Un signo de vitalidad del tejido empresarial
La recuperación de las operaciones corporativas, que contrasta con una economía anémica, constituye una muestra de fortaleza y abrirá oportunidades para el inversor
Las previsiones sobre el mercado de las operaciones corporativas en España apuntan a una ola de fusiones y adquisiciones, ya en la primera mitad del año, que contrastan con la sequía que ha caracterizado 2023. Los inversores aguardan el anuncio de al menos una docena de movimientos, todos ellos por valor superior a los 500 millones de euros, entre los que destacan la opa de Applus, la venta del proyecto Ra de renovables de Endesa, la venta de Minsait, la filial tecnológica de Indra, o la venta de Saeta Yield, la filial de renovables de ACS.
El coctel de factores que explican este cambio de tendencia en el mercado resulta heterogéneo, pero el principal motor es la perspectiva de la futura rebaja de tipos de interés por parte del BCE, que mejorará sustancialmente las condiciones de financiación, ofrecerá mayor certidumbre a los fondos y estimulará las transacciones. A ello hay que unir la moderación de algunos de los riesgos que ensombrecieron el mercado el año pasado, como el rally de la inflación, que los inversores ya no perciben como una gran amenaza, o la rebaja del precio de la energía, entre otros. Además, y tras un 2023 marcado por el inmovilismo, bancos y grandes fondos disponen de liquidez abundante para financiar las operaciones en un mercado en el que hay una buena cartera de activos valiosos para comprar y vender.
A priori, la ola de operaciones que esperan los inversores, no solo en España, sino en el mercado global, no tendrá la intensidad de la que caracterizó 2021, último gran año para el sector de la M&A. Sí ofrecerá, sin embargo, oportunidades en segmentos muy ligados a la innovación, como la inteligencia artificial, los microchips, los vehículos eléctricos, las baterías y el almacenamiento de energía, la biotecnología y la salud, entre otros.
Las expectativas sobre el repunte de operaciones coexisten con las dificultades que viven muchas empresas, altamente apalancadas y golpeadas por los efectos de la política monetaria alcista, las tensiones geopolíticas, la crisis de materias primas y la inflación. Todo ello sigue alimentando operaciones de refinanciación y aconseja una vigilancia estrecha sobre la evolución de la morosidad, hasta el punto de que la banca está preparando equipos específicos para este objetivo.
Pese a todo, el resurgimiento de las operaciones corporativas, que contrasta con una económica anémica, constituye un signo de la fortaleza del tejido empresarial en España y abrirá nuevas oportunidades al mercado y los inversores.
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