Guindos admite que las preocupaciones han virado de la alta inflación al crecimiento
Con las Bolsas en máximos, el vicepresidente del BCE advierte de que los inversores pueden estar “subestimando escenarios adversos”, y menciona el riesgo de “burbuja” en la inteligencia artificial
Puede que lo peor de la inflación ya sea cosa del pasado, pero la tregua de los precios, ahora justo en el 2% objetivo del Banco Central Europeo, no está yendo acompañada de buenas noticias en el flanco de la actividad. Así lo ha advertido este lunes el vicepresidente del Banco Central Europeo, Luis de Guindos, durante un discurso en Fráncfort. “Si nos fijamos en dónde estamos ahora en comparación con hace un año, el equilibrio de los riesgos macroeconómicos ha pasado de las preocupaciones sobre la alta inflación a los temores sobre el crecimiento económico”, ha expresado.
El político español ha recordado que el BCE ha revisado ya dos veces a la baja sus proyecciones de crecimiento en lo que va de año, antes del verano y en septiembre. Y alerta del daño potencial de una combinación de obstáculos cíclicos —tensiones comerciales en aumento, incertidumbre sobre las políticas económicas, y la geopolítica, especialmente revuelta— con otros estructurales como la baja productividad y el débil crecimiento potencial de la zona euro.
Europa ante tres debilidades
Guindos apuntó que la economía del continente se enfrenta a tres grandes vulnerabilidades: la volatilidad de los mercados financieros en un escenario de Bolsas en máximos, el riesgo soberano por la alta deuda y los déficits que persisten en algunos socios europeos, y el aumento de las insolvencias en un escenario de tipos de interés todavía elevados.
Respecto a la situación de los mercados, percibe un exceso de optimismo en las valoraciones de las acciones y los bonos corporativos. “Son señales de que los inversores pueden estar subestimando la probabilidad y el impacto potencial de escenarios adversos”. Y es muy concreto sobre uno de los peligros latentes. “La concentración de la capitalización del mercado de valores y de las ganancias entre un puñado de empresas, especialmente en Estados Unidos, ha aumentado considerablemente en los últimos años, lo que genera preocupación sobre la posibilidad de una burbuja de precios de activos relacionada con la inteligencia artificial”.
Es decir, que si hay turbulencias en los denominados Siete Magníficos —Nvidia, Microsoft, Alphabet, Amazon, Apple, Meta y Tesla, todas ellas con valoraciones por encima del billón de dólares, en ciertos casos, basadas en expectativas futuras aún por materializarse—, las Bolsas europeas no serán inmunes. “Dado lo profundamente integrados que están los mercados bursátiles mundiales, las sorpresas negativas específicas de empresas o sectores específicos podrían fácilmente traspasar las fronteras”, sostiene Guindos.
En cuanto al riesgo soberano, si bien admite que la relación entre deuda y PIB en la zona euro se ha reducido considerablemente desde los máximos de la pandemia, los niveles siguen siendo elevados en muchos países debido a los déficits persistentes. Según datos de Eurostat, al cierre del segundo trimestre seis países superaban el 100% de deuda sobre el PIB: Grecia (163,6%), Italia (137%), Francia (112,2%), Bélgica (108%), España (105,3%), y Portugal (100,6%). Ese lastre podría desencadenar problemas con las primas de riesgo si vienen mal dadas, y como recuerda Guindos, complica disponer de recursos para desafíos estructurales en materia de Defensa, cambio climático, digitalización o mejora de la productividad. “Esto, a su vez, podría dar lugar a una retroalimentación negativa entre el bajo crecimiento y la sostenibilidad de la deuda soberana”, avisa.
Sobre el riesgo crediticio, de nuevo comienza con la buena noticia: los hogares y empresas han capeado el impacto de las subidas de tipos de interés relativamente bien. Para luego rebajar la euforia. “Las insolvencias –un indicador rezagado de la salud financiera empresarial– han ido aumentando en todos los sectores y países, aunque desde niveles relativamente bajos”, señala. Y cita como especialmente expuestos a los hipotecados a tipo variable y a los hogares de bajos ingresos. “Un crecimiento más lento y un mercado laboral debilitado podrían socavar aún más la capacidad de devolver las deudas de estos prestatarios”, concluye.
Nagel advierte de la fragmentación geoeconómica
Aunque el foco esté pasando de la inflación al crecimiento, la estabilidad de los precios sigue siendo el mandato del BCE, y está por ver hasta qué punto altera su evolución la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump con su batería de aranceles. El presidente del Bundesbank, Joachim Nagel, se refirió este lunes desde Tokio a los riesgos que plantea esa nueva oleada proteccionista. “Los primeros signos de fragmentación geoeconómica se están volviendo cada vez más evidentes, y desafortunadamente, podemos estar al borde de una escalada significativa”.
Eso se traduciría, en su opinión, en mayores presiones inflacionarias, lo cual conllevaría a su vez una reacción de los bancos centrales a través de tipos de interés más altos de los que ahora mismo prevé el mercado. “Podemos y haremos lo que es necesario para mantener la estabilidad de precios”, insistió Nagel, encuadrado, como suele ser tradición germana, en el bando de los halcones, menos partidarios a bajar tipos con rapidez, incluso en un momento de declive de la economía de su país, necesitada de estímulos.
Su compatriota Claudia Buch, presidenta del Mecanismo Único de Supervisión (MUS), el organismo encargado de controlar a los grandes bancos de la Unión, también se ha referido a la cuestión geopolítica. Durante una audiencia con la comisión de Asuntos Económicos de la Eurocámara, pidió a la banca que se prepare, tanto en el plano financiero como en el operativo, frente a acontecimientos adversos difíciles de predecir, que no aparecen en los modelos de riesgo tradicionales que maneja el sector por su naturaleza incierta, lo que “podría llevar a un retraso en identificar riegos emergentes”.
Su impacto sin embargo, sí sería más tradicional, afectando a canales tradicionales como “el crédito, el mercado, la liquidez o los riesgos operativos”, añadió la germana. Como ejemplos, apuntó que un aumento de los precios de la energía puede poner presión sobre las industrias de alto uso energético, exponiendo a los bancos a niveles más altos de impago; que la escalada de las tensiones geopolíticas puede aumentar la volatilidad en los mercados financieros, generando correcciones en los precios de los activos, así como potenciales sanciones o ciberataques. Para defenderse de todos estos fenómenos, señaló que existen instrumentos como las provisiones, la planificación del capital o los sistemas de protección contra ataques informáticos.