Nissan necesita nuevas intrigas como un agujero en el neumático
A los inversores no les harán gracia las noticias de tejemanejes en torno a la marcha del jefe de operaciones
Nissan Motor contrató a Ashwani Gupta como director de operaciones hace tres años y medio, en parte para ayudar a superar el escándalo de Carlos Ghosn. Gupta, considerado en su día como el siguiente en la línea de sucesión, abandona ahora la empresa en medio de informaciones que apuntan a nuevos tejemanejes internos. Con unos márgenes de beneficio aún bajos y una alianza con Renault en plena ebullición, a los inversores no les hará ninguna gracia que se reanuden las intrigas palaciegas en Yokohama.
Los accionistas que sufrieron el despido, el encarcelamiento y la dramática huida del expresidente Carlos Ghosn durante 2018 y 2019 seguramente están haciendo muecas de dolor a medida que vuelve a entrar en acción la fábrica de rumores en torno al fabricante de automóviles de 16.000 millones de dólares.
Gupta dejará la empresa japonesa a finales de este mes para buscar otras oportunidades, después de haber contribuido a dirigir un plan de reestructuración destinado a racionalizar las operaciones, informó la empresa el viernes. En mayo, anunció que Gupta no volvería a ser nombrado miembro del consejo de administración cuando expirara su mandato. Nissan tiene previsto anunciar una nueva alineación ejecutiva el día 27, coincidiendo con la marcha de Gupta.
Uno de los problemas, según las noticias de los medios, fue que Gupta se había resistido al acuerdo en el que Nissan invirtió en Ampere, la spinoff de vehículos eléctricos de Renault, a cambio de que los franceses aparcaran su participación del 28% en Nissan en un fideicomiso sin derecho a voto, corrigiendo una relación desequilibrada desde hace mucho tiempo.
Dado que el acuerdo se cerró de todos modos, parece exagerado echar a Gupta por lo que puede haber sido una crítica constructiva. Pero hay más. Hari Nada, ex jefe jurídico interno, envió en abril una carta a todos los consejeros independientes en la que alegaba que el consejero delegado, Makoto Uchida, y Motoo Nagai, un consejero externo que dirige el comité de auditoría, habían vigilado a Gupta durante meses, según una descripción de la carta publicada en el Financial Times. En respuesta, Nissan dijo que había encargado a un tercero que lo investigara. El periódico también citaba fuentes que decían que Nagai había presentado a Gupta múltiples quejas internas, lo que le llevó a dimitir.
En cualquier caso, parece probable que Uchida y Gupta hayan entrado en colisión después de que los partidarios de Gupta pidieran que fuera nombrado co-CEO en 2020. Cuando Breakingviews le preguntó el año pasado si creía que podría conseguir el puesto más alto, a los 40 minutos de la entrevista, sonrió. “Ya estoy en el puesto más alto”, dijo.
Los choques de personalidad pueden desestabilizar el rendimiento y, dada la experiencia de Nissan, puede que las habituales apariciones de Gupta ante los medios recordaran demasiado a Ghosn. Aun así, la pérdida de un alto ejecutivo de talento en medio de un cambio de rumbo empresarial que dista mucho de haberse completado no es nada alentador.
El margen operativo de la empresa fue del 3,6% en el último ejercicio fiscal, menos de la mitad del de Toyota Motor, y se contrajo en el último trimestre. Nissan ha recortado costes y racionalizado operaciones después de Ghosn, pero desde finales de 2019 la rentabilidad total para el accionista ha sido negativa en un 14% en yenes, según datos de Refinitiv, frente al 80% positivo de Toyota. Lo último que quieren los accionistas de Nissan es más drama.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías
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