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Destrucción Creativa
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Iberdrola, Repsol y las peleas de elefantes

En la refriega subyace una historia de hartazgos mutuos y otra de algo parecido a una reconciliación. Seguiremos viendo publicidad verde, también una guerra de cifras, pero ojalá no veamos órdagos sobre las inversiones

Amanda Mars
La ministra Ribera, junto al Ceo de Iberdrola España, Mario Ruiz-Tagle, en la apertura del WindEurope.
La ministra Ribera, junto al Ceo de Iberdrola España, Mario Ruiz-Tagle, en la apertura del WindEurope.LUIS TEJIDO (EFE)

En la refriega que acabamos de contemplar entre Iberdrola, Repsol y la vicepresidenta Teresa Ribera subyace una historia de hartazgos mutuos y otra de algo parecido a una reconciliación. La compañía presidida por Ignacio Sánchez-Galán llevaba meses madurando la idea de llevar a los tribunales lo que era una queja constante entre bambalinas: que Repsol está compitiendo, a su juicio, de forma desleal, a través de publicidad engañosa sobre sus bondades medioambientales. También habían hecho gestiones a través de Autocontrol, el organismo independiente de autorregulación publicitaria. Pero la decisión final la marcó Bruselas.

Cuando el pasado 28 de febrero se aprobó la Directiva 2024/825, que reforma otras dos directivas previas y refuerza la protección de los consumidores contra el ecopostureo de las empresas, la gente de Iberdrola vio un impulso a su argumento, eso que los estadounidenses llaman momentum. Apenas unos días antes, la plataforma de moda online Zalando había acordado con la Unión Europea retirar todos los reclamos verdes engañosos de su publicidad. El miércoles, un tribunal de Ámsterdam falló que la aerolínea KLM había engañado a sus clientes con reclamos ecológicos falsos. El greenwashing, en definitiva, se ha colocado en el punto de mira de las autoridades como instrumento de competencia ilícita.

Es difícil que en Repsol la demanda resultase una sorpresa del todo, habida cuenta de la tensión creciente con Iberdrola por el tan traído y llevado ecopostureo, aunque sí lo fue el mensaje mañanero publicado por Ribera, en un apoyo implícito a la eléctrica, al día siguiente de conocerse la demanda. “Y llega a los tribunales el hartazgo por el greenwashing”, escribió en X (antes Twitter). No es habitual que un ministro del ramo se posicione así en lo que solo podía ser interpretado como el caso concreto que acaba de surgir. Había, en efecto, hartazgo acumulado, pero no solo por un lado.

Las tiranteces entre el Gobierno y la petrolera han sido palpables, especialmente a cuenta del gravamen temporal a las energéticas y otros posibles nuevos impuestos. El pasado noviembre, el presidente, Antonio Brufau, amenazó con llevarse inversiones por 1.500 millones a Portugal y Francia por la “inestabilidad fiscal”. En el foro de Davos, en enero, el consejero delegado, Josu Jon Imaz, criticó que la Unión Europea estaba abordando la descarbonización con una “aproximación ideológica” y Ribera replicó acusándolo de “negacionismo y retardismo”. Galán aprovechó el intercambio para alinearse con Ribera y cargar contra Repsol, sin citarlo, denunciando a los “retardistas” que “dicen que hacen, pero no hacen”.

Pocas cosas unen tanto como una causa común, en este caso, encarnada en una empresa. La relación entre Iberdrola y el Gobierno ha mejorado por otras razones, como el fin de la minoración de ingresos en los contratos eléctricos, una medida de urgencia puesta en marcha en lo peor de la crisis energética, o la apertura a reformar el gravamen. También por la llegada del chileno Mario Ruiz-Tagle como consejero delegado de la compañía en España en julio de 2022, un perfil que ha sabido tender puentes con las instituciones y suavizar relaciones.

Parecía también que se habían calmado las aguas con Repsol. En la última presentación de resultados, Imaz se mostró conciliador: “Las cosas han cambiado y tenemos una visión más positiva que hace unas semanas”, dijo. Ayer el ejecutivo vasco presentaba el World Energy Outlook en la sede de su compañía y, como es fácil suponer, se mostró muy molesto. Recalcó que la demanda carece de “fundamento jurídico” y criticó que Iberdrola no está “acostumbrada a competir en un mercado abierto”. Pero, sobre todo, clamó a la vicepresidenta: “¿Queremos industria, señora Ribera? ¿Sí o no?”. Reclamó también “menos ideología y más tecnología”.

Repsol busca crecer en el mercado eléctrico –sumó 243.000 nuevos clientes el año pasado– y cree que Iberdrola siente nerviosismo. Esta, la mayor eléctrica del país, saca pecho de sus cifras y tacha la acusación de Imaz de argumento previsible. Seguiremos viendo publicidad verde –de todos, en todas partes y todo el tiempo–, también una guerra de cifras, pero ojalá no veamos órdagos sobre las inversiones productivas. Ya saben el dicho: cuando los elefantes se pelean, la que más sufre es la hierba que hay debajo.

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Sobre la firma

Amanda Mars
Directora de CincoDías y subdirectora de información económica de El País. Ligada a El País desde 2006, empezó en la delegación de Barcelona y fue redactora y subjefa de la sección de Economía en Madrid, así como corresponsal en Nueva York y Washington (2015-2022). Antes, trabajó en La Gaceta de los Negocios y en la agencia Europa Press
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