El legado de Bretton Woods se tambalea 80 años después: guerras comerciales y un dólar cuestionado
El Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional se fraguaron en 1944, con la Segunda Guerra Mundial aún en marcha
A dos horas y media en coche al norte de Boston se encuentra el Hotel Mount Washington, en el pintoresco enclave de Breton Woods. En medio de montañas, lagos y pistas de esquí, se dieron cita hace justo 80 años los representantes de 44 países para sentar las bases de lo que serían las nuevas instituciones económicas internacionales que regirían los designios globales tras el final de la Segunda Guerra Mundial.
Con las tropas aliadas ya camino de París, Estados Unidos, Reino Unido, Francia y sus aliados acordaron en ese hotel de New Hampshire las bases para la creación de dos organismos ...
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A dos horas y media en coche al norte de Boston se encuentra el Hotel Mount Washington, en el pintoresco enclave de Breton Woods. En medio de montañas, lagos y pistas de esquí, se dieron cita hace justo 80 años los representantes de 44 países para sentar las bases de lo que serían las nuevas instituciones económicas internacionales que regirían los designios globales tras el final de la Segunda Guerra Mundial.
Con las tropas aliadas ya camino de París, Estados Unidos, Reino Unido, Francia y sus aliados acordaron en ese hotel de New Hampshire las bases para la creación de dos organismos clave: el Fondo Monetario Internacional (FMI), que debía garantizar la estabilidad del sistema cambiario mundial, y el Banco Mundial, pieza esencial en la reconstrucción de muchos países devastados por la guerra. También se propuso la creación de la Organización Internacional del Comercio, que no llegó a ver la luz por la oposición de EE UU. En su lugar lo hizo el GATT (Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio), en el seno del cual se llevaron a cabo diversas rondas de negociación comercial hasta el nacimiento en 1995 de la Organización Mundial de Comercio (OMC).
La conferencia de Bretton Woods -celebrada entre el 1 y el 22 de julio de 1944- pasó a la Historia como un paso fundamental en la cooperación económica multilateral, jugando un papel esencial en el florecimiento económico de la década de los 50 y los 60. Sin embargo, el espíritu de esa conferencia lleva años perdiendo vigencia. En los últimos tiempos, se habla más de guerras comerciales que de comercio internacional, la hegemonía del dólar se empieza a cuestionar y el papel del FMI, el Banco Mundial y la OMC languidecen frente a la cruda y dura realpolitik.
El economista Emilio Ontiveros -fallecido en 2022- apuntaba ya hace cinco años que las políticas proteccionistas del entonces presidente Donald Trump, unidas a una menor coordinación de las políticas económicas entre los distintos bloques, hacían que el espíritu de Bretton Woods estuviera ya más cuestionado que nunca. Desde entonces, las cosas no han ido a mejor, sino a peor. Ontiveros ya avisaba de que “el volumen de comercio internacional apenas crece en el siglo XXI al mismo ritmo que el PIB global y los flujos de inversión transfronterizos se mantienen por debajo de los registros previos a la crisis de 2008″. La pandemia y las nuevos movimientos de deslocalización no han hecho sino agravar la tendencia.
Frente a la hegemonía norteamericana de postguerra, en las últimas décadas China ha ido haciendo valer su condición de gigante asiático para ir buscando su encaje en el comercio mundial. El resto de economías de la región, con especial énfasis en India, también han despuntado. Al mismo tiempo, Rusia ha vuelto a mostrar su cara más bélica e imperialista, buscando crear un bloque que ejerza de contrapeso a Estados Unidos, lo que ha desestabilizado los precarios equilibrios de los organismos económicos multilaterales. En definitiva, se trata de un mundo en el que Occidente ya no ejerce el control mayoritario de la economía ni del paradigma económico
José Manuel González-Páramo, ex consejero del Banco Central Europeo y miembro del Comité de Bretton Woods (que trata de mantener vivo el espíritu del multilateralismo), ha explicado en varias conferencias que el FMI y el Banco Mundial “tienen que recuperar su legitimidad y conseguir que tengan más potencia de fuego”, para hacer frente al poder que está desplegando China.
¿Qué pasa con el dólar?
Otra de las consecuencias más importantes de la Conferencia de Bretton Woods fue la sustitución del patrón-oro por un patrón-dólar. Hasta entonces los países respaldaban las diferentes monedas nacionales con sus reservas de oro. En 1944 se optó por establecer una equivalencia fija entre dólares y oro (una onza de este metal valdría siempre 35 dólares) con lo que la moneda estadounidense se convirtió de facto en la divisa de referencia. Además, desde 1971, Estados Unidos también rompió con el patrón oro.
El dólar sigue siendo, qué duda cabe, la divisa internacional más potente. Pero su hegemonía también se va resintiendo. “Aunque el dólar estadounidense sigue reinando, hay ciertas tendencias que indican una lenta erosión de su dominio mundial y un cambio gradual hacia un orden monetario multipolar”, apunta en un estudio Miguel Otero Iglesias, investigador principal del Real Instituto Elcano.
Por ejemplo, su cuota en las reservas oficiales de los bancos centrales ha experimentado un descenso prolongado desde principios de siglo, pasando del 71% en 1999 al 56% en 2023. Entre las monedas de reserva no tradicionales que están ganando terreno se encuentra el renminbi chino, “cuyo avance corresponde aproximadamente a una cuarta parte de la disminución de la proporción del dólar”, según apunta un reciente informe del FMI.
Al igual que ha ocurrido con las instituciones de Bretton Woods, el Hotel Mount Washington -edificado en 1902 por 250 artesanos italianos- también está algo venido a menos. Convenciones médicas, aniversarios de bodas y viajes en familia son ahora la principal fuente de ingresos. Los clientes internacionales son minoría. El hotel, que perdió las cinco estrellas, pertenece ahora a la cadena Omni, de Texas. En los últimos 15 años se han invertido más de 100 millones de dólares en su renovación pero, los días en que John Maynard Keynes (por Reino Unido), Harry Dexter White (por Estados Unidos) y Pierre Mendes (por Francia) se reunían en sus salones para definir el futuro del planeta, han quedado muy atrás.
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