Cerdán TV: cuando explicarse ante la opinión pública es clave para ganar el juicio
El relato de los hechos ante la opinión pública durante los primeros momentos de la instrucción judicial se torna clave no solo para responder a las acusaciones que se vierten en el escenario mediático, sino para la posterior estrategia de defensa letrada

El pasado 24 de junio, la defensa de Santos Cerdán solicitó retransmitir en directo la declaración ante el Tribunal Supremo del que fuera secretario de Organización del PSOE. El instructor de la causa, Leopoldo Puente, rechazó la petición porque, como establece la Ley de Enjuiciamiento Criminal, las actuaciones judiciales son reservadas y no tienen carácter público hasta que se abre juicio oral, según argumentó literalmente el Supremo en un comunicado.
La norma y su aplicación son incongruentes, sin embargo, con la realidad de lo que acontece cada día en los tribunales españoles, pues pocos días después de una declaración judicial es frecuente encontrar el vídeo de la misma despiezado y exprimido hasta la saciedad en todos los medios. Lo hemos visto en todos los casos de notoriedad pública de los últimos años.
Pero tampoco es congruente la posición de Santos Cerdán, quien podía haber convocado una rueda de prensa para exponer su versión, pues el ordenamiento jurídico español ampara la libertad de expresión de cualquier ciudadano incluso cuando este está inmerso en un procedimiento judicial. No lo hizo sin embargo el que fuera máximo responsable de los socialistas en ninguno de los 18 días que transcurrieron desde su dimisión hasta la declaración.
Ni siquiera compareció tras la publicación (en todos los medios y en todos los grupos de Whatspp, a pesar de que no tiene carácter público, según el Supremo) del informe de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil que le señalaba como el cabecilla de la supuesta organización criminal. Santos Cerdán lo anunció, pero finalmente no se explicó ante los ciudadanos.
Ni juez ni parte, por lo tanto, parecen muy favorables a intervenir en el discurso público. No lo ignoran, pues es imposible dar la espalda a la realidad de que Santos Cerdán está siendo juzgado en la opinión pública, pero tampoco quieren aceptar su papel dentro de este escenario que todos miran con hambre de conocimiento. Admiten que existe otro juicio al margen del procesal, porque ambos además lo han abordado en sus discursos, pero cual avestruz esconden la cabeza como si así fueran a desaparecer los espectadores que también sentencian.
Las explicaciones de Santos Cerdán en la esfera pública son necesarias para él. No solo porque tiene la obligación de darlas como personaje con notoriedad, sino también porque está inmerso en un procedimiento judicial con un reflejo constante en la opinión pública que no puede menospreciar a la hora de articular una defensa coherente. No alzar la voz, de hecho, deja a la opinión pública la libertad de pensar en que guarda silencio porque no tiene aún articulado relato alguno o defensa coherente. En el fondo, sin embargo, también existe la posibilidad de que esta reserva verbal tenga otro motivo: que Santos Cerdán no le haya dado la importancia que tiene o no la haya sabido abordar con los asesores adecuados.
La mayor parte de personas que se enfrentan a un litigio con repercusión pública priorizan el concepto de estrategia de defensa porque entienden que ésta está por encima del relato. Sin embargo, en un momento tan incipiente del procedimiento judicial, esa estrategia jurídica no puede más que centrarse en cuestiones formales y técnicas, lo que limita mucho su incidencia tanto sobre la propia causa como sobre la esfera pública, donde se está desarrollando un juicio paralelo con incidencia directa en el que tiene lugar intramuros.
El veredicto que crea la masa en su conciencia colectiva, de hecho, se forma a una velocidad muy superior a la que funciona el tribunal competente, que en España requiere de años. No vale, por lo tanto, esperar a que concluya el segundo para elaborar el primero. No sería eficaz. Más bien, al contrario, es urgente trabajar sobre el primero, que irremediablemente influirá sobre el procedimiento judicial.
Elaborar un relato de defensa (explicar adecuadamente tu versión), por lo tanto, es lo más importante en este momento, algo que parece no haber visto Santos Cerdán. La consecuencia, como puede observarse cada día, es que el juicio paralelo se descontrola por minutos. Su propio partido le ha defenestrado, sus excompañeros le dan por condenado y no hay un solo español que no le llame ladrón en público y en privado.
Americanos y británicos denominan litigation PR a esta labor de defensa pública que debe ser prioritaria cuando un asunto tiene un gran eco mediático, como es el caso. Sandro Rosell se pasa la práctica totalidad de su libro Un fuerte abrazo tratando de poner nombre a lo que él denomina una campaña de imagen que le ayude a explicarse ante la opinión pública. El expresidente del Barça estuvo más de dos años en prisión preventiva y luego fue exculpado de todos los cargos. Nunca dio por satisfecha su aspiración de explicarse y aún hoy reconoce en privado que es su asignatura pendiente.