El acuerdo de legislatura que puede servir de programa electoral, y el Ozempic que necesita la deuda

Sánchez y Díaz plantean un nuevo truco de prestidigitación con los salarios

La líder de Sumar y ministra de Trabajo en funciones, Yolanda Díaz (derecha), y el presidente del Gobierno en funciones y líder del PSOE, Pedro Sánchez, el martes.Emilio Naranjo (EFE)

Pedro Sánchez y Yolanda Díaz presentaron el martes un acuerdo de legislatura que bien podría servirles de programa electoral para unos hipotéticos nuevos comicios en enero. El recorte de la jornada laboral a 37,5 horas sin reducción de sueldo parece otro truco de prestidigitación que podría resolverse gracias a la inflación, que hace bajar los salarios reales sin tocarlos, y que es la manera que está te...

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Pedro Sánchez y Yolanda Díaz presentaron el martes un acuerdo de legislatura que bien podría servirles de programa electoral para unos hipotéticos nuevos comicios en enero. El recorte de la jornada laboral a 37,5 horas sin reducción de sueldo parece otro truco de prestidigitación que podría resolverse gracias a la inflación, que hace bajar los salarios reales sin tocarlos, y que es la manera que está teniendo la economía española de sostener su competitividad (y, de paso, unas cifras de empleo relativamente contenidas, siempre en los niveles altos propios del país).

Habrá que ver en qué se concreta la reducción prometida de los vuelos supercortos, y si acaba siendo algo simbólico, como ha ocurrido por el momento en Francia. Sí cabe preguntarse por qué un Gobierno dizque de izquierdas pretende reducir la competencia en el transporte, lo cual puede repercutir en los precios y en los bolsillos de los más vulnerables, en lugar de atacar los vuelos privados (asunto que sacó a colación Francia, que luego lo ha dejado de lado). Todas estas intenciones pueden quedar en agua de borrajas si no logran el disputado apoyo del prófugo Puigdemont.

La contenida inflación del tabaco ayuda a frenar el contrabando

Igual que el consumo de contenidos audivisuales pirateados bajó drásticamente a medida que plataformas como Netflix fueron ofreciendo precios más asequibles (aunque ahora están al alza), la inflación relativamente baja de los cigarrillos (incluida la fiscal) ha frenado o incluso reducido el comercio ilícito de estos artículos. A eso se suma que el desem­pleo no se ha disparado con las últimas crisis, y no están los bolsillos tan apurados como para recurrir al contrabando. Pero se sigue comprando, mucho, legalmente: no parece que tengan demasiado éxito en reducir el tabaquismo los terroríficos avisos que se imprimen en las cajetillas.

En busca de un medicamento tipo Ozempic para rebajar la deuda soberana

A sus 67 años, Jamie Dimon, CEO de JP Morgan, ya casi no se muerde la lengua. Quizás porque su banco está más protegido que casi nadie contra los riesgos financieros, no tiene empacho en criticar el, a su juicio, excesivo optimismo de los bancos centrales sobre las perspectivas de inflación y actividad económica. Se entiende que se refiere más a la Fed, que le pilla más cerca, que al BCE, que está siendo razonablemente prudente con sus previsiones.

Tiene razón Dimon en que hay una sensación de omnipotencia respecto al gasto fiscal, tanto en Europa como en EE UU. Quizás los Gobiernos confían en que surja un medicamento milagroso, al estilo de Ozempic para el sobrepeso, que ayude a rebajar la grasa de la deuda de forma drástica.

La frase del día

“Nos falta conversar con China, Sudáfrica y Qatar, que parece que tiene diálogo con Hamás o Hizbulá, o no sé con quién, pero tenemos que garantizar el corredor humanitario con Gaza”

Lula da Silva, presidente de Brasil

La compleja red de intereses del fútbol, pendiente del fallo sobre la Superliga

Real Madrid y Barcelona son a la vez socios en el proyecto de la Superliga y rivales que se acusan mutuamente de favores arbitrales mientras sus directivos se abrazan cuando se encuentran. Tienen enemigos comunes: la FIFA y la UEFA, que quieren mantener el control de las grandes competiciones de clubes, y que vetaron el torneo alternativo, que inicialmente era cerrado. Eso no ha impedido, por cierto, que la FIFA apoye una Superliga cerrada en África, en paralelo a la Champions continental.

Muchos intereses enfrentados que están pendientes del fallo del TJUE, previsto para el 21 de diciembre. Mientras, los torneos de clubes auspiciados por UEFA y FIFA cada vez se parecen más a la Superliga contra la que dicen luchar. Quizás el debate sea, más bien, cómo se reparte el dinero.

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