El oro se suma de forma sorprendente al récord histórico del bitcoin
El metal precioso se consolida como activo refugio impulsado por la demanda china y una posible corrección en una Bolsa en máximos. También se contagia del avance del criptoactivo
El bitcoin no tuvo ningún éxito en su aspiración de convertirse en activo refugio en 2022, cuando el inicio de las subidas de los tipos de interés arrasó con el conjunto de activos financieros. Su viabilidad como destino de inversión incluso se vio comprometida con el estallido de escándalos y quiebras como las de TerraLuna o FTX. En estos días sin embargo se sacude todo el lastre de su pasado reciente y marca nuevos máximos históricos. Lo hace a la vez que el oro, en un paralelismo sin precedentes que sin embargo no significa que el bitcoin haya adquirido la condición de activo refugio del metal precioso.
En esta semana el bitcoin ha rozado los 69.200 dólares, superando su anterior récord de noviembre de 2021, en plena escalada posterior a la pandemia. Y el oro ha establecido un nuevo máximo histórico en los 2.145,37 dólares, rebasando el récord del pasado diciembre. El bitcoin se dispara en lo que va de año el 50% y avanza en volandas aupado por la decisión del regulador del mercado estadounidense, la SEC, de aprobar los primeros fondos cotizados (ETF) de esta criptodivisa en Estados Unidos.
La entrada de dinero en estos vehículos que replican la cotización del bitcoin está siendo trepidante y está retroalimentando el rally de su precio. A su apreciación también había contribuido la expectativa de tipos de interés más bajos este año, aunque de forma mucho menos determinante. No en vano, tipos más bajos elevarán previsiblemente el apetito por el riesgo de los inversores, aunque esos recortes acaben llegando más tarde y siendo de menor cuantía en 2024 de lo esperado por el mercado.
Un horizonte de bajadas de tipos también favorece al oro, al que numerosas gestoras habían incluido como un activo necesario en cartera en sus estrategias para este año. Un dólar más barato y un precio del dinero más bajo favorece la inversión en el metal precioso. Después de todo, con tipos más bajos es también menor el coste de oportunidad del oro frente a los bonos, que pagan un cupón anual que ha aumentado de forma notable en los dos últimos años. Sorprende, sin embargo, que el nuevo máximo del oro llegue justo cuando se han enfriado las expectativas del mercado sobre rebajas de tipos de interés.
En Julius Baer no encuentran argumentos que justifiquen el alza del oro por factores fundamentales. La firma apunta que el dólar y los bonos estadounidenses cotizan bastante planos en los últimos días, en contra de lo que sucede en momentos de búsqueda de refugio. Y señalan que “parece que el oro ha recibido un impulso del bitcoin, su homólogo digital”.
Pero hay más razones que sí justifican la apreciación del metal precioso, del 5% en las últimas cinco sesiones, y que tienen que ver con la búsqueda de refugio. Un motivo muy distinto al de la euforia compradora que rodea al bitcoin, un criptoactivo que pese a los recién estrenados ETF, sigue despertando fuerte recelos en el mundo financiero. El propio BCE defiende que su valor real todavía es cero.
El oro se está viendo impulsado por la creciente demanda por parte de los consumidores chinos, a la vista del derrumbe de precios del mercado inmobiliario y bursátil del país. Además, el oro estaría reivindicando su condición de refugio ante los riesgos geopolíticos, con los conflictos de Ucrania y Gaza muy candentes, y ante unas Bolsas en continuos máximos. Según señalan desde Citi, “los inversores parecen anticipar cada vez más una recesión en EE UU a finales del segundo trimestre, en un contexto de mayor inflación en los sectores inmobiliario y de servicios. Esto puede favorecer al oro como cobertura frente al riesgo y la macroeconomía, sobre todo teniendo en cuenta los recientes repuntes de los mercados de renta variable y de crédito”. El alza del oro podría ser por tanto una señal del riesgo latente de corrección en el mercado. En el banco estadounidense prevén de hecho que el precio del oro pueda elevarse a los 2.300 dólares en un plazo de seis a 12 meses.
Las compras de oro por parte de los bancos centrales también están sirviendo de sostén para el alza de su precio, un fenómeno que ya tuvo lugar el año pasado, en especial entre los bancos centrales de países emergentes. “Los bancos centrales globales compraron 1.037 toneladas durante el 2023, el segundo total anual más alto registrado”, explica Ned Naylor-Leyland, gestor de inversiones, oro y plata de Jupiter AM. El experto confía en que los flujos de entrada en los ETF de oro, ahora negativos, cambien y haya entradas de dinero “una vez que el oro rompa de manera decisiva por encima de los 2.150 dólares por onza”.
Sigue toda la información de Cinco Días en Facebook, X y Linkedin, o en nuestra newsletter Agenda de Cinco Días