El pecado de las ‘revolving’ y el clamor contra los depósitos cicateros

El problema de estas tarjetas no es el abuso, sino la falta de transparencia

A medida que las causas judiciales en torno a las tarjetas revolving se acumulan, comienza a determinarse cuál es le principal pecado de este contrato financiero: la transparencia. Lo dejó claro el Tribunal Supremo el pasado febrero, cuando delimitó con regla y compás las condiciones que pueden convertir estos créditos en abusivos, lo que deja fuera de sospecha a la mayor parte de las entidades bancarias. No es el abuso, sino la complejidad, lo que está sustentando las sentencias de nulidad sobre las tarjetas revolving y su peculiar funcionamiento, enrevesado en exceso para muchos clientes. A la vista de lo que puede convertirse en una nueva crisis reputacional, el Banco de España ha entrado en escena con una guía que proporciona a las entidades unas directrices a la hora de comercializar este medio de pago, de forma que se mejore la protección del cliente y se eviten desagradables sorpresas de sobreendeudamiento. La iniciativa del supervisor no es una casualidad, sino que se apoya en unos datos preocupantes, desde luego para el cliente, pero sobre todo para la banca: las quejas se han multiplicado por 50 en los últimos años: de 204 en 2018 a 10.132 en 2022.

Un cada vez menos discreto clamor contra los ‘depósitos cicateros’

Cuando todo el mundo mira al cielo...probablemente esté lloviendo. Algo así se podría decir del cada vez menos discreto clamor que afea a la banca la ostentación de sus engrosados márgenes, la reconfortante liquidez de que disfrutan ...y la cicatera remuneración que ofrecen en sus depósitos. Al menos hasta ahora, porque algo parece haber comenzado a cambiar. Ya son siete las entidades que han batido la barrera del 3% de rentabilidad, algo impensable hace tan solo un año. Bien es cierto que se trata de un club en el que no está presente la gran banca, ajena a unas recomendaciones del BCE, que sí está acatando la banca mediana y la digital.

Dinero europeo para agasajar a las reinas del baile mundial de las baterías

Las fábricas de baterías se han convertido en moneda estratégica en la carrera por la transición energética y hacia el coche eléctrico. El Gobierno lo sabe, de ahí el empeño en situar a España como un futuro polo de producción de celdas de baterías, el elemento más caro del vehículo eléctrico. Bruselas ha aprobado ya la línea de ayudas a la producción de estos componentes que el Gobierno quiere incluir en la segunda convocatoria del Perte del motor, aunque el ya de Bruselas tenga un horizonte temporal que llega a finales de 2025. Se trata, claro, de una golosina para las empresas que fabrican estos componentes, que se han convertido en las reinas de un baile en el que todos los países compiten por atraer proyectos. En el caso de España, hay nombres como Stellantis, Envisión o Inobat.

La frase del día

A día de hoy seguro que no está entrando petróleo ruso directo, otra cosa es que entre en Turquía y cambie de bandera y llegue a aquí.

Jorge Lanza, consejero delegado de exolum

El eterno debate del agua en una España en la que no llueve

Cada vez que España vive un año de sequía se genera un debate que apunta a dos frentes. Por un lado, a la necesidad de ayudas para paliar el desastre en el sector agrícola, por otro, a la mejora de la gestión del agua en España. El primer frente es el más sencillo de solventar, y el Gobierno lo ha abordado con un paquete de ayudas de 784 millones de euros. El segundo, al que el Ejecutivo adjudica 1.400 millones, se concentrará en apoyar la construcción de desalinizadoras, plantas de reciclaje de agua, construcciones exprés hidraúlicas y otras medidas para aprovechar más y mejor la escasez del agua. La única cosa que está clara, con ayudas o sin ellas, es que el precio de los alimentos subirá aún más por falta de agua y los bolsillos de los consumidores se resentirán.


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