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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Repartir los frutos de la recuperación

El Gobierno aprovechará la posibilidad de no actualizar el IRPF con la inflación para que Bruselas lo considere parte del ajuste que corresponde a España. Sin embargo, deflactar este impuesto aliviaría los bolsillos de las familias

La vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, durante una sesión de control de Gobierno en el Senado.
La vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, durante una sesión de control de Gobierno en el Senado.Alejandro Martínez Vélez (EUROPA PRESS)
CINCO DÍAS

España tiene que presentar durante la próxima semana el plan fiscal estructural a medio plazo a Bruselas. Un documento que debe contener la orientación de la política económica y la senda fiscal para los próximos siete años. Se trata de una nueva exigencia de la Comisión Europea surgida a raíz de la reforma de las reglas fiscales. Pero el Gobierno de Pedro Sánchez también debe presentar antes del próximo 15 de octubre el plan presupuestario, el informe en el que el Ejecutivo debe explicar a las autoridades europeas el detalle de las cuentas públicas del conjunto de las Administraciones públicas españolas.

El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, ha avanzado esta semana a sus homólogos del Eurogrupo y a las autoridades de la Comisión que España entregará tarde el plan presupuestario. Se escuda en las dificultades del Gobierno para aprobar los Presupuestos del Estado. El Ejecutivo llega tarde porque, según establece la Constitución española, tenía que haber presentado el proyecto de las cuentas públicas para 2025 antes del 1 de octubre.

Ese retraso indeseado permite al Gobierno no tener que detallar a Bruselas las medidas de ajuste que aprobará el próximo año para cumplir con el nuevo marco fiscal europeo. La situación no es fácil. La Autoridad Fiscal calcula que España tendrá que aprobar recortes de gasto o subidas de ingresos de cerca del 0,5% del PIB, el equivalente a unos 7.500 millones de euros.

El Gobierno ha encontrado una vía de alivio. Bruselas permitirá que la no actualización del IRPF con la inflación se considere como una medida de ajuste. Es decir, no deflactar el impuesto servirá al Ejecutivo para suavizar el esfuerzo presupuestario.

La crisis inflacionaria, que parece estar dando sus últimos coletazos, ha supuesto un buen pellizco a las cuentas de los hogares. Durante estos años Hacienda se ha resistido a deflactar el IRPF pese a que son numerosas las voces que le reclamaban que lo hiciera. El ministerio argumenta que España tiene que acercar la presión fiscal a la media europea porque es una reclamación de la UE. Lo cierto es que Bruselas reclama una reforma fiscal para cumplir con el compromiso del Plan de Recuperación, pero no exige una subida de impuestos.

Deflactar la tarifa del IRPF sería sin duda un alivio para las familias, sobre todo para la clase media, que es la que soporta el gran peso de este impuesto. Hay comunidades que ya han dado pasos en este sentido, ideando mecanismos para que las rentas más altas no tributen menos. El Ejecutivo debería analizar con detalle esta posibilidad en un momento en que la economía española está ofreciendo sorpresas positivas. Ha llegado la hora de repartir los frutos de la recuperación entre todos los ciudadanos.


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