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En colaboración conLa Ley
Día de la mujer
Tribuna
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Abordando la ley de la paridad y la necesidad de referentes

Las empresas deben ser flexibles, comprender que su actividad trasciende más allá de los resultados puramente económicos, entender que su papel es generar valor a todos los niveles

Muchas y muy diversas son las opiniones que ha despertado la Ley Orgánica de representación paritaria y presencia equilibrada de mujeres y hombres (ley de paridad). En el ámbito puramente empresarial, sus defensores/as ven las bondades de forzar que haya un mayor número de mujeres en consejos de administración y en alta dirección. Consideran que la presión reguladora funciona y sirve de palanca para que las empresas dejen de ignorar el talento femenino. Por su parte, los/las detractores/as de la norma consideran que no es positivo exigir cuotas y que la incorporación de la mujer en dichos cargos y puestos debe producirse de forma natural.

Más allá de la valoración de la norma, es innegable que la variedad en la composición de un órgano de administración o de dirección aporta una mayor y mejor perspectiva de análisis de los retos empresariales. Hombres y mujeres pensamos de forma distinta y complementaria –ponemos en valor elementos diferentes–, lo que nutre el debate y, por tanto, el resultado del mismo.

Pero es que la necesidad de abordar las cuestiones empresariales de forma poliédrica trasciende el tema de género, debiendo incorporar a la ecuación consideraciones como la diversidad de nacionalidades, experiencias y trayectorias distintas, culturas, etc. Y ello para conseguir una diversidad real en los órganos de administración y dirección que permita disponer de más puntos de vista y, por ende, generar debates activos con contraposición de opiniones diversas (lo que redunda en análisis más completos).

Pero volvamos al papel de la mujer. De los análisis realizados por expertos parece desprenderse que la ley de paridad ha motivado que muchas compañías nombraran a consejeras independientes. El consejero independiente es aquel no vinculado con el comité directivo ni con los accionistas. Parecería entenderse que las compañías no encuentran, entre sus directivas, candidatas para formar parte de sus consejos de administración como consejeras ejecutivas.

¿Puede ser eso cierto? ¿Hay una falta de talento femenino? ¿Las mujeres no están lo suficientemente preparadas? Si consideramos el elevado porcentaje de mujeres que finalizan sus estudios universitarios cada año, así como otras formaciones posteriores como másteres o programas directivos, no parece que la causa sea una falta de preparación o capacidad de la mujer.

¿Se trata entonces de la maternidad? Tocamos un tema espinoso donde hay opiniones para todos los gustos. Pero la realidad es que hay mujeres que son madres y están en puestos directivos de alto nivel.

También ha habido cambios normativos para equiparar los roles del hombre y la mujer en esta materia, en una pretensión de mitigar ese impacto para la mujer. Esta cuestión podría ser objeto de análisis, pero no hoy. Y entonces… Cuántas de nosotras no habremos estado en reuniones o consejos de administración en los que éramos la única mujer en la sala. Visto así, cuesta un poco creérselo…

Es necesario tomar consciencia de las bondades de tener equipos mixtos, que se nutran de las diferentes formas de pensar de cada individuo, reforzando, incluso, los equipos con personas de determinadas características en caso de ser necesario. Solo de esta forma es posible abordar los desafíos empresariales en un contexto cada vez más cambiante y diverso.

Las empresas deben ser flexibles, comprender que su actividad trasciende más allá de los resultados puramente económicