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Editorial
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Una crisis que daña la imagen de independencia del Banco de España

La retirada del apoyo a Antonio Cabrales como consejero por parte del PP, por asuntos ajenos a su competencia profesional, no beneficia en absoluto a la equidad técnica y corporativa de la institución

CINCO DÍAS

El bochornoso fracaso en la renovación de las vacantes en el consejo del Banco de España, que se saldó el martes con la renuncia del economista Antonio Cabrales a las pocas horas de haber sido nombrado, escenifica los males derivados de la politización de los procesos de elección de candidatos a los órganos de gobierno de las instituciones del Estado. La renovación de los dos puestos vacantes en el consejo del organismo había salido adelante en uno de esos cada vez más escasos acuerdos entre el Gobierno y el PP. Los nombres de Antonio Cabrales, a propuesta del PP; y de Judith Arnal, exjefa de Gabinete de Nadia Calviño en el Ministerio de Asuntos Económicos; fueron ratificados en el Consejo de Ministros del martes. Sin embargo, sectores del propio PP elevaron la presión contra la elección de Cabrales prácticamente desde que esta se hizo pública debido a que este firmó una carta de medio centenar de académicos en apoyo a la economista y política independentista Clara Ponsatí, fugada de la justicia tras el referéndum catalán ilegal del 1 de octubre de 2017.

El acuerdo entre los populares y el Gobierno sobre el nombramiento de Cabrales, un economista de perfil independiente y no cercano a los postulados del PP, respondió a un intento de no convertir la renovación del consejo del Banco de España en un remedo del bloqueo político producido en el Consejo General del Poder Judicial, tras unas semanas durante las que no estuvo claro que fuera a respetarse la norma no escrita según la cual cada partido designa a un representante para cubrir las vacantes. El episodio ha resultado desolador. La retirada del apoyo a Cabrales por parte del PP, por asuntos ajenos a su competencia profesional y adecuación al puesto, ha desembocado en una crisis que no beneficia en absoluto a la imagen de independencia técnica y corporativa del Banco de España.

Los consejeros del Banco de España deben ser profesionales de reconocido prestigio y conocimientos económicos y financieros óptimos para realizar su labor, unas características que, a juicio del PP, el Gobierno y el propio gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, reunía Cabrales. La marcha atrás en su nombramiento pone gravemente en cuestión un sistema de renovación del gobierno de las instituciones que permite anteponer los criterios políticos a los técnicos y que puede dañar profundamente la imagen de independencia e imparcialidad regulatoria de una institución del peso y el prestigio del Banco de España.

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