El maltrecho sector del agua británico recibe un arriesgado salvavidas

Los contribuyentes pueden interpretar los precios fijados por el regulador como un rescate de facto a Thames Water

Manifestantes contra Thames Water, el 17 de diciembre en Londres.Mina Kim (REUTERS)

El maltrecho sector del agua en el Reino Unido recibe un balón de oxígeno. El regulador Ofwat divulgó el jueves cómo ayudará a las empresas a financiar 104.000 millones de libras (125.000 millones de euros) de inversiones críticas para proteger unas infraestructuras en ruinas de retos como el cambio climático, que provoca más contaminación y fugas. El riesgo es que los contribuyentes británicos lo vean como un rescate de facto a Thames Water a su costa.

Ofwat ha publicado su determinación final de precios, que fijará las facturas y la rentabilidad permitida a las empresas entre 2025 y 2030. La revisión permitirá a las empresas obtener un mayor rendimiento del capital que en el quinquenio anterior y en el proyecto de determinación de precios de agosto de 2024.

Se espera que las facturas de los clientes aumenten una media del 36% –antes de tener en cuenta la inflación– durante los próximos cinco años, respecto a los cinco anteriores, lo que ayudará a financiar el programa de inversiones.

La rentabilidad del capital permitida para el sector será del 3,97% por encima de la inflación, frente al 3,66% del borrador, y a menos del 3% en los cinco años anteriores. Está en gran medida en consonancia con las expectativas de los analistas. El rendimiento de los fondos propios ajustado a la inflación será del 5,1%, frente al 4,80% del borrador y el 4,19% de los cinco años anteriores.

La empresa de aguas del Reino Unido se enfrenta a su mayor crisis desde su privatización, en 1989. Los clientes lamentan las fugas de aguas residuales y el pago de facturas a los peces gordos corporativos, pero los inversores se quejan de la escasa rentabilidad. Mientras, Thames Water está al borde del colapso, lo que podría provocar que los inversores en renta fija y variable rehúyan el sector. En medio está el regulador Ofwat, que fija los precios cada cinco años.

A primera vista, las empresas pueden respirar aliviadas. En comparación con el borrador inicial de agosto, Ofwat ha aumentado la cantidad que permite cobrar a las empresas, así como la rentabilidad que ofrecen a los accionistas y a los obligacionistas.

Puede que no sea suficiente para salvar a Thames. El grupo, anteriormente propiedad de Macquarie, necesita atraer 3.000 millones de libras (3.600 millones de euros) de capital propio y reducir su deuda, ahora por encima del 80% del valor del capital regulatorio (RCV, por sus siglas en inglés), una métrica utilizada para modelar las valoraciones de las empresas de servicios públicos. Un inversor que se plantee firmar ese cheque puede verse animado por los objetivos menos ambiciosos utilizados para determinar las sanciones por fugas, por ejemplo. Pero también puede asustarle que Ofwat califique el plan de negocio del Támesis de “inadecuado”. El organismo de control ha puesto en marcha un “mecanismo de ejecución” que recuperará las primas a la inversión si Thames no puede justificar el gasto.

Por tanto, la nacionalización sigue siendo una posibilidad. Pero la revisión de los precios debería impedir que eso hunda a otras empresas. Los analistas de Barclays consideran que grupos cotizados como Pennon o United Utilities podrían valorarse ahora con una prima sobre sus RCV, señal de que los beneficios son más que suficientes para atraer capital inversor. Y el regulador ha aliviado los temores de que las repercusiones de Thames aumentaran los costes de los préstamos: su coste supuesto de la deuda ha subido en parte para compensar el hecho de que los mercados de bonos exigen ahora una prima para prestar a las compañías de agua, mientras que antes las consideraban menos arriesgadas que otras empresas.

Los críticos pueden ver en ello una recompensa por el excesivo endeudamiento del sector. Para los consumidores, la inversión adicional y la mayor rentabilidad supondrán un aumento medio del 36% en las facturas en el quinquenio, incluso sin tener en cuenta la inflación. Si se considera que las empresas han desaprovechado las ganancias inesperadas, será más probable que se produzca una reacción política.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías



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