caso extremo de impago, los bonos ofrecen un cupón cada año que irá al bolsillo de su propietario, pero también están expuestos a la volatilidad del mercado, y su precio puede quedar por los suelos. El año 2022 dejó una dolorosa prueba de ello en las carteras de los inversores en deuda, con pérdidas de las que aún se están recuperando. Y este año vienen curvas para la inversión en renta fija, aunque ni mucho menos se espere una carretera cuesta abajo para las rentabilidades. Los inversores en bonos pueden confiar en obtener ganancias, quizá incluso mayores que las de 2024, si bien para ello deberá cumplirse la premisa que todo el mercado desea, la de la continuidad en la bajada de los tipos de interés por parte del BCE y, sobre todo, de la Fed.
El año se presenta desafiante, lleno de incertidumbres, y esos recortes de tipos serán la clave para el buen desempeño de la inversión en Bolsa y también en renta fija. Pero el alza de precios no termina de apagarse definitivamente, tras más de dos años de mano dura en política monetaria. La inflación de EE UU cerró 2024 en el 2,9% tras repuntar en diciembre, lo que la aleja del nivel del 2% que permitiría seguir bajando los tipos. Lo previsible es que la Fed haga una pausa antes del próximo recorte, que puede tardar meses y que va a depender además de las medidas con que arranque el nuevo mandato de Donald Trump, que comienza el lunes. Si llega arrasando con sus promesas de aranceles y deportaciones masivas, va a causar un alza de precios que forzará a la Fed a mantener los tipos. Un riesgo inflacionista sobre el que ya advirtió el propio FMI este viernes.
La amenaza de más inflación está ahí, y con ello la posibilidad de pérdida de valor en los bonos, al tiempo que subirían sus rentabilidades. Los gestores no renuncian a la renta fija este año, pero sí aconsejan activos de calidad, con grado de inversión, y no se atreven aún a tomar posiciones en deuda a más largo plazo, más sensible a las oscilaciones del mercado. Su receta, con la que aspirar a rentabilidades de al menos el 4% con muy poco riesgo, es sobre todo la deuda corporativa a plazos de dos o tres años, no mucho más. Es la propuesta que lanzan las entidades para ir canalizando hacia la renta fija a los ahorradores que ya se van a ver desencantados por el interés menguante de las letras. Un trasvase que deberá hacerse recordando en todo momento que la renta fija también puede dar pérdidas si vienen curvas.