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Las claves
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La tentación de los fármacos antiobesidad, la crisis anunciada del aceite de oliva y lo único de lo que no se quejan los futbolistas

Tratar el exceso de peso con medicamentos es un dilema para los Gobiernos

CINCO DÍAS
Ozempic Diabetes
Cajas de Ozempic, el fármaco para la diabetes de Novo Nordisk que podría usarse contra la obesidad.GEORGE FREY (REUTERS)

Las causas de la obesidad son múltiples: desde la propia predisposición genética, hasta los comportamientos individuales, pero también las condiciones socioeconómicas, que pueden favorecer dietas menos saludables. El hombre contemporáneo suele preferir tomarse una pastilla que hacer cambios en su vida (los que estén en su mano) para mejorar su salud. Una píldora para la obesidad sería una tentación demasiado irresistible.

La cuestión no se ha abordado hasta ahora de forma generalizada desde el punto de vista farmacológico (sí puntual, sobre todo en casos de diabetes). Las compañías Novo Nordisk y Eli Lilly dicen (por ahora no son investigaciones revisadas por otros científicos) que tienen sendos productos que pueden reducir el exceso de peso y las enfermedades derivadas de este. De comprobarse la bondad de sus descubrimientos (y que los efectos secundarios no son muy relevantes), podrían suponer un cambio profundo en la forma de abordar la cuestión, sobre todo si los sistemas sanitarios públicos decidieran financiarlos. Pero no dejaría de ser una factura más para presupuestos ya muy exigidos.

La crisis de precios del aceite de oliva era solo cuestión de tiempo

Era cuestión de tiempo que el aceite de oliva sufriera una crisis de producción y, en consecuencia, de precios como la presente. Que la producción mundial esté concentrada en pocos países (en España, el 45%) y su riesgo esté, por tanto, muy poco diversifido, es a la vez una bendición para el sector, puesto que tiene poca competencia para un alimento considerado básico en la dieta mediterránea, y una condena para los consumidores cuando se alían la inflación energética y la sequía. Siempre pueden pasarse al aceite de girasol u otros, como ya está ocurriendo; pero ciertas adicciones son muy difíciles de abandonar.

El problema de la hostelería no es de mano de obra, sino de la cadena de valor

Es llamativa la insistencia de los empresarios en avisar de la falta de mano de obra en la hostelería. Tiene sentido que falten profesionales en la ingeniería y otras labores muy especializadas, pero el de camarero, aunque puede hacerse mejor y peor, no es un empleo tan complejo como para que falten tantas manos como dice CEOE. Los datos generales de puestos sin cubrir recogidos por Eurostat parecen confirmar que el problema es más bien de que los españoles ya no quieren pasar por el aro de ciertas condiciones laborales, como dicen los sindicatos. Condiciones que mejorarían si los hosteleros pagaran más; y podrían pagar más si subieran los precios. Pero entonces se quejarían los mismos usuarios que suelen apoyar las alzas salariales de los trabajadores en general.

La frase del día

“Estamos preocupados. Los grandes paquetes salariales de los ejecutivos son cada vez más grandes, y están creciendo más que la mediana, y más que la inflación”

Carine Smith Ihenacho es jefa de buen gobierno y de compliance de Norges Bank

Los futbolistas y los entrenadores se quejan de casi todo... salvo de sus sueldos

Los jugadores y entrenadores de fútbol (varones) se quejan de casi todo: de que tienen que dar demasiadas entrevistas, de que hay demasiados partidos... por lo que no protestan nunca es por sus elevados salarios, que cobran precisamente por hacer esas lacerantes tareas. Es verdad que se exprime al máximo a las estrellas, con cada vez más torneos de impreciso interés; y se entiende que haya quien prefiera tomarse la vida con más calma e irse a Arabia Saudí, a una liga más tranquila (por ahora) y con sueldos aún más astronómicos, si cabe (aunque haya que publicar en Instagram las bondades del país). Quienes prefieran quedarse en la vieja Europa, seguramente aspiren a la Premier League, cuyos emolumentos están abriendo brecha con los de LaLiga, la Bundesliga o la Serie A.

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