Madrid emerge como ‘hub’ de arbitraje internacional
La capital española se perfila como el eje natural del arbitraje entre Europa y América Latina

Madrid empieza a consolidarse como una alternativa real a los grandes centros del arbitraje internacional. Su crecimiento, aunque discreto, anuncia una tendencia de fondo: la capital española se perfila como el eje natural del arbitraje entre Europa y América Latina.
Mientras las encuestas globales sitúan a Madrid con una tracción aún limitada, los datos reales de casos muestran una evolución significativa. Según las estadísticas 2024 de la Corte Internacional de Arbitraje de la Cámara de Comercio Internacional (CCI), Madrid fue sede en 27 nuevos arbitrajes (3,8% del total), frente a 15 (2,2%) en 2023 y 16 (2%) en 2022. Este crecimiento sitúa a España entre los diez países más elegidos como sede arbitral en el mundo.
Aunque los datos empíricos muestran un crecimiento sostenido, la percepción internacional sigue rezagada. El Queen Mary International Arbitration Survey 2025 (una encuesta global sobre las preferencias en el arbitraje internacional) muestra que solo un 2% de los encuestados mencionaron Madrid como sede de referencia, frente al 5% en 2021.
Esta aparente brecha es engañosa: la distancia entre percepción y realidad refleja más los hábitos del mercado que la posición real de Madrid en el arbitraje internacional.
Primero, si bien la encuesta de Queen Mary constituye una referencia a nivel global, su alcance y metodología tienden a reflejar sobre todo las preferencias de los operadores anglosajones, tradicionalmente inclinados hacia jurisdicciones de common law. Madrid, en cambio, es una sede de vocación civilista, naturalmente atractiva para las disputas que involucran a empresas europeas y latinoamericanas, donde comparte afinidades jurídicas y lingüísticas.
Segundo, Madrid cuenta con un ecosistema jurídico y empresarial idóneo para consolidarse como una de las principales sedes de arbitraje internacional. En 2024, España fue la tercera nacionalidad más representada en los arbitrajes administrados por la CCI, y el español se consolidó como el segundo idioma más utilizado en estos procedimientos, solo por detrás del inglés. Además, la ley española gana cada vez más protagonismo: en 2024, se aplicó en 37 nuevos casos ante la CCI, frente a 33 en 2023 y 14 en 2022.
En nuestra opinión, hay dos razones principales por las que Madrid aún no ocupa el lugar que merece. En primer lugar, muchas partes españolas siguen optando por designar como sede jurisdicciones consideradas “neutrales”, como París o Londres. Esta preferencia responde más a percepciones comerciales y a la búsqueda de equilibrio entre las partes que a motivos jurídicos. En segundo lugar, persiste la falsa idea de que solo las “sedes clásicas” ofrecen la sofisticación y la seguridad necesarias, lo que lleva a muchas partes iberoamericanas a elegirlas de manera casi automática. El obstáculo, por tanto, no es la capacidad de Madrid, sino la inercia del mercado. Sin embargo, una mirada más cercana demuestra que Madrid ofrece la misma calidad institucional y respaldo judicial que cualquiera de esas sedes.
La propia encuesta de Queen Mary identifica los principales factores que hacen que una ciudad sea atractiva como sede arbitral: el apoyo de los tribunales locales al arbitraje, la neutralidad e imparcialidad del sistema judicial, la eficacia en la ejecución de laudos y acuerdos arbitrales y la posibilidad de adoptar medidas cautelares.
Bajo esos criterios, Madrid no solo cumple, sino que destaca en varios de ellos. El Tribunal Constitucional ha consolidado la autonomía del arbitraje, limitando la revisión judicial de los laudos. Para las empresas, esto se traduce en mayor previsibilidad: las decisiones arbitrales se respetan y los procedimientos son estables, lo que genera confianza para resolver disputas. Además, la Ley de Arbitraje española adopta un enfoque favorable a la validez del convenio arbitral: conforme a su artículo 9.6, basta con que dicho convenio cumpla uno de los tres regímenes jurídicos previstos (la ley del convenio arbitral, la ley aplicable al fondo de la controversia o el derecho español) para ser considerado válido.
A esto se suma una infraestructura de primer nivel. Instituciones como el Centro Internacional de Arbitraje de Madrid (CIAM-CIAR), junto con la presencia de despachos internacionales, expertos altamente cualificados y servicios logísticos competitivos, refuerzan el posicionamiento de la capital como centro de referencia.
Para las empresas, este es un momento propicio para contribuir activamente a la proyección internacional de Madrid y considerar la capital española como sede en sus cláusulas de arbitraje. Madrid reúne todos los elementos necesarios para consolidarse como un centro arbitral de referencia: un marco legal sólido, tribunales favorables al arbitraje, profesionales de alto nivel y una conexión natural con Europa y América Latina. El reto no es solo atraer casos, sino consolidar una cultura arbitral global con acento madrileño.

