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El BCE cambia su marco operativo para evitar la volatilidad en los tipos mientras reduce balance

La institución reduce a 0,15 puntos la diferencia entre la tasa de operaciones principales y la de depósito

Sede del Banco Central Europeo (BCE) en Fráncfort.
Sede del Banco Central Europeo (BCE) en Fráncfort.olrat
Lluís Pellicer

El Banco Central Europeo (BCE) ha definido este miércoles un nuevo marco de trabajo para la era posterior a la gran expansión monetaria. Fráncfort tenía hasta ahora una enorme presencia en los mercados de deuda del Viejo Continente a través de sus programas de compras masivas. Ahora, sin embargo, se propone deshacer esa posición, zafándose de una montaña de bonos que en 2021 alcanzó los 8,56 billones de euros. La autoridad monetaria se encuentra, no obstante, con que el sistema financiero depende del BCE para obtener liquidez después de que las transacciones entre entidades se agotaran en la crisis financiera. Por ello, ha reseteado el mecanismo por el que transmite a los bancos sus directrices de política monetaria.

El nuevo marco de trabajo fue aprobado este miércoles en un Consejo de Gobierno celebrado de forma telemática. Se trata de una cuestión sumamente técnica, pero de primer orden para el BCE, puesto que de ella depende la transmisión de la política monetaria. La elevada liquidez en los mercados en un entorno de tipos elevados implica un doble problema: por un lado, va en contra de la política restrictiva que persigue y, dos, implica que tenga que remunerar al 4% ese exceso de liquidez que las entidades financieras están depositando en el BCE.

Fráncfort, pues, dejará de inundar de liquidez los mercados y pretende que sean los bancos quienes definan sus necesidades. Para ello, el BCE seguirá controlando los costes de endeudamiento mediante la fijación del tipo de la facilidad de depósito, ahora está situado en el 4%. Sin embargo, el tipo de interés que rige cuando los bancos piden prestado mediante subasta –el de las operaciones principales de financiación— es del 4,5%. La autoridad monetaria quiere evitar que la diferencia entre esas dos referencias pueda resultar en movimientos bruscos en los tipos del mercado de dinero.

Para ello, y también para incentivar las pujas, el BCE va a rebajar esa segunda tasa, fijándola 0,15 puntos porcentuales por encima de la de depósito. Es decir, ahora se situaría en el 4,15%. Sin embargo, esta reforma entrará en vigor el 18 de septiembre. Y por entonces, todo apunta a que el organismo que preside Christine Lagarde ya habrá recortado el precio del dinero desde los niveles máximos desde comienzos de 2000 en los que se halla ahora. En cambio, según Reuters, por ahora no es probable que haya un cambio que vienen reclamando muchas formaciones políticas europeas: un aumento de las reservas mínimas para la banca comercial.

Después de la crisis financiera, el BCE decidió emprender una política ultraexpansiva con compras de deuda masivas y tipos en terreno negativo –la facilidad de depósito estuvo en el -0,5%–. Sin embargo, la crisis inflacionista le llevó a decidir hacer todo lo contrario: en menos de un año subió los tipos al 4,5% y acabó con los dos programas de adquisición de activos. Ahora todavía se reinvierten amortizaciones del plan vinculado a la pandemia, pero esas operaciones también acabarán en diciembre. Aun así, el tamaño del BCE todavía es enorme, de 6,9 billones. Y todo apunta a que lo seguirá siendo, a no ser que los bancos centrales quieran deshacerse de los bonos apuntándose grandes pérdidas. En este sentido, la entidad ha dejado para más adelante la definición de una cartera estructural de deuda destinada a manejar la liquidez del sistema y separada, por tanto, de las carteras de deuda actuales procedentes de las compras masivas.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.
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