Lo que resta por hacer para impulsar el desarrollo municipal y autonómico
Las ciudades son clave. La política española y europea sigue centrada en las regiones, pero en el nuevo milenio compiten las urbes
Los españoles votamos ayer a nuestros alcaldes y la mayoría de los parlamentos autonómicos, pero el objetivo de este artículo no es analizar los resultados, sino los retos a los que se enfrentan los futuros Gobiernos que gestionarán dos tercios del gasto público. En 2019 la economía española aún no había recuperado el nivel de PIB y empleo de 2007, doce años después, y tenía más paro, más desigualdad y más precariedad salarial.
En 2020 la pandemia provocó un frenazo brusco de la economía española y mundial. Gracias a las vacunas y a las nuevas tecnologías de comunicación y digitales se controló rápido, pero hasta 2023 la economía española no ha recuperado los niveles de PIB y empleo de 2019, que son similares a los de 2007. Quince años perdidos en términos de desarrollo económico, con un déficit público estructural elevado y casi cuatro veces más deuda pública. A este escenario hay que sumar la crisis energética del pasado año y la crisis climática, cuyos efectos ya empezamos a sufrir los ciudadanos con graves sequías y desastres naturales que disminuyen la producción de alimentos y aumentan sus precios, empobreciéndonos.
España necesita dejar atrás este pasado tan sombrío y las ciudades son claves en el desarrollo económico. La política de desarrollo española y europea sigue centrándose en las regiones, pero en el nuevo milenio compiten ciudades. Andalucía tenía en 2019 la misma distancia de renta por habitante con el promedio español que en el año 2000, pero la provincia de Granada había mejorado 5 puntos y la de Almería había perdido 10 puntos con el promedio. ¿Qué ha pasado en Granada? Tiene una de las universidades de España mejor gestionada, muy competitiva en carreras técnicas y de ciencias y de las más exitosas en transferencia tecnológica. Destaca el ecosistema biotecnológico de su parque de la salud y el futuro acelerador de partículas que exigirá atraer talento para desarrollar el futuro reactor de energía de fusión.
La provincia de Málaga no ha convergido en las dos últimas décadas y, sin embargo, su capital ha progresado significativamente, aunque lamentablemente el Instituto Nacional de Estadística no dispone de estadísticas de desarrollo de ciudades. ¿Qué ha sucedido en Málaga capital? De nuevo una excelente universidad especializada en carreras técnicas y ciencias y un parque tecnológico que pasó de ser un cortijo agrícola en los años ochenta a un polo de atracción de grandes empresas tecnológicas mundiales. Málaga tiene la ventaja adicional de contar con un gran aeropuerto con conectividad diaria con las grandes ciudades europeas y un tren de alta velocidad conectado con Madrid en menos de tres horas.
Madrid y Barcelona explican la mitad del empleo creado en el último año en toda España y suponen ya el 25% de la población española. El éxito de ambas es, de nuevo, buenas universidades en carreras técnicas y de ciencias y un ecosistema tecnológico. Entre las dos explican también más de la mitad de la inversión privada en I+D de toda España. Ambas tienen excelente conectividad aeroportuaria. Madrid destaca por el efecto sede de grandes multinacionales, que le permite tener un ecosistema de servicios de alto valor añadido y pagar salarios más altos, que son un gran atractor de talento nacional y empieza a ser global. El intento de independencia en 2017 frenó en seco a Barcelona, pero el ecosistema universitario y tecnológico se mantuvo y ha recuperado su dinamismo. Esas ciudades compiten globalmente con las grandes ciudades del mundo y el resto de España debería aprovecharse de su dinamismo para ofrecer talento y servicios de alto valor añadido a salarios y precios más competitivos, pero con precios de vivienda más accesibles y mejor calidad de vida.
Otra gran oportunidad que los alcaldes y Gobiernos autonómicos deben aprovechar es la revolución energética. España tiene el mix energético adaptado, y la clave es ejecutar eficientemente la inversión privada, eliminando la burocracia, que es un enorme limitador del desarrollo económico y que se ha agravado significativamente desde 2007. Además de producir energía, la clave es desarrollar industria y servicios de alto valor añadido, y en esto, de nuevo, los alcaldes y los Gobiernos autonómicos son clave. Asturias, Galicia, Castilla y León, Extremadura, Castilla la Mancha, Andalucía son regiones que se están reindustrializando para producir componentes para el desarrollo de los parques, aquí y por el mundo.
Una enorme desventaja competitiva de la economía española es el escaso desarrollo de sus mercados de capitales. Nuestro sistema bancario tiene una enorme capilaridad para llegar a las pequeñas empresas y ahora dispone de ahorro y depósitos propios para financiarlas. Los mercados para captar capital y emitir bonos han mejorado desde 2007, pero seguimos muy lejos de EEUU, Israel, Corea y los países que lideran la era de la tecnología global.
Las ciudades están infrafinanciadas y no tienen recursos. La elevada deuda pública y el gasto asociado al envejecimiento de la población en pensiones, sanidad y dependencia limita significativamente la capacidad de invertir en universidades, transferencia tecnológica y crecimiento empresarial para aumentar la productividad, el empleo y los salarios, clave esta última parara atraer talento y desarrollo económico. Europa y España deben aprovechar los Next Generation para el desarrollo de fondos de capital y de deuda que trasvasen ahorro a inversión innovadora y tecnológico.
Las ciudades que lo consigan progresarán, el resto continuará el declive económico que comenzó en 2007.
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