Retos (y amenazas) para la economía española
La realidad económica es mejor que las previsiones realizadas hace un año, pero las nubes siguen en el horizonte
Iniciamos el nuevo curso académico con un entorno económico desafiante para la economía española. Revisamos los diversos acontecimientos que marcan el futuro (y el presente) de nuestra economía. Uno de los principales retos es el cambio climático, que ya nos está afectando de diversas maneras. El impacto puede ser importante en el turismo. Según un reciente estudio (...
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Iniciamos el nuevo curso académico con un entorno económico desafiante para la economía española. Revisamos los diversos acontecimientos que marcan el futuro (y el presente) de nuestra economía. Uno de los principales retos es el cambio climático, que ya nos está afectando de diversas maneras. El impacto puede ser importante en el turismo. Según un reciente estudio (Regional Impact of climate change on European tourism demand) del Joint Research Centre (JRC) que asesora a la Comisión Europea, la demanda turística podría reducirse en el sur de Europa (sobre todo en los meses de verano) e incrementarse en los países del centro y el norte, afectando especialmente a las regiones costeras.
El clima también está perjudicando a la agricultura y la ganadería. Las malas cosechas (que están propiciando la subida de precios en diversos productos alimenticios) podrían hacerse más habituales. Esta situación es producto de la sequía, de las lluvias torrenciales y de las olas de calor. Un ejemplo de este fenómeno es el incremento del precio del aceite de oliva, cuya producción ha caído debido a la falta de agua y a las elevadas temperaturas.
El cambio climático y la gestión de los recursos hídricos deben ser prioridades de la economía española. De este problema tenemos un primer reto: hay que garantizar la sostenibilidad y el cuidado y mantenimiento de los recursos naturales. Esta perspectiva debe incrementarse tanto en el ámbito público como en el privado. Los planes de estudio de educación (en todos los niveles) podrían ser revisados para otorgar un mayor peso a esta área y dar mayor prioridad a este aspecto en todos los concursos públicos en los que participan empresas privadas. Hay que reforzar esta tendencia (que ya se da actualmente) para que los consumidores opten por las empresas que más esfuerzo realizan en este ámbito.
Además de la apuesta por la sostenibilidad, sería importante coger el tren de la inteligencia artificial, que ahora se ha democratizado o puesto al alcance de la sociedad en general a través de herramientas como ChatGPT. Su potencial es enorme y puede tener un impacto mayor incluso que la aparición de internet para las economías. Recordemos la vida antes y después de la proliferación de los ordenadores e internet. El reto que supone esta nueva transformación puede ser parecido. Recordemos que España quedó rezagada cuando se dieron las revoluciones industriales, y ese retraso ha lastrado a la economía española hasta hoy día. De nuevo aparece un área de máxima prioridad.
Otra amenaza importante es el envejecimiento de la población española. España registró el año pasado un índice de envejecimiento del 133,5%, es decir existían 133 personas mayores de 64 años por cada 100 menores de 16. Para ver la evolución, en el año 1999 este índice era del 99%, es decir, había más población menor de 16 años que mayor de 64. Este fenómeno se explica por una tasa de natalidad en mínimos históricos y por el aumento de la esperanza de vida. No obstante, según las proyecciones del INE, España va a aumentar su población en más de 4 millones de habitantes hasta llegar a 2037. Este aumento de población estaría motivado por la migración internacional. La dinámica de envejecimiento de la población supondrá un mayor gasto estatal en sanidad y pensiones y va a significar mayores dificultades para mantener estos sistemas. Este es un asunto de difícil solución, ya que la baja tasa de natalidad se relaciona con otros problemas estructurales de la economía española como la alta tasa de paro (especialmente la de los menores de 25 años) y la dificultad de acceso de los jóvenes a la vivienda.
Otro de los grandes retos es la reducción del déficit y la deuda pública. España se encuentra entre los países con más deuda y déficit de la Unión Europea. Recordemos que una deuda pública elevada dificulta la respuesta del país ante los intensos cambios a los que debe hacer frente nuestra economía. Estas son dos grandes amenazas y se deben realizar esfuerzos para ir reduciendo ambas magnitudes. Al final, como pasa en las economías domésticas, se trata de no gastar más de lo que ingresamos.
Otro asunto importante es la inflación. Acabamos de conocer los datos del mes de agosto, que la sitúan en el 2,6%. Aunque es cierto que la inflación ha pasado del 1,9% en junio al 2,6% en agosto, el dato puede leerse de forma positiva. Lejos queda ya la inflación del 10,8% que sufrimos en julio de 2022. En el lado negativo aparece la inflación de los alimentos, que fue del 10,5% en agosto, con lo que llevamos ya 17 meses con una tasa de inflación por encima del 10%. Los hogares están notando esta fuerte subida de los precios de los alimentos durante tanto tiempo. También aumenta la inflación la subida de los carburantes. Por su parte, la inflación subyacente (que no tiene en cuenta la energía y los alimentos no elaborados), se sitúa en el 6,1%.En el lado positivo encontramos la última revisión de las previsiones de crecimiento de Bruselas que sitúa a España como la gran economía de la Unión Europea que más crecerá en 2023: un 2,2%. Esto contrasta con la previsión para Alemania, cuyo PIB decrece un 0,4%. Por otra parte, se espera un crecimiento de un 0,9% para Italia y de un 1% para Francia. España tiene unas perspectivas de crecimiento e inflación mejores que el resto de grandes economías de la eurozona, según las estimaciones realizadas por la Comisión Europea.
Hasta ahora la realidad ha sido mucho mejor que lo que indicaban las previsiones realizadas hace un año, pero siguen existiendo nubes en el horizonte: el estallido de la burbuja inmobiliaria china, la debilidad de la economía alemana, los precios de la energía cuando llegue el frío o la evolución de la guerra en Ucrania. Habrá que seguir con atención el desarrollo de todos estos sucesos.
Profesor de Economía y Empresa. Universidad Nebrija
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