El dueño de Red Bull no quiere ser protagonista
Mark Mateschitz dejó la gestión hace un año tras morir su padre, el fundador, para ejercer solo como segundo accionista
Es el joven más rico del mundo. Mark Dietrich Mateschitz (Austria, 1992) posee el 49% de Red Bull, la empresa de bebidas energéticas que cofundó su padre, fallecido hace un año. Después de ocupar varios puestos en la gestión de la compañía, tras convertirse en accionista, decidió dar un paso a un lado.
Es el milenial (nacidos entre principios de los ochenta y mediados de los noventa) más rico del mundo y la persona más rica de Austria. Su fortuna asciende a 35.600 millones de dólares, según Forbes. Es bastante discreto, pero los medios centroeuropeos dan cuenta de que este año ha empezado a salir con Victoria Swarovski, de 29 años, heredera del lujoso imperio de cristales, además de cantante y presentadora de televisión, y que se había separado hacía poco de su marido, el inversor inmobiliario Werner Mürz, de 46 años, con el que llevaba 11 emparejada, 6 de ellos casada.
Mateschitz es hijo único. Hizo el bachillerato en Salzburgo y estudió Administración de Empresas en la Universidad de Ciencias Aplicadas de la ciudad que vio nacer a Mozart. Según el diario austriaco Kurier, sus compañeros de clase lo describen como “brillante, con muchos intereses y deportista”. Durante sus primeros años de vida, llevó el apellido de su madre. Luego empezó a acompañar a su padre a las carreras de Fórmula 1. Al terminar la universidad, recuperó el apellido paterno y empezó a trabajar en la empresa familiar.
Junto a su padre, era accionista de una firma con inversiones en propiedades austriacas, incluida una que tenía un helipuerto y un viñedo en el momento de su compra en 2014. En 2018, lanzó un negocio de bebidas, Thalheimer Heilwasser, que fabrica cerveza y limonada con agua de uno de los manantiales más antiguos de Austria. Y forma parte del consejo de la fundación Red Bull Wings for Life, que apoya la investigación sobre la médula espinal. La creó su padre y la dirige su madre, Anita Gerhardter, de 58 años.
El fundador de Red Bull, que también dirigía la empresa, falleció en octubre del año pasado de cáncer de páncreas, a los 78 años, y su hijo heredó el 49% de la compañía. Este dejó su puesto de director de productos orgánicos para centrarse en su papel de propietario. “No creo que uno deba ser a la vez empleado y accionista de la misma empresa”, dijo. “Como accionista, me expresaré de la forma que tenga sentido para mí y como considere necesario”.
Dimitir no le resultó “fácil”, añadió. “El proyecto de las bebidas ecológicas siempre ha estado muy cerca de mi corazón”.
El grupo dividió las tareas de gestión entre tres ejecutivos, distanciando la gestión diaria de la familia Mateschitz. Bajo la nueva estructura, hay responsables separados de finanzas, de operaciones de bebidas y de proyectos e inversiones.
La historia de Red Bull
Dietrich Mateschitz era ejecutivo de una empresa alemana de pasta de dientes y productos de higiene, Blendax, cuando en 1984, en un viaje de trabajo a Bangkok, comprobó que la bebida con cafeína Krating Daen (que se traduce como búfalo rojo, igual que Red Bull), creada por el tailandés Chaleo Yoovidhya (exgranjero de patos, luego farmacéutico), aliviaba el desfase horario. En 1987 empezaron a expandir la bebida, ya con su nombre actual, por el mundo.
En 2012 falleció Yoovidhya; su primogénito, Chalerm, que ahora tiene 73 años, posee desde entonces el 51% de la empresa: el 2% que tenía ya más el 49% heredado de su padre, así que es quien decide. Pero su legado es complejo de gestionar: su heredero, Vorayuth, está huido de la policía desde 2012, acusado del homicidio de un sargento. Tenía 27 años cuando, bajo los efectos del alcohol y la cocaína, lo atropelló. Huyó, y su padre indemnizó a la familia del agente con 100.000 dólares, pero la Interpol lo busca desde entonces.
Mark Mateschitz ha recibido un dividendo de 582 millones de euros correspondiente al año pasado: la firma distribuyó entre sus accionistas la mitad de los 1.560 millones de beneficio. Son 383 millones, más 199 millones, siguiendo una tradición de años de hacer un pago adicional al dueño austriaco de la empresa. El dividendo es el más bajo en tres años, ya que el aumento de los costes de marketing y producción afectó a la rentabilidad.
Red Bull, con sede en Fuschl am See, en la región de Salzburgo, vendió 11.600 millones de latas en todo el mundo en 2022, con unos ingresos de 9.680 millones. Los pagos de patrocinio superaron los mil millones por primera vez. El grupo es dueño de varios clubes de fútbol: el alemán Leipzig, el Salzburgo y el New York Red Bulls estadounidense. Desde 2005 es propietario de un exitoso equipo de Fórmula 1 que ha ganado siete mundiales de pilotos. También patrocina eventos de deportes extremos y a deportistas como Neymar o la esquiadora Lindsey Vonn.
Desde su posición de mero accionista, Mateschitz podrá dedicar todo el tiempo del mundo a esquiar y a ver a sus pilotos dominar las carreras.
Posesiones inmobiliarias
Dietrich Mateschitz adquirió una isla en Fiji, así como castillos y villas en Austria, que no tiene impuesto de sucesiones.
En 2021 compró, por 32 millones de libras, una propiedad en Knightsbridges (Londres), que ahora es sede de AlphaTauri, la marca de moda del grupo.
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