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Tribuna
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Madrid y su proyección en el arbitraje internacional

La capital está de moda. La creciente conciencia sobre la importancia del idioma y la cultura jurídica compartida están posicionando a la capital como una sede natural para los arbitrajes internacionales

La creciente internacionalización de la economía y el aumento de los intercambios comerciales entre países iberoamericanos han situado al arbitraje como un mecanismo esencial para la resolución eficiente de conflictos, para la seguridad jurídica y la confianza inversora. En este contexto, Madrid se perfila como una de las sedes con mayor potencial para liderar el arbitraje internacional, especialmente en el ámbito iberoamericano.

La capital española reúne una combinación de elementos que la hacen especialmente atractiva para el arbitraje internacional: una moderna ley de arbitraje, una cultura jurídica compartida con la mayoría del mundo iberoamericano, una doctrina consolidada del Tribunal Constitucional que refuerza el respeto institucional hacia este mecanismo, unos costes inferiores a otras sedes y una comunidad jurídica muy preparada. Todo ello se ve reforzado por el impulso del Centro Internacional de Arbitraje de Madrid – Centro Iberoamericano de Arbitraje (CIAM-CIAR), que en apenas cinco años de actividad ha gestionado más de 60 casos por un valor agregado superior a los 340 millones de euros.

Este crecimiento sostenido evidencia tanto la confianza de las partes en la institución como el posicionamiento creciente de Madrid en el panorama arbitral internacional. La capital figura entre las diez ciudades frecuentemente elegidas como lugar de arbitraje, según las últimas estadísticas de la Cámara de Comercio Internacional (ICC). También se posiciona en otros rankings, como el elaborado por la Universidad Queen Mary de Londres y el bufete White & Case, en el que Madrid se posiciona entre las 20 principales sedes del mundo.

Uno de los principales activos que refuerza esta proyección es el uso del español en procedimientos arbitrales internacionales. Resulta paradójico que, aunque cerca del 20% de las partes en arbitrajes internacionales son iberoamericanas, solo un 10% de los procedimientos se celebran en nuestra lengua. El español es hablado por más de 600 millones de personas en el mundo, 500 millones de ellas como lengua materna. No se trata sólo de una cuestión identitaria o cultural: la lengua forma parte del derecho de defensa. En un arbitraje internacional, la elección del idioma condiciona la igualdad de las partes, la comprensión del procedimiento y la eficacia de la estrategia jurídica.

Desde CIAM-CIAR trabajamos activamente para potenciar el uso del español en los procedimientos con partes iberoamericanas. Lo hacemos no solo gestionando procedimientos en español, sino también promoviendo su uso mediante iniciativas como el Manifiesto por el uso del español en el arbitraje internacional, junto con el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación de España y el Club Español e Iberoamericano de Arbitraje. Apostamos por una lengua común como vía para mejorar la eficiencia y accesibilidad del arbitraje, reforzar la seguridad jurídica y facilitar la participación de nuevos profesionales.

Asimismo, la reciente alianza con el Centro de Arbitraje y Mediación de Santiago de Chile (CAM Santiago) ha sido decisivo para consolidar esta visión. El acuerdo establece que los arbitrajes internacionales que lleguen al centro chileno se canalicen a través de la institución, lo que refuerza la posición de Madrid como sede de arbitraje.

Con esta alianza, hemos reforzado un modelo plural y adaptado a las necesidades de empresas que, en muchos casos, comparten no solo idioma, sino también cultura jurídica.

El arbitraje internacional también está evolucionando hacia una mayor profesionalización y transparencia. Hemos fortalecido los equipos internos, digitalizado la tramitación de procedimientos y aprobado un nuevo reglamento para integrar las prácticas más modernas del mundo del arbitraje, como el procedimiento hiperabreviado o la impugnación opcional de laudo.

Madrid está de moda. La creciente conciencia sobre la importancia del idioma y la cultura jurídica compartida están posicionando a la capital como una sede natural para los arbitrajes internacionales. Este cambio de paradigma abre nuevas oportunidades para los despachos y fortalece el papel de España en el ecosistema jurídico global.

El arbitraje internacional no es solo un procedimiento extrajudicial, es también una herramienta de diplomacia económica. Compartir un idioma y una cultura jurídica es una ventaja competitiva. Lejos de ser una barrera, el español actúa como un puente sólido que conecta intereses y refuerza la confianza entre las partes. En este contexto, Madrid se consolida como una puerta de entrada natural y privilegiada.

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