¿Vender Bolsa en mayo? Este año, parece que no

El clásico mantra bursátil “sell in may and go away” no se está cumpliendo en este mes, en que los índices vuelven a máximos. La esperada bajada de tipos, unos beneficios empresariales creciendo y unas economías sostenidas invitan al inversor a quedarse en la renta variable

Imagen del Charging Bull, la estatua del toro de Wall Street que simboliza una Bolsa al alza, en Nueva York.Robert Nickelsberg/Getty Images (AP)

Haber seguido con puntualidad el famoso dicho bursátil “sell in may and go away” (vender en mayo y marcharse) habría sido este año una gran equivocación. El pasado jueves, el índice estadounidense Dow Jones tocaba por vez primera en su historia los 40.000 puntos, mientras el S&P 500 se apuntaba el miércoles otro récord histórico de cotización por encima de los 5.300 puntos. El más humilde Ibex 35 ha ganado en las sesiones de este florido mes nada menos que un 4%....

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Haber seguido con puntualidad el famoso dicho bursátil “sell in may and go away” (vender en mayo y marcharse) habría sido este año una gran equivocación. El pasado jueves, el índice estadounidense Dow Jones tocaba por vez primera en su historia los 40.000 puntos, mientras el S&P 500 se apuntaba el miércoles otro récord histórico de cotización por encima de los 5.300 puntos. El más humilde Ibex 35 ha ganado en las sesiones de este florido mes nada menos que un 4%.

Pero unos pocos días no hacen tendencia, y esta máxima bursátil tiene una estadística detrás que la apoya. Según un estudio de la firma LPL Financial, los mejores semestres en la Bolsa estadounidense han ido de noviembre a abril con una subida media del 7%, seguido por el de octubre a marzo con alza del 6,2% y de diciembre a mayo, con revalorización media del 5,5%. Por el contrario, los semestres más rácanos para el inversor van históricamente de mayo a octubre (+1,5%), de abril a septiembre (+2,5%) y, por último, de junio a noviembre (+3,1%). En Europa, la renta variable ha ganado una media del 0,5% de mayo a septiembre desde 1973, con rentabilidades incluso negativas si solo se tienen en cuenta los años a partir de 2005.

Esta misma semana, el espíritu negativo que contagió a los mercados el mes pasado se ha disipado en buena medida con la ligera caída del IPC estadounidense correspondiente al mes de abril, que vuelve a abrir la posibilidad de que Estados Unidos recorte tipos este año, empujando los precios de los bonos y las acciones. Las dudas sobre el control de la inflación reforzaban hasta ahora la opinión de los que apostaban por recoger el petate de las ganancias acumuladas y olvidarse la Bolsa hasta septiembre.

Los menos optimistas sobre el mercado, defensores del “sell in may and go away”, se apoyan en la liquidez histórica, cercana a los 200.000 millones de dólares, de Berkshire Hathaway, la sociedad de inversión del famoso Warren Buffet quien declaró que ve el mercado en un momento realmente extraño y está acumulando dinero para actuar ante una posible corrección en Wall Street. Al margen de la fiabilidad del olfato del llamado “Oráculo de Omaha”, los expertos se muestran positivos para afrontar los próximos meses en el mercado de acciones. Inflación controlada, beneficios empresariales más que aceptables, crecimientos económicos sin miedo a la recesión y tipos de interés a la baja son un cóctel para seguir confiando en las Bolsas.

Desde la gestora alemana DJE Kapital, su equipo de estrategia espera que los tipos bajen en Estados Unidos en septiembre y lo hagan en junio en Europa y “esto debería beneficiar a sectores como el inmobiliario, ‘utilities’ y energías renovables. Las acciones sensibles a los tipos, especialmente de los sectores de banca y negocios, podrían experimentar vientos en contra por el lado del sentimiento inversor”. Y añaden: “Europa y Alemania, en particular, podrían sorprender en el frente económico. La confianza del consumidor en Alemania está mejorando y los incrementos en los sueldos deberían ser más elevados que en EEUU. A largo plazo, son muy pocas las razones por las que las acciones no deberían comportarse de manera parecida a los últimos diez años.”, concluyen.

Existen razones evidentes para la estacionalidad de la Bolsa, como son los comienzos y finales de año ­­‑momentos de recomposición de carteras y aportaciones a planes de pensiones, que suelen ser alcistas‑, mientras que a mitad de año, el pago de impuestos y las vacaciones suelen acarrear reembolsos. Sin embargo, los gestores de Fidelity también se han planteado esta pregunta de vender en mayo este año y su respuesta es clara: “probablemente no, según los datos históricos, ya que puede haber mejores estrategias. Además, las tendencias del calendario del mercado de valores como “vender en mayo” no tienen en cuenta la singularidad de cada período: el ciclo económico, empresarial y el entorno de mercado que diferencia ahora del pasado”.

