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Editorial
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Desafíos para Aena y las aerolíneas tras las cifras récord

La propuesta de tasas del gestor aeroportuario no puede estar más puesta en razón, tras la tregua de la última década

CINCO DÍAS
Terminal T4 del aeropuerto Adolfo Suárez-Madrid Barajas, el 30 de junio de 2023, en Madrid.
Terminal T4 del aeropuerto Adolfo Suárez-Madrid Barajas, el 30 de junio de 2023, en Madrid.Alejandro Martínez Vélez (Europa Press)

Prueba superada. Según datos del gestor aeroportuario Aena, España vio pasar por sus aeródromos un total de 283,2 millones de viajeros el año pasado, una cifra que supone un incremento del 16% respecto a 2022. Más importante, ese volumen supera en casi un 3% el máximo histórico consignado en 2019, antes de que el Covid golpeará a las aerolíneas hasta el punto de hacerles pasar por la mayor crisis de toda su historia. El presidente de la compañía, Maurici Lucena, se felicitaba de esos nuevos guarismos y apuntaba con acierto a la importancia de una recuperación definitiva del tráfico para un país tan dependiente del turismo en su producto interior bruto. “Son fundamentales para el desarrollo económico y social”, se congratuló.

El buen desempeño, empero, no debe hacer al sector caer en la complacencia, especialmente con los retos que aún tiene por delante. Precisamente la semana pasada, el primer ejecutivo de Ryanair, Michael O’Leary, se reunía con Pedro Sánchez para trasladarle su apuesta por España, con un plan de flota de 5.000 millones de euros y la incorporación de 33 aviones adicionales. Nada que objetar y sí motivo de satisfacción. No obstante, a la vista del peso de aerolíneas de bajo coste como Ryanair o Vueling en los datos del año, sí conviene abrir un debate a medio plazo sobre la calidad de ese tráfico, sobre todo teniendo en cuenta las crecientes exigencias medioambientales de Bruselas.

En ese punto, la propuesta de tasas planteada por Aena a partir de marzo, con un alza del 4,1%, no puede estar más puesta en razón, pese a las presiones de las aerolíneas para rebajar ese incremento. No hay que olvidar que, según admiten en privado y en público las propias compañías, el español ha sido de los pocos gestores aeroportuarios que les ha dado una tregua al congelar o bajar las tarifas en la última década. Ámsterdam o Heathrow han registrado subidas de doble dígito.

Por otra parte, el sector también afronta desafíos en dos aeropuertos clave de la red. En el caso de Barajas, la absorción de Air Europa por parte de IAG debería de tener implicaciones importantes, si no en el volumen de tráfico, sí en la configuración del hub (centro de conexiones). Del mismo modo, está pendiente resolver la ampliación de El Prat, un proyecto varado por las discrepancias políticas entre los socios independentistas del Gobierno. La conectividad con el tren ante la eventual prohibición de vuelos cortos por la UE requiere también avances no menores. Todo un tour de force con una espléndida base.

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