El yen cae a mínimos de 34 años y abre la puerta a una intervención de las autoridades japonesas
La moneda está por debajo del umbral que alcanzó en 2022, cuando Japón optó por actuar en el mercado de divisas
El yen tocó este miércoles mínimos de 34 años frente al dólar, alentando la posibilidad de una intervención inminente por parte de las autoridades monetarias japonesas para frenar su caída. El billete verde llegó a cambiarse por 151,94 yenes, dejando atrás el anterior récord que en 2022 propició la actuación del Banco de Japón para sostener su valor. La música, ahora, suena parecida. “Tomaremos medidas audaces contra fluctuaciones excesivas, sin descartar ninguna opción”, advirtió el ministro de Finanzas, Shunichi Suzuki, sin concretar el siguiente paso. La mera enunciación verbal sirvió para que su cotización recuperara algo de brío, pero en caso de que no fuera suficiente, los precedentes indican que se pasaría de las palabras a los hechos mediante una compra de yenes en el mercado de divisas por parte del Estado.
La preocupación por la depreciación de la moneda, que pierde más de un 7% en lo que va de año, llega apenas ocho días después de que el Banco de Japón acometiera la primera subida de tipos de interés desde mediados de 1990, hace 17 años, hasta dejarlos en el 0,1%. Teóricamente, ese movimiento tiende a fortalecer la moneda, pero desde entonces ha ocurrido lo contrario, y el yen sigue debilitándose. “Las apuestas bajistas se han mantenido altas debido a la gran diferencia de tipos con Estados Unidos (5,25%–5,4%) y Europa (4,4%–4,5%)”, explica Magdalene Teo, directora de investigación de renta fija para Asia de Julius Baer.
Tampoco ayuda la evolución, mejor de lo esperada, de la economía estadounidense, que ha contribuido a que el dólar se revalorice en lo que llevamos de año, no solo frente al yen, sino ante las principales divisas globales, al suavizar las perspectivas de una bajada de tipos por parte de la Reserva Federal. Cuanto antes se sumerja Estados Unidos en esa nueva senda monetaria más laxa, antes se espera el alivio para el yen, pero las autoridades japonesas no parecen dispuestas a quedarse de brazos cruzados esperando a que eso suceda.
En 2022, Japón utilizó una potencia de fuego de 9,2 billones de yenes (60.600 millones de dólares) para apuntalar el yen hasta en tres ocasiones, aunque sin desvelar cuál es el nivel frente al dólar con el que se sienten cómodos. El lenguaje desde el Gobierno nipón ha ido ganando en agresividad conforme la moneda caía, dado que una divisa más débil supone un encarecimiento de las importaciones, y por tanto, del coste de la vida.
Esta semana, el viceministro de Finanzas, Masato Kanda, tildó de “especulativos” los recientes movimientos del yen, pero lo cierto es que la debilidad de la moneda también está teniendo un reverso positivo, al volver más atractiva para los inversores la Bolsa japonesa (en máximos históricos también 34 años después), y promover la llegada de turistas extranjeros prestos a aprovechar unos precios más asequibles. En febrero visitaron el país 2,79 millones de personas, cifras nunca antes alcanzadas en el segundo mes del año.
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