Por su parte, Ignacio Cantos-Figuerola, socio director de atl Capital, explica que hay dos factores para confiar en la marcha de este año en Bolsa, aunque no descarta correcciones. Uno de ellos es la celebración de las elecciones americanas el primer martes de noviembre. “En Estados Unidos, el efecto riqueza es muy importante para sus ciudadanos y en consecuencia para los políticos. Por ello, no parece que este año sea el año en el que se debiera permitir un gran susto en los mercados. Esta circunstancia perjudicaría, lógicamente, más a Biden que a Trump, que además ya va detrás en las encuestas. Además, nos enfrentamos a un momento, en principio, de bajada de tipos. El BCE debería iniciar el recorte en su reunión de junio, decisión que seguiría la Reserva Federal en septiembre y un entorno de bajada de tipos es favorable para las Bolsas. Nuestra opinión es que esta tendencia de venta a partir de mayo sería menor que otros años”, concluye.

En cuanto a las elecciones presidenciales de EE UU, los expertos también tiran de estadística. Las acciones históricamente han subido durante el verano en los años electorales. El S&P 500 ganó un 2,3% en promedio durante el período de mayo a octubre en esos años y estuvo más alto el 77,8% del tiempo, según datos de Carson Group que se remontan a 1950. Un argumento, pues, para no desprenderse de la cartera este mes.

Wolf von Roteberg, estratega de renta variable en la gestora J. Safra Sarasin Sustainable, ofrece una estadística inquietante sobre este deseo de huir de las acciones: “En años en los que la rentabilidad hasta mayo fue tan buena como en este año o mejor, los mercados de renta variable registraron ganancias hasta septiembre solo en el 25% de las ocasiones”. Aunque luego matiza: “Seguimos esperando que la Bolsa suba a finales de año, pero es poco probable que en los próximos meses se registren ganancias similares a las de principios de año”, dice.

Fusiones

Otro elemento diferenciador para lo que resta de año es el proceso de fusiones que aguardan algunos expertos y que se concreta en ejemplos como la reciente OPA lanzada por BBVA sobre Sabadell así como en el sector minero, el interés de Glencore por AngloAmerican tras el rechazo de la oferta de BHP. Thomas Planell, analista de DNCA (Natixis IM), considera “estos procesos de fusión como un aliciente inesperado para las Bolsas”. Una visión que comparten los analistas de Goldman Sachs: “Las empresas europeas parecen ser objetivos atractivos para las fusiones y adquisiciones, ya que cotizan con un descuento histórico respecto a las estadounidenses. Esto, combinado con el debilitamiento de las monedas europeas, debería aumentar el interés de los compradores estadounidenses”.

Pero Goldman ofrece otros argumentos para esperar el continuismo alcista de las Bolsas. Globalmente apunta a que “el equilibrio financiero del sector privado parece muy saludable, creando potencial de reapalancamiento, pero también de resiliencia ante las perturbaciones. Asimismo, el sector manufacturero sigue estando en una etapa temprana del ciclo, lo que deja espacio para crecer”, indican en un reciente informe. En cuanto a Europa, apuntan que la economía de la zona del euro ha comenzado a crecer de nuevo, dejando atrás cinco trimestres de estancamiento y destacan que el PMI compuesto ya ha salido de la recesión. “Las ganancias empresariales en el primer trimestre del año crecieron un 5%, superando expectativas, mientras que las ventas estuvieron en línea con lo esperado, por lo que mejoramos nuestra previsión de crecimiento del beneficio por acción al 6% para el conjunto de 2024, ante la evidente mejora de los márgenes”, concluyen en Goldman.

Con este mismo optimismo, desde el gigante de la gestión BlackRock siguen sobreponderando la Bolsa estadounidense en sus carteras. “Los sólidos beneficios empresariales ayudan a compensar la presión que ejercen los tipos altos”.

Pedro del Pozo, director de inversiones financieras de Mutualidad, pone un contrapunto a este perspectiva alcista de las acciones: “La incertidumbre macro y geopolítica y cierto cansancio técnico en los índices apoyan el famoso Sell in May y sus consecuencias para la renta variable y la renta fija. A ello se añade un momentum con valoraciones si no altas, cuando menos razonables en muchos sectores y, desde luego, unos niveles iniciales de sobrecompra muy elevados”. Y añade: “En esta línea de actuación, la opción de vender se ve apoyada por la incertidumbre comentada y por una cierta sensación de cansancio técnico en los índices”, concluye. En esta línea, Thomas Planell, considera que el nerviosismo se ha dejado sentir en los mercados de renta fija y de divisas. “Los resultados empresariales son dispares, pero los efectos de unos tipos más altos durante más tiempo están llevando a los inversores a revisar sus expectativas de margen de interés para el sector”, explica. Y añade: “La narrativa de un auge inflacionista del crecimiento está siendo sustituida por el temor a una ralentización económica, no lo suficientemente desinflacionista a los ojos del mercado. La cuestión ahora es si se trata de un fenómeno temporal (quizá acentuado por el nerviosismo político: las elecciones estadounidenses, la crisis de Gaza y las renovadas tensiones comerciales entre China y EE.UU...) o si ya es hora de prepararse, como dice el refrán, para vender en mayo, y ser defensivo en la asignación para el verano”, indica.

Como siempre, no queda otra que confrontar las expectativas de los analistas con lo que finalmente haga el mercado, a la vista de las particularidades de este 2024. Sí parece seguro que el periodo de mayo a septiembre volverá a formar parte de las estadísticas y a alimentar el pronóstico de que las Bolsas se encuentran más a gusto con el frío.

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