Los eurobonos para Ucrania acercan a Europa a su aspiración de construir una alternativa al ‘bund’ alemán
Las emisiones de la UE, una vieja demanda de los economistas europeos, mejoran en liquidez y prima de riesgo, pero carecen de la continuidad para ser una referencia
La Unión Europea encontró el pasado viernes, tras una maratoniana cumbre, la fórmula financiera con la que socorrer a una Ucrania al filo de la bancarrota. El club europeo emitirá 90.000 millones en eurobonos entre 2026 y 2027 y lanzará así un salvavidas a Kiev en su guerra frente a Moscú, pero además va a apuntalar un vehículo financiero que c...
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La Unión Europea encontró el pasado viernes, tras una maratoniana cumbre, la fórmula financiera con la que socorrer a una Ucrania al filo de la bancarrota. El club europeo emitirá 90.000 millones en eurobonos entre 2026 y 2027 y lanzará así un salvavidas a Kiev en su guerra frente a Moscú, pero además va a apuntalar un vehículo financiero que contribuye a fortalecer el euro y a avanzar en la construcción del mercado único de capitales. Los eurobonos están aún lejos de ser la referencia para los inversores de activo libre de riesgo en la zona euro, un título de honor que sigue reservado para la deuda alemana, pero al que las emisiones conjuntas de la UE se van acercando: han reducido la prima de riesgo que les pide el mercado frente al bund y mejorado su liquidez, lo que les hace más atractivos para los grandes inversores institucionales.
La UE se ha convertido en un actor de primer nivel en el mercado europeo de renta fija, con un volumen emitido en deuda conjunta que supera los 700.000 millones de euros, solo por detrás de la deuda en circulación de Alemania, Francia, Italia y España. Su gran salto como emisor de deuda llegó en 2021, con la primera emisión correspondiente al programa Next Generation, el mayor instrumento de financiación conjunta lanzado hasta el momento por el club europeo. La UE también ha puesto en marcha este año el mecanismo financiero común para financiar proyectos de defensa y compras de armamento (SAFE, por sus siglas en inglés), dotado con 150.000 millones de euros. Y ha aprobado ahora la emisión de 90.000 millones de euros en bonos entre 2026 y 2027 para financiar a Ucrania.
No se trata de la creación de un vehículo nuevo, su emisión estará respaldada por el margen ordinario que queda en el presupuesto de la UE entre los ingresos y los gastos previstos. Pero es un paso más en la consolidación de los eurobonos como un recurso habitual de financiación para el club comunitario, capaz de hacerse hueco en las carteras de renta fija de los grandes inversores internacionales y de responder a las enormes necesidades de recursos que afronta la UE. El informe Draghi para la mejora de la competitividad de la UE, presentado en septiembre de 2024, ya insistía en la necesidad de abordar de manera conjunta los retos que suponen la defensa o la transición energética. Y la presidenta del BCE Christine Lagarde también alude a los eurobonos en sus reiterados llamamientos a crear el mercado único de capitales de la zona euro.
Dentro de su plan de financiación para el nuevo año, la Comisión Europea ya había avanzando su plan de emitir 90.000 millones de euros en bonos en la primera mitad de 2026, una cuantía que tendrá que actualizar tras el acuerdo alcanzado el viernes. Su previsión inicial de emisión de deuda a largo plazo para el conjunto de 2026 ronda los 160.000 millones en bonos, si bien el techo legal para su endeudamiento en bonos el próximo año es de 200.000 millones. Lo previsible en todo caso, según estiman fuentes financieras, es que Bruselas comience por elevar las emisiones en letras para financiar a Ucrania.
“La mejoría en la liquidez de los bonos de la UE está siendo un factor muy importante para el interés de los inversores”, reconoce David Ardura, director de inversiones de Finaccess Value. Veterano gestor de renta fija, Ardura explica que los bonos de la UE cuentan con el interés de inversores institucionales que buscan activos con la máxima calificación crediticia, como sucede con las aseguradoras y los planes de pensiones, si bien considera que “el activo libre de riesgo de la zona euro siempre va a ser la deuda alemana, los bonos de la UE siempre van a soportar una prima de riesgo frente al bund”. Alemania cuenta con la máxima calificación financiera posible, la triple A, mientras que la UE sí disfruta de triple A por parte de Fitch y Moody’s pero no de S&P, con calificación de AA+.
La primera reacción del mercado a la emisión de 90.000 millones en eurobonos para Ucrania ha sido una ligera subida de rentabilidades en los bonos de la UE en circulación, en especial en los plazos más largos. El rendimiento de la emisión a 30 años de la UE que vence en 2055 ha pasado del 4,048% del jueves al 4,14% de este lunes. Y la rentabilidad del bono de la UE a 10 años ha subido en dos días del 3,186% al 3,25%.
Se trata de un ligero incremento que aun así no pone en riesgo la reducción del diferencial respecto a la deuda alemana que han logrado desde principios de este año los bonos comunitarios. Así, frente al 3,25% del bono de Bruselas a 10 años, el alemán que también vence en 2035 se paga al 2,903%. La UE paga por tanto una prima de 35 puntos básicos, más en línea con lo que debe corresponder a su rating y lejos de los 80 puntos básicos de prima que llegó a alcanzar en 2023.
El descenso en la prima se explica en buena parte por el alza del interés del bono alemán, propiciada por el mayor gasto fiscal que se espera de Berlín, pero también por la mejoría en la percepción de los inversores de los bonos comunitarios. Eurex, la plataforma de negociación de derivados líder en Europa y perteneciente al grupo Deutsche Boerse, anunció en abril el lanzamiento de los primeros contratos de futuros sobre bonos emitidos por la Unión Europea, que comenzaron a negociarse en septiembre. La existencia de estos derivados permite ya a los inversores hacer coberturas sobre los bonos comunitarios, lo que ha contribuido a elevar su negociación.
La emisión para Ucrania va a dar respuesta en parte a otra de las carencias que aprecian los inversores en los bonos comunitarios frente a la deuda alemana, su falta de previsibilidad y continuidad en el mercado. De momento, los eurobonos solo han surgido de necesidades de financiación puntuales y urgentes como la pandemia y ahora la ayuda a Kiev y hay fuertes reticencias en la UE, empezando por Alemania, para convertirlos en una pieza central de la arquitectura europea. No son un activo con el que contar para inversiones en el largo plazo. Así, la deuda del fondo de recuperación Next Generation dejará de emitirse pronto, en 2026 será su último año, mientras que la emisión de deuda para Kiev está prevista para 2026 y 2027. La consolidación a futuro de la emisión de eurobonos es de hecho objeto de continuo debate en el seno de la UE, en un momento en que urge ganar competitividad frente a China y EE UU y hacer frente a la amenaza comercial e institucional de las políticas de Donald Trump.
En ese sentido, una de las propuestas es la presentada el pasado mayo por los economistas Olivier Blanchard y Ángel Ubide, en un informe publicado por el Peterson Institute for International Economics. Abogan por emitir eurobonos equivalentes a un 25% del PIB, unos cinco billones de euros, una cuantía suficiente para dotar a este activo de la suficiente profundidad, amplitud y liquidez con la que atraer de forma rotunda a los inversores internacionales. Además, sería la vía para que los países se financiaran en buena parte a un tipo más barato que si lo hicieran en solitario, pero sin impedir que cada uno de ellos tuviera que responder por la disciplina fiscal de sus economías en sus emisiones particulares.