La compraventa de empresas o unidad productiva: una oportunidad para muchas pymes ante la falta de relevo generacional
Muchas empresas rentables, con estructuras consolidadas y una cartera de clientes establecida, se encuentran en una encrucijada: cerrar o vender

El tejido empresarial español está atravesando un cambio silencioso pero profundo. Miles de empresarios que levantaron sus negocios desde cero están llegando a la edad de jubilación y, en muchos casos, no tienen a quién pasarles el testigo. Sus hijos han tomado otros caminos, los empleados no pueden asumir el liderazgo y la falta de planificación agrava aún más el problema. Como resultado, muchas empresas rentables, con estructuras consolidadas y una cartera de clientes establecida, se encuentran en una encrucijada: cerrar o vender. Y aquí es donde surge una gran oportunidad para aquellas compañías con visión estratégica que buscan crecer sin asumir los riesgos de empezar desde cero.
Y es que adquirir una empresa en funcionamiento tiene muchas ventajas. No es lo mismo lanzar un nuevo negocio desde la nada, con todas las incertidumbres que ello conlleva, que comprar una compañía con una trayectoria probada, procesos optimizados y una base de clientes fidelizada. La inversión inicial puede ser mayor, pero el retorno es más rápido y los riesgos se reducen considerablemente.
Además, integrar un negocio ya establecido en una estructura existente puede generar importantes sinergias, mejorar la eficiencia operativa y abrir nuevas líneas de mercado. En un entorno cada vez más competitivo, esta estrategia puede marcar la diferencia entre el estancamiento y el crecimiento.
Sin embargo, no se trata de comprar por comprar. La adquisición de una empresa debe ser un movimiento calculado, basado en un análisis detallado y una planificación rigurosa, desde la manera de publicitar la venta, con la discreción necesaria que un proceso así requiere, hasta generar un teaser o perfil ciego (documento que proporciona una visión general de la empresa al reunir la información más relevante sobre la misma, sin mencionar en ningún momento su nombre), pasando por los Acuerdos de Confidencialidad (NDA) previos al proceso de due diligence o revisión legal, contable y financiera, que permitan conocer la verdadera situación de la compañía en cuestión.
La due diligence comprende varias fases: el encargo de la revisión, la recogida y análisis de información (incluyendo la facilitada por el vendedor y la obtenida de registros públicos), y la emisión de un informe que permita al comprador tomar una decisión informada sobre la operación. Por ello, es recomendable que el vendedor facilite una declaración escrita de haber entregado toda la documentación relevante.
En la auditoría legal se deben verificar aspectos como la titularidad de la empresa o de las acciones o participaciones sociales, la propiedad de los bienes, la existencia de contratos relevantes, la situación laboral, fiscal y administrativa, así como la existencia de licencias, concesiones o autorizaciones administrativas.
Además, es importante tener en cuenta que, en caso de transmisión de empresa o de una unidad productiva, el adquirente queda subrogado en los derechos y obligaciones laborales y de Seguridad Social del anterior titular, incluyendo los compromisos de pensiones y demás obligaciones en materia de protección social complementaria. El cedente y el cesionario responderán solidariamente durante tres años de las obligaciones laborales nacidas con anterioridad a la transmisión y que no hubieran sido satisfechas. Asimismo, existe la obligación de informar a los trabajadores y sus representantes sobre la transmisión, sus motivos y consecuencias.
Igualmente, el adquirente queda subrogado en los contratos afectos a la continuidad de la actividad profesional o empresarial, así como en las licencias o autorizaciones administrativas que formen parte de la unidad productiva transmitida.
Suele ser normal que se exija la permanencia por un periodo de tiempo determinado del o de los propietarios, de cara a que la transición sea mas fácil y haya la menor perdida de clientela. En este proceso, contar con asesoramiento especializado es fundamental, así como la intervención de un letrado asesor, cuya función es asesorar en derecho sobre la legalidad de los acuerdos y decisiones que se adopten por el órgano de administración, y cuya intervención debe quedar reflejada en la documentación social.
Lo cierto es que este fenómeno del relevo generacional no es algo pasajero, sino que es una tendencia que seguirá acentuándose en los próximos años. La generación del baby boom está alcanzando la edad de jubilación y miles de empresas de nuestro país se enfrentan al mismo dilema.
Para quienes no tienen un relevo claro, la venta es una solución cada vez más viable, ya sea a un competidor, a una empresa con intereses complementarios o incluso a inversores que ven en estas operaciones una oportunidad de negocio. Para las pymes que buscan expandirse, la posibilidad de adquirir una empresa consolidada representa una alternativa mucho más segura y rentable que intentar crecer de manera orgánica en un mercado incierto.
Más allá de lo negativo de la falta de relevo generacional, pensemos este nuevo desafío como una gran oportunidad para las pymes. Un proceso que bien gestionado, a pesar de la dificultad que implica, puede convertirse en la mejor decisión estratégica y rentable.