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Editorial
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Hora de las empresas y las familias

Aunque el principal componente del crecimiento económico español ha llegado por el lugar esperado, en esta ocasión se apuntan otras tendencias destacables

El ministro de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo, ofrece una rueda de prensa para anunciar los acuerdos adoptados por el Ejecutivo tras el Consejo de Ministros de este martes en Madrid.
El ministro de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo, ofrece una rueda de prensa para anunciar los acuerdos adoptados por el Ejecutivo tras el Consejo de Ministros de este martes en Madrid.Mariscal (EFE)
CINCO DÍAS

La economía española confirmó ayer que atraviesa un momento dulce. El PIB progresó un 0,8% en el segundo trimestre, el mismo porcentaje que al comienzo de año, y la inflación se moderó en julio hasta el 2,8%, una caída de seis décimas respecto al mes previo que supera las expectativas de la mayoría de analistas. Las cifras son buenas y, desde el punto de vista del crecimiento, brillan al ponerse en el contexto europeo: Francia e Italia crecen a ritmo más lento y la locomotora alemana sorprendió ayer negativamente con un retroceso trimestral del 0,1%.

España avanza firme: solo dos economías de tamaño mucho más modesto y con un componente más cíclico (Irlanda y Lituania) la superaron entre abril y junio. Eso hace que el PIB español progrese a un ritmo interanual del 2,9%. La segunda economía que más ha crecido, Portugal, lo ha hecho un 1,5%.

Los últimos datos del INE muestran, además, que se está compatibilizando el crecimiento con el control de la inflación. Se esperaba que esta se moderara en julio, pero ha sorprendido al retroceder hasta el 2,8%. Seguramente esta, con la buena marcha del empleo que se constató la semana pasada y el buen clima económico general, sea la mejor noticia para muchos hogares. Aunque no se puede obviar, como el propio Gobierno reconoció, que la bajada del IVA de la luz (pasó del 21% al 10%, como prevé el plan anticrisis cuando en el mes previo se supera una media de 45 euros por kilovatio hora) ha pesado en el comportamiento del IPC. Los alimentos también han sido relevantes.

Aunque el principal componente del crecimiento económico español ha llegado por el lugar esperado (la rama de comercio, transporte y hostelería aporta seis de las ocho décimas de progresión del PIB), en esta ocasión se apuntan otras tendencias destacables. Una es que la inversión empieza a remontar el vuelo, con dos trimestres consecutivos en positivo. La segunda es que la productividad por hora trabajada mejora.

Son dos noticias positivas porque inciden precisamente en dos debilidades que España arrastra. La situación ha mejorado mucho desde la pandemia, y la economía suma ya varios trimestres en la delantera europea. Pero ni la inversión ni el consumo por habitante han recuperado el nivel precovid. El gran volumen de ahorro de los hogares muestra todavía ciertas precauciones, y es previsible que si los tipos de interés ceden, gasten más (muchos ahorros han ido precisamente a rebajar la hipoteca para aliviar las cuotas). Las medidas que se adopten en adelante, sin perjudicar el crecimiento, deben garantizar que este también se siente en todas las empresas y las familias.

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