Las claves para entender la crisis de China

Muchos inversores ya han padecido la caída de los mercados del pais, esperamos que ahora llegue la ganancia

Un veterano inversionista de valores en la Bolsa de Pekín (China).EFE

“Debes entrar a la guarida del tigre para atrapar a sus cachorros” es un proverbio chino que sería una alternativa a una expresión habitual en el mundo de las inversiones: “sin dolor no hay ganancia”. Llevamos dos años en los que los principales índices bursátiles chinos no han hecho más que caer. Da igual que miremos las acciones locales chinas o las cotizadas en Hong Kong, una caída que no se centra en un par de sectores, sino que es bastan...

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“Debes entrar a la guarida del tigre para atrapar a sus cachorros” es un proverbio chino que sería una alternativa a una expresión habitual en el mundo de las inversiones: “sin dolor no hay ganancia”. Llevamos dos años en los que los principales índices bursátiles chinos no han hecho más que caer. Da igual que miremos las acciones locales chinas o las cotizadas en Hong Kong, una caída que no se centra en un par de sectores, sino que es bastante generalizada con pocos sitios donde esconderse. Ante esta situación, muchos de los inversores internacionales apostaban por una recuperación de la economía china y una fuerte subida de las Bolsas, pero nos encontramos ante un año con caídas muy fuertes.

A pesar de que las restricciones posCovid se acabaron, la economía china no se ha terminado de reactivar y ha crecido menos del objetivo del 5% para este año. El mercado empezó el ejercicio con estimaciones algo más positivas, pero ahora es más pesimista que el Gobierno chino.

La tesis principal que soportaba la compra de China era una fuerte reactivación de la economía, una vez superadas las restricciones que el Covid provocó, que el consumidor se encontraba con un fuerte volumen de ahorro y si lo gastaba habría un tirón de la economía. Además, el país está padeciendo la desglobalización, la guerra comercial, aunque menos notoria en prensa, continúa con más fuerza que durante el mandato de Trump, el conflicto con Taiwán sigue latente y el problema del mercado inmobiliario no acaba de solucionarse.

De estos problemas, el que parece más importante desde un punto de vista económico, es la crisis inmobiliaria, con bajadas de volúmenes y de precios y, probablemente, la causa por la que el Gobierno chino no toma medidas más atrevidas, ya que también afectaría mucho al consumidor final que vería cómo su principal activo está perdiendo valor. La crisis comenzó con la caída de Evergrande en 2021, que a posteriori, ha tenido un impacto mayor que el que descontó el mercado en ese momento. La fórmula que usaba Evergrande era pedir prestado para comprar terrenos, vender viviendas sobre plano y usar ese efectivo para pagar a los prestamistas y financiar el siguiente proyecto inmobiliario. Funcionó durante años, pero en el momento en que los inversores no compraron las siguientes promociones, la compañía no fue capaz seguir este círculo por el alto apalancamiento existente y esta crisis se contagió a todo el sector inmobiliario.

Las caídas del 15%-25% del precio de la vivienda, que algunos agentes privados perciben, no tienen nada que ver con las cifras oficiales. No hay una metodología adecuada para reportar datos. Medidas tomadas para que en algunas ciudades principales de China las casas de segunda mano se vendan a un precio tasado por el Gobierno en lugar del libre mercado dificultan conocer la profundidad de la crisis.

La continua caída de los precios de los inmuebles residenciales está creando tensiones en varios sectores de la economía china, los elevados niveles de deuda de los hogares son cada vez más inaceptables y, a medida que los precios de las viviendas se deprecian, las expectativas de los consumidores sobre la revalorización de los precios de la vivienda se revisan a la baja, lo que crea un fuerte incentivo para que los hogares recorten el gasto. Las reestructuraciones de deuda, los impagos y las nacionalizaciones son más probables si una recuperación de los precios y las ventas de los inmuebles no proporcionan a los promotores el flujo de caja necesario para repagar sus deudas.

Hay tres factores que podrían reducir significativamente el impacto negativo de la caída de los precios inmobiliarios en la economía china: unas transferencias fiscales rápidas, suficientes y sostenidas que podrían trasladar la carga de la deuda del sector privado al público; el impulso de los precios inmobiliarios, mediante la eliminación de las restricciones a la compra de propiedades y, por último, una devaluación de la moneda. A pesar de todas las turbulencias existentes en el mercado financiero chino, sigue teniendo un gran potencial a medio y largo plazo, por lo que una correcta toma de decisiones por parte del Partido Comunista Chino puede aliviar la crisis y ayudar a que el mercado vuelva a ser alcista.

Hay muchos factores que han influido para que el mercado tenga un sentimiento tan negativo, pero llama poderosamente la atención que el Gobierno chino no haya tomado medidas expansivas de forma más agresiva, teniendo en cuenta su situación macroeconómica.

Tiene la inflación bajo control, prácticamente 0%, tipos de intervención altos con hueco para bajarlos, una tasa de paro baja (5.2%), una deuda pública baja, aunque la deuda privada es muy elevada y alcanza, juntamente con la del Gobierno, unas tres veces el PIB.

Todos sabemos el gran tamaño y potencial de China. Actualmente, supone el 30% del crecimiento mundial, es la segunda economía del mundo y representa un 19% del PIB global (en USD) sólo superada por EE UU. Entre sus empresas se encuentran algunas de las más grandes y con mayor crecimiento y el tamaño de su población es la segunda a nivel mundial solo superada por la India.

En las carteras de los inversores, no podemos obviar un mercado de este tamaño y creemos que la inversión en China puede ser interesante a medio plazo. Muchos inversores ya han padecido la caída de los mercados chinos. Esperamos que ahora venga la ganancia.

Rafael Ciruelos es Socio de Diaphanum

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