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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Sunak se convierte en el tipo equivocado de radical climático

El primer ministro británico sostiene que una mayor extracción de petróleo y gas en el Mar del Norte será bueno para el clima

Rishi Sunak en una imagen de archivo.
Rishi Sunak en una imagen de archivo.Dan Kitwood (Getty Images)

Hace falta un asombroso doble tirabuzón mental para creer que incrementar la producción de energía fósil será bueno para el clima del planeta. Pero ese es precisamente el argumento que el primer ministro británico Rishi Sunak está esgrimiendo para su luz verde a 100 nuevas licencias petroleras y gasísticas en el Mar del Norte.

En declaraciones a la prensa en el transcurso de una visita a Escocia este lunes, Sunak sostuvo que extraer más petróleo y gas es “completamente compatible con nuestro plan de alcanzar las cero emisiones netas” y que producir esa energía dentro de las fronteras británicas ahorrará “el doble, el triple o el cuádruple de emisiones de gases de efecto invernadero”. A Sunak se le olvidó mencionar que la gran mayoría de esas emisiones procedentes del petróleo y el gas se originan, principalmente, cuando se queman estos combustibles. Tampoco comentó que Reino Unido obtiene el 77% de las importaciones de gas a través del gaseoducto con Noruega, un gas que, según los análisis de la North Sea Transition Authority, tiene la mitad de intensidad de carbono que el gas producido a nivel nacional en Reino Unido.

Sunak promociona la expansión de la producción doméstica como una manera de impulsar la seguridad energética de Reino Unido y de reducir la “dependencia en naciones hostiles”, pero hay un claro elemento de intentar diferenciar a su partido conservador de los laboristas, formación esta última que se ha comprometido a prohibir las futuras exploraciones de recursos fósiles en el Mar del Norte. Irónicamente, un análisis elaborado por Carbon Brief, un medio especializado en temas climáticos y energéticos, muestra que, de hecho, Reino Unido tendría una mayor seguridad energética bajo un Gobierno laborista. Esto sucedería gracias al compromiso de este partido de descarbonizar la red eléctrica británica para 2030.

El movimiento Tory pone al Reino Unido en lo que Antonio Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas, califica de “peligroso territorio radical” (cualquier país que incremente la producción de energías fósiles). Cualquier nueva explotación de gas y petróleo es incompatible con la consecución del objetivo de calentamiento de 1,5 grados de la cumbre de París. Según el Instituto Internacional para el Desarrollo Sostenible, no harán falta más, no importa lo que Sunak diga, porque aunque probablemente se siga usando gas en 2050, su cuota dentro del mix energético estará enormemente reducida.

Junto con el gris anuncio también hubo una capa de verde: dos instalaciones de captura de carbono adicionales recibirán financiación pública en Reino Unido, Acorn, en Escocia, y Viking, en el noreste de Inglaterra. Esta parte es positiva, los centro de captura de carbono reducen las emisiones procedentes de una fuente contaminante, como una central eléctrica o una fábrica, y posteriormente lo inyectan bajo tierra para su almacenaje permanente. Esto ayudará a descarbonizar a algunos de los sectores que más difícil lo tienen, como el acero o el cemento.

Con todo, el anuncio simultáneo de las nuevas explotaciones de gas y petróleo y el de la financiación para las instalaciones de captura de carbono crea una conexión implícita entre ellos, elevando las preocupaciones de que la inversión en los centros de captura pueda ser usada como una escusa para que nada cambie. Eso no es bueno para el planeta, ni tampoco para la aceptación pública de la que será una de las piezas claves del puzzle de las cero emisiones netas. Las primeras impresiones perduran, y como dice Steve Smith, director de la iniciativa cero neto de la Universidad de Oxford, “si la gente oye hablar en primer lugar de la captura como una táctica para retrasar la transición, esa imagen puede quedarse”.

Actualmente, el objetivo inicial es capturar y almacenar entre 20 y 30 millones de toneladas de CO2 para 2030. Pero Rosebank, el nombre del mayor campo petrolífero y gasístico sin explotar de Reino Unido, aportaría 200 millones de toneladas a la atmósfera él solo. Un informe de 2022 de Global Energy Monitor, una ONG con base en San Francisco, estimaba que si los combustibles fósiles contenidos en las reservas de los 20 mayores proyectos de campos petrolíferos del Mar del Norte que están a la espera de financiación o licencia de extracción se extraen y se queman, liberaría el equivalente a 920 millones de toneladas de CO2. Con los números en la mano, queda claro que la captura de emisiones de carbono no puede por sí sola a las cero emisiones netas sin una profunda reducción de la cantidad de petróleo y gas que quemamos. Pero ese no es el mensaje que está lanzando el Gobierno británico.

Si se quiere combatir el cambio climático, mejorar la seguridad energética, afrontar la crisis del coste de la vida y crear empleos, todo lo que el Gobierno está supuestamente intentando hacer al elevar la producción de gas doméstica, entonces la respuesta obvia pasa por la instalación de energía renovable con mucha más urgencia.

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