La OPEP+ adelanta al sábado el debate sobre aumento de producción y acelera la caída del Brent
El barril baja a los 61 dólares y se hunde un 8,7% en la semana hasta los niveles más bajos en cuatro años. Arabia Saudí presiona para elevar la extracción en el nuevo entorno geopolítico


El precio del petróleo desciende este año más del 18% y en las próximas jornadas es posible que ahonde su caída. La guerra comercial declarada por Donald Trump va a mermar el crecimiento económico global, provocando una menor demanda de crudo y el descenso de su precio. Pero la OPEP+ (los miembros del histórica cártel de producción más Rusia) no tiene intención de frenar ese retroceso y este mismo sábado podría decidir un nuevo aumento de producción, después del incremento decidido en abril y que llevó el precio del Brent intradía a mínimos de los últimos cuatro años, por debajo de los 60 dólares el barril. Las perspectivas de alza de producción han desplomado el precio del barril más del 8% en la semana, y el precio queda al filo de los 61 dólares. Desde 2021 no cerraba en cotas tan bajas. En el día el Brent baja el 1,5% y el West Texas, el 1,7%, en este caso por debajo de los 60 dólares.
Los nervios han aflorado porque el encuentro del cartel petrolero estaba previsto para este lunes 5 de mayo, pero la cita se ha adelantado a este sábado según las agencias Bloomberg y Reuters. El aumento de la producción para junio podría ser de nuevo mayor a lo previsto. El día 3 de abril, justo cuando el mundo comenzaba a procesar el alcance de los aranceles anunciado por Trump el día anterior, la OPEP decidió acelerar el incremento de la extracción de crudo y acordó bombear en mayo 411.000 barriles diarios, el triple de lo que había estimado para ese mes. Ya entonces, según apunta Reuters, hubo países miembros que defendieron otro incremento acelerado de producción para junio, el aumento que se debatirá en la reunión de este sábado.
Arabia Saudí, líder del cártel petrolero, ya no teme a un entorno de precios baratos para el petróleo. Atrás queda su defensa de un precio en los 100 dólares el barril para hacer sostenible su economía: su disposición a acelerar el alza del bombeo lanza, como ha hecho en otras ocasiones, el mensaje de que el reino alauita puede aceptar un nivel de precios en torno a los 70 dólares o inferior a cambio de tener el control del mercado. Riad asume estos incrementos de producción como fórmula para penalizar a los miembros del cártel que de forma continuada vienen incumpliendo las cuotas de producción acordadas, con Kazajstán, Irak y los Emiratos Árabes Unidos como sospechosos habituales.
El ministro saudí de Energía, el príncipe Abdulaziz bin Salman, también juega con el nuevo escenario geopolítico que ha supuesto la llegada al poder de Donald Trump, con el deseo de la Casa Blanca de un petróleo barato (por más que ello penalice a los productores estadounidenses de petróleo no convencional, con costes de extracción más elevados) y con el acercamiento entre Washington y Moscú. Arabia Saudí se ha convertido en un aliado diplomático para acoger las conversaciones para un acuerdo de paz en la guerra de Ucrania, mientras que la Casa Blanca también está trabajando por cerrar un acuerdo nuclear con Irán, lo que podría reactivar las exportaciones petroleras de este país.
De fondo subyacen unos niveles de producción que ya superan a la demanda y que son un factor determinante para el descenso de precios del petróleo. En el banco estadounidense Citi ven el Brent en los 60 dólares a corto plazo, un nivel que consideran puede ser un incentivo tanto para los presupuestos de la OPEP+, que sigue controlando el mercado petrolero, como para Estados Unidos.