LVMH en máximos y París ardiendo, la paradoja de la globalización

El mayor exponente del lujo francés cotiza en niveles récord y acumula una revalorización cercana al 3.000% en los últimos 25 años

Sede de LVHM en en París. CORDON PRESS

La paradoja de la globalización se manifiesta en su máxima expresión estos días en Francia, donde el índice bursátil Cac 40 ha marcado récord histórico con los bolsos de LVMH registrando máximos de cotización, mientras que las aceras de París arden en barricadas por el descontento generado por los recortes previstos en el Estado de Bienestar. Los tres actores de la economía, capital, trabajo y Estado han vivido la globalización de distintas formas y los resultados se pueden ver ahora más claro que nunca. El capital ha ganado la partida al acceder a mejores productividades, acceso a nuevos consumidores, financiación más barata, menos dependencia de trabajadores por la tecnología y mejores condiciones fiscales. Por el contrario, el trabajador ha visto como el peso de los salarios sobre el PIB se ha reducido notablemente, ha sufrido la competencia de salarios de países emergentes donde el capital produce más barato y una digitalización/robotización que elimina trabajo a una gran velocidad. El Estado ha regulado como ha podido estas descompensaciones y ha utilizado la política monetaria de forma plena, tanto bajando los tipos de interés para mejorar el efecto riqueza de la clase media como creando “dinero de la nada” para subvencionar nuestra economía occidental en globalización ya que es la única forma de mantener a flote nuestros privilegios sociales.

Belén Trincado Aznar

El capital global o “los ricos”, en este escenario, se han encontrado con un nirvana de beneficios empresariales y unos tipos ultra bajos que a su vez han disparado el valor de sus activos reales (Bolsa e inmuebles). Si existe un país donde los trabajadores manifiestan su enfado ese es Francia. Pero también si buscan un país donde encontrar “mosqueteros empresariales globales” que venden en todo el mundo y que se benefician al máximo de la globalización, ese es Francia con sus six enfants terribles que pesan un 23,9% en el EuroStoxx 50.

La líder sin duda es LVMH, que satisface a los más ricos con su multi gama de productos y que ha batido a todos con una subida del 2.952% en los últimos 25 años y del 4.732% o 16,7% anualizado si sumamos los dividendos frente al 7,4% el S&P 500. Es lo que tiene ser global y haber capturado al máximo las ventajas del capital y acceder a los nuevos ricos del mundo emergente, grandes beneficiados de la externalización de la producción de occidente, aunque beneficio en manos de muy pocos. La segunda beneficiada ha sido L’Oréal, ya que el lujo y la belleza suelen ir de la mano. El despegue estelar de rentabilidad de LVMH frente a los demás se produce justo después de la quiebra de Lehman, donde los tipos bajos disparan el efecto riqueza en esta orgía de liquidez que tienen montada los “alquimistas monetarios”. Ahora con la inflación tampoco es un problema para que los precios de los productos de lujo suban, son minucias para los que manejan riqueza de verdad. Eso sí, el lujo es caro y ser accionista de LVMH cuesta un PER –número de veces en las que el beneficio está contenido en la acción– de 27,5 veces, tomando los beneficios por acción esperados de 2023 de 32,5 euros, frente a los 28,1 euros de 2022.

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