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El Foco
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La tormenta perfecta que amenaza la fortaleza del sector del huevo

El coste de los piensos ha subido un 83% desde 2019, y para las granjas, la comida de las aves supone el 70% de la factura de producción. Pero este es solo uno de sus actuales retos

mar fernandez
La tormenta perfecta que amenaza la fortaleza del sector del huevo -
Gallinas rubias criadas en suelo.
Gallinas rubias criadas en suelo.

El sector avícola español ha demostrado en estos últimos años su gran capacidad de resiliencia, en un tiempo que ha venido marcado por permanentes cambios, y sobre todo, por una gran incertidumbre. En 2021 España se consolidó como el tercer país productor de huevos a nivel europeo, solo por detrás de Francia y Alemania, con una producción de 1.128 millones de docenas de huevos, que supone el 16% de la producción comunitaria total.

Lamentablemente, en estos últimos años hemos vivido importantes amenazas para la avicultura de puesta en nuestro país, que podrían comprometer severamente la continuidad y viabilidad de un sector que supone el 5% de la producción final ganadera, y el 2% de la agraria.

En 2022 el precio de los piensos se ha disparado hasta un 37%, y acumula un 83% de incremento desde 2019. Para hacernos una idea, los productores españoles han tenido que pagar una media de hasta 180€ más por cada tonelada de pienso. Para las granjas, el gasto en la alimentación de las aves es el coste de producción más importante, cercana al 70% del coste total.

A ello hay que sumar que, además, las granjas españolas han tenido que asumir fuertes aumentos en otros insumos esenciales, como la energía (con subidas de un 39,9% en un año), el gasóleo (un 19,2% más caro) y los envases (otro 50% más de costes), sin capacidad alguna para negociar con los proveedores, mientras las negociaciones con los clientes pueden alargarse meses, lo que da una idea de la incertidumbre y la preocupación vividas.

Otra de las grandes amenazas para el sector es la incidencia y persistencia del virus de la influenza aviar en la Unión Europea y en España, y que está diezmando la cabaña avícola en toda la UE, y en muchos países terceros. Desde octubre de 2021 hasta septiembre de 2022 se produjeron en nuestro continente más de 2.500 casos en aves de corral en 37 países. Especialmente grave ha sido la situación en Francia, Italia, Holanda o Hungría.

Y en la nueva temporada epidemiológica, que comenzó en septiembre de 2022, ya son más de 550 los casos declarados en 16 países. Aunque en España tan solo se han declarado 37 brotes en ambos periodos, preocupa la persistencia del virus y que se haya convertido ya en una enfermedad endémica en el territorio europeo.

Una preocupación más para el sector del huevo, es cómo podrá afrontar el proceso de reconversión hacia sistemas de producción sin jaulas que la Comisión Europea anunció hace unos meses, y que prevé se traduzca en inversiones de unos 1.000 millones de euros, el equivalente a la facturación del sector durante todo un año. A pesar de las promesas de dicha Comisión y del Parlamento Europeo, hasta la fecha no hay garantías de contar con las ayudas anunciadas para dicha transición.

Unas ayudas que son necesarias, ya que los productores han acometido importantes inversiones en los últimos años para adaptar sus instalaciones a las nuevas tendencias de consumo y a las demandas del mercado. Entre otras, reduciendo el número de gallinas en jaula casi un 6% en el último año, a favor de los sistemas alternativos (gallinas criadas en suelo, camperas y ecológicas).

Por eso, el anuncio de muchas empresas de la cadena alimentaria de promover solo la compra de huevos de gallinas en sistemas alternativos, es insuficiente si no va acompañado de los compromisos necesarios para que los productores puedan asumirlos. Entre otros, repercutir en los precios el mayor coste de los huevos de sistemas sin jaula.

Producir sin jaula supone un coste del 18% al 20% más en el caso del sistema alternativo menos caro, que es el de suelo. Es imprescindible que los mayores costes se trasladen al resto de la cadena desde el origen, y que se garantice que no hay competencia desleal con huevos y ovoproductos de países terceros que no cumplen las exigencias del Modelo Europeo.

El problema es que en estos momentos de incertidumbre, parece que el consumidor europeo no está tan inclinado a pagar más por algunos alimentos, y vuelve a apostar por los básicos y de menor precio, también en el huevo. Un factor que dificulta el acompasamiento de oferta y demanda y, por ello, el desarrollo de los sistemas alternativos.

A pesar del significativo aumento de los costes de producción, en torno a un 45% en este último año, los precios de venta de los huevos al consumidor final han crecido apenas un 30%, lo que indica que a lo largo de la cadena se ha mitigado el impacto de las subidas y su repercusión en los consumidores, quienes no han pagado por este alimento un precio tan alto como en otros países de nuestro entorno.

No son tiempos fáciles para la avicultura de puesta en España que, como hemos descrito, se encuentra en medio de una tormenta perfecta. Sin embargo, en esta complicada coyuntura, nuestro sector se comporta como uno de los más modernos, dinámicos y exigentes del mundo.

Durante 2022 las granjas avícolas han aplicado los mayores estándares de bioseguridad para evitar la entrada de enfermedades en sus instalaciones. Frente a la influenza aviar, ha sido fundamental estar en permanente contacto y coordinación con las Administraciones Públicas, e implantar sistemas de vigilancia en todo el territorio nacional, para adelantarnos a posibles incidentes sanitarios y poner en marcha las acciones necesarias para minimizar su impacto en la cabaña y las repercusiones económicas que conllevan.

Además, un año más, la avicultura de puesta española ha mostrado su compromiso por garantizar el suministro, no sólo a nivel nacional, sino internacional, exportando a países con escasez de huevos.

Los productores de huevos españoles son innovadores y capaces de aplicar los requisitos más exigentes en la calidad, seguridad alimentaria y sostenibilidad de su actividad. Y esta realidad se traduce en la capacidad de adaptación de todos los operadores de la cadena, desde las granjas a los centros de embalaje e industrias de ovoproductos, que nos ha llevado, una vez más, a que el sector español del huevo haya sido capaz de afrontar una complicada coyuntura a nivel mundial, y que esté trabajando ya en los desafíos futuros.

Mar Fernández es Directora de Inprovo (Organización Interprofesional del Huevo y sus Productos)

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