El desafío de relanzar Vodafone y el ‘ponciopilatismo’ con la pandemia

Zegona afronta un difícil retor en un competido mercado

Tienda de Vodafone en Ronda (Málaga).JON NAZCA (REUTERS)

Zegona ataca de nuevo en el mercado español de telecos. La muy apalancada compra de la filial de Vodafone por más de 5.000 millones de euros es todo un reto para el grupo financiero británico, que confía en la experiencia y el conocimiento de la regulación de José Miguel García, ex máximo ejecutivo de Jazztel y Euskaltel, para relanzar las marcas de la operadora, en particular Lowi, a fin de mejorar una rentabilidad que penaba bajo el control de la multinacional, con muchos frentes abiertos que no sabía cómo domar. Vodafone, después de fusionar su negocio de Reino Unido con el de CK Hutchinson...

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Zegona ataca de nuevo en el mercado español de telecos. La muy apalancada compra de la filial de Vodafone por más de 5.000 millones de euros es todo un reto para el grupo financiero británico, que confía en la experiencia y el conocimiento de la regulación de José Miguel García, ex máximo ejecutivo de Jazztel y Euskaltel, para relanzar las marcas de la operadora, en particular Lowi, a fin de mejorar una rentabilidad que penaba bajo el control de la multinacional, con muchos frentes abiertos que no sabía cómo domar. Vodafone, después de fusionar su negocio de Reino Unido con el de CK Hutchinson, se desprende (aunque no del todo) del español, por una cantidad apetecible, dadas las circunstancias del sector en general y el del país en particular.

El mercado español culmina su revolución: junto a la fusión anunciada de MásMóvil y Orange España, y los movimientos accionariales de Telefónica, ahora es la tercera en discordia la que tiene nuevo dueño. En uno de los mercados más competidos de Europa –si cabe–, García podrá demostrar una vez más que hay margen para la buena gestión.

A veces parece que Ayuso esté siempre bajando los impuestos

A veces parece que algunas comunidades, como la madrileña, estén siempre bajando los impuestos, y cuesta creer que aún tengan margen para hacerlo, pero así son las cosas. A Isabel Díaz Ayuso, la dirigente regional, le gusta presumir de sus recortes fiscales, tanto como a sus rivales políticos criticarlos. El último es una deflactación del 3,1%, la misma para todos los tramos, que lógicamente beneficia más en términos absolutos a las rentas más altas.

No altera la progresividad del impuesto o su falta de ella, así que agradará a los partidarios habituales, y molestará a los escépticos de cabecera.

El Supremo se hace eco del ‘ponciopilatismo’ del Constitucional con la pandemia

Aunque el Tribunal Constitucional declaró contrarios a la Carta Magna los dos confinamientos de la pandemia, negó, en una decisión más propia de Poncio Pilatos que del rey Salomón, que eso diera derecho a reclamar indemnizaciones al Estado por el daño a negocios como los de hostelería. A eso, entre otras cosas, se ha remitido ahora el Supremo para rechazar las reclamaciones de bares y restaurantes. A cambio, sí avaló, en junio pasado, que se beneficien de una reducción en el Impuesto de Actividades Económicas por el periodo en el que cerraron de forma obligada.

Los establecimientos de esta industria han podido luego recuperar pérdidas a base de subir los precios; los que sobrevivieron a la hecatombe, claro.

La frase del día

“Hemos entablado conversaciones diplomáticas con las autoridades chinas sobre el papel del buque Newnew Polar Bear, de Hong Kong, en los daños del gasoducto Balticconnector. Nos han prometido que quieren cooperar”

Petteri Orpo, primer ministro de Finlandia

Los bancos arriesgan poco porque pueden permitírselo

Los bancos son un objetivo fácil de los políticos, porque parece que no hacen gran cosa: guardar dinero lo hace cualquiera, se dirá; prestarlo ya no es tan sencillo, porque exige asumir riesgos, y sobre todo decidir cuándo merece la pena correrlos. Si durante años las entidades asumieron más de los debidos, ahora es más bien al contrario. Tampoco arriesgan en el pago de intereses de los depósitos, porque pueden permitírselo, gracias a la concentración del sector. Es posible que a medida que su liquidez se vaya resintiendo tengan que emprender una guerra en el ahorro, como ha sucedido ya en Reino Unido. Mientras, las mismas autoridades que han promovido las fusiones para fomentar la estabilidad de los bancos, les reclaman que pongan de su parte para combatir la crisis.

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