El BCE pide a la banca que redoble esfuerzos para crear una estructura de pagos europea ajena a Visa y Mastercard

El supervisor quiere impulsar el sector de pagos para dejar de depender exclusivamente de compañías extranjeras

Sede del BCE, en Fráncfort, en una imagen de archivo.efe

El Banco Central Europeo (BCE) va en serio con el euro digital. El supervisor europeo ha pedido al sector financiero que redoble sus esfuerzos para crear una estructura de pagos europea con el objetivo de reducir la dependencia de compañías extranjeras y hacer los pagos más accesibles, baratos y fáciles tanto para los particulares como para las empresas dentro de la Unión Europea (UE).

En unas jornadas sobre pagos en la Unión Eu...

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El Banco Central Europeo (BCE) va en serio con el euro digital. El supervisor europeo ha pedido al sector financiero que redoble sus esfuerzos para crear una estructura de pagos europea con el objetivo de reducir la dependencia de compañías extranjeras y hacer los pagos más accesibles, baratos y fáciles tanto para los particulares como para las empresas dentro de la Unión Europea (UE).

En unas jornadas sobre pagos en la Unión Europea, Piero Cipollone, miembro del Comité Ejecutivo del BCE, ha lanzado mensajes claros y contundentes sobre la estrategia de pagos que debe seguir Europa. En ese sentido, ha llamado a construir una estructura de pagos europea que pivote sobre el euro digital, a redoblar las inversiones de manera conjunta entre todos los países miembros y a que el sector financiero desarrolle soluciones en el mundo de los pagos que se sean compatibles en toda la zona euro. “El BCE pide hoy al sector de pagos que redoble sus esfuerzos”, ha expresado.

Una de las principales preocupaciones del BCE es que los sistemas de pago actuales están dominados por dos compañías extranjeras (Visa y Mastercard, aunque no las menciona directamente). “Las transacciones transfronterizas dentro de la zona euro se han vuelto dependientes de un número muy pequeño de empresas no europeas. Esto obstaculiza la competencia, la innovación y la resiliencia”, ha explicado Cipollone.

El supervisor apunta que la capitalización en Bolsa del mayor banco europeo es varias veces inferior a la de las empresas de pago dominantes internacionalmente -el valor de mercado de BNP Paribas asciende a 77.000 millones de euros frente a los 520.000 millones de Visa- y que, mientras en EE UU las compañías que ofrecen soluciones de pago están creciendo muy rápidamente, en Europa tienen muy difícil competir, ya que la soluciones, en general, están confinadas dentro de las fronteras nacionales. De hecho, cada vez más, los bancos europeos se están desprendiendo de sus filiales de pago o están dando entrada a un tercero ante la imposibilidad de explotar el negocio en solitario. En España, tanto Sabadell, como CaixaBank tienen algún acuerdo en su negocio de pagos y Unicaja lo está estudiando. Tan solo los grandes bancos como Santander y BBVA están explotando este negocio por sus propios medios.

La intención del BCE es crear una estructura de pagos a nivel europeo en el que tanto particulares como empresas se puedan beneficiar, tanto para enviar como recibir dinero de forma rápida y sencilla. También más barata. Y es que, pagar con tarjeta tiene un coste para los comercios. Se trata de un pequeño porcentaje (comisión), llamada tasa de descuento y de intercambio, que los bancos y los operadores de tarjetas cobran al establecimiento por las ventas realizadas. En ese sentido, el supervisor ha detectado que “la competencia limitada en los pagos con tarjeta” se ha traducido en comisiones más altas que pagan los comercios cuando reciben un pago con tarjeta, ya que entre 2018 y 2022 esa tarifa se ha duplicado desde una media del 0,27% hasta el 0,44%.

“La apertura a la competencia global es esencial para fomentar la innovación. Pero sin una auténtica alternativa paneuropea a los sistemas internacionales de tarjetas, los pagos son más caros para consumidores y comerciantes. Y una dependencia excesiva de proveedores no europeos hace que nuestro sistema financiero y de pagos sea más vulnerable a las perturbaciones externas”, señala Cipollone.

La estrategia del BCE en torno a ese marca de estructura europea de pagos pivotará en torno al proyecto del euro digital, que todavía se encuentra en fase de preparación. “En el BCE imaginamos un futuro en el que los pagos minoristas sean más rápidos, más baratos, más fáciles y más resilientes, gracias a una diversidad de medios de pago paneuropeos que utilizan la infraestructura europea. Y no queremos que esto suceda dentro de diez años, sino mucho antes”, adelanta el miembro del Comité Ejecutivo del BCE.

El BCE considera que el euro digital proporcionaría un sistema de pago universal y garantizaría que cualquier ciudadano de la UE pueda realizar pagos sin problema en cualquier momento y cualquier sitio de los países miembros. En ese sentido, apunta que serviría tanto para los pagos online como los físicos, incluso en situaciones de cobertura limitada o si hubiera un corte de energía. Además, el BCE se compromete a que la aplicación del euro digital sea accesible a los colectivos con bajos recursos o capacidades tecnológicas. También para comercios que no puedan pagar una infraestructura elevada para recibir los pagos en euro digital.

En los últimos años, han surgido plataformas, como Bizum en España, que han revolucionado el mundo de los pagos digitales. El BCE aplaude este tipo de iniciativas, pero anima a que a partir de ahora las aplicaciones tengan un uso aplicable a toda la zona euro para evitar la fragmentación. En ese sentido, ha destacado la Iniciativa de Pagos Europea (EPI, por sus siglas en inglés), que pretende crear un Bizum a nivel europeo y en la que participan los grandes bancos españoles.

Igualmente, el supervisor ha lanzado un llamamiento al sistema financiero para que apoye la construcción del sistema de pagos europeo. Así, ha pedido aumentar la inversión pública de manera conjunta y facilitar un terreno de juego en el que los bancos y empresas de pago puedan desarrollar soluciones orientadas al espacio europeo. “Las iniciativas privadas y las comunidades nacionales podrían considerar unir fuerzas para crear soluciones integradas y aspirar a un alcance paneuropeo en un horizonte temporal razonablemente corto. Visualizamos la infraestructura del euro digital como una red ferroviaria europea unificada, donde varias empresas pueden operar sus propios trenes y ofrecer servicios adicionales a sus clientes”, ha detallado Cipollone.

Entre las posibles aplicaciones del euro digital, el BCE señala que se podrían programar pagos en función de que se cumplan ciertas variables. También permitiría dividir facturas o facilitar micropagos online. También impulsaría los pagos instantáneos, una de las prioridades de la UE, ya que acaba de aprobar un reglamento que obliga a todos los bancos a ofrecerlos. La CE calcula que cada día hay 200.000 millones de euros que se quedan bloqueados en los sistemas debido al tiempo que tardan las transferencias desde que se ejecutan hasta que llegan a la cuenta de destino y uno de los objetivos es desbloquear esa masa de dinero para mejorar los flujos de caja y las finanzas de particulares y empresas.

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