Los bonos catástrofe afrontan grandes pérdidas por la temporada de huracanes en EE UU
Los desastres naturales Helen y Milton amenazan con destrozos superiores a los del huracán Ian de 2022, el peor momento sufrido hasta ahora por este tipo de bonos
Los inversores en bonos de catástrofes se enfrentan a grandes pérdidas debido a la temporada de huracanes, en la que la fuerza destructiva de los fenómenos Helene y Milton están superando todas las expectativas Dos semanas después de que Helene desatara graves inundaciones en más de una docena de estados norteamericanos, Florida se prepara para el impacto de Milton, que recuperó el martes la máxima categoría. Se espera que toque tierra jueves por la mañana y empuje un inmenso muro de agua hacia el interior. Millones de personas ya han huido de la costa, incluidos los residentes en la densamente poblada ciudad de Tampa.
La llegada de Milton a Florida “podría provocar uno de los mayores siniestros de reaseguro de la historia”, explica Florian Steiger, fundador y director de Icosa Investments. Este escenario podría superar las consecuencias del huracán Ian de septiembre de 2022, según Steiger. Ese ha sido hasta ahora el peor momento para estos bonos, que registraron en aquel mes una pérdida del 8,7%. El huracán Ian fue uno de los más destructivos de la historia del estado de Florida y causando pérdidas por 100.000 millones de dólares, de los que solo el 60% estaban cubiertas, de acuerdo a datos de Munich Re.
Tanja Wrosch, responsable de gestión de carteras de bonos catástrofe en Twelve Capital AG, también advierte de que si Milton golpea la ciudad de Tampa de frente, las pérdidas ocasionadas “serán más significativas que las de Ian». La gestora suiza tiene una cartera de 5.000 millones de que incluye 3.800 millones en bonos de catástrofe, según señala Bloomberg.
El impacto de Ian en 2022 provocó un desplome inicial del 10% en el índice de bonos de catástrofes de Swiss Re, una de las reaseguradoras más activas en la emisión de bonos catástrofe. Las acciones de la compañía están de hecho acusando el riesgo actual por los huracanes y pierden cerca del 4% en los últimos días. Ian mostró la necesidad de realizar mayores coberturas de riesgo, lo que impulsó la emisión de más bonos catástrofe.
La actual temporada de huracanes puede suponer un punto de inflexión para este tipo de bonos frente al buen comportamiento registrado en 2023. El pasado año, con una temporada de huracanes relativamente benigna que no supero en intensidad a lo calculado por las aseguradoras, los bonos catástrofe (conocidos como cat bond en inglés) fueron una de las estrategias de inversión más exitosas para los hedge funds. El índice Swiss Re Global Cat Bond rentó el 20% el año pasado, superando los rendimientos del resto de activos de renta fija.
La pérdida que los tenedores de bonos catástrofe deban asumir a causa de los huracanes Milon y Helene dependerá ahora de la magnitud de los daños causados. La aseguradora estatal Florida Citizens podría reclamar 500 millones de dólares a uno de los bonos catástrofe por el huracán Milton, mientras que las inundaciones causadas por el huracán Helen podrían causar pérdidas a las aseguradoras por entre 8.000 y 14.000 millones de dólares, según cálculos de Moody’s.
En los bonos catástrofe, el inversor recibe una rentabilidad siempre y cuando se cumpla el escenario contemplado por la reaseguradora que le vende el bono, y en el que se establece una intensidad e impacto concretos para los huracanes —el desastre natural más vinculado a este producto—. Si el fenómeno es más grave de lo previsto, serán mayores los daños y los costes que deba asumir la aseguradora. Y será en este caso cuando el inversor en ese bono catástrofe pierda dinero, cuando el coste de los siniestros para la compañía de seguros supere el umbral prefijado. Lo ganará, algo que sucede en la gran mayoría de las ocasiones, cuando el impacto del desastre natural no haya sobrepasado lo previsto.
Sin embargo, la fuerza de la naturaleza es imprevisible, a pesar del intenso desarrollo que ha habido en los últimos años en las herramientas de modelización de riesgo catastrófico con las que trabaja el sector reasegurador y a la existencia de agencias de estimación de daños, que han sido claves precisamente para el crecimiento de la industria de los bonos catástrofe. Según señala a la agencia Bloomberg Jonathan Schneyer, responsable de la firma de modelización de riesgos por catástrofe CoreLogic en California, “Helene ha sido un evento de precipitación que se da en uno de cada mil años”. Y muestra el efecto destructor de las lluvias e inundaciones que suponen tierra adentro el impacto de los huracanes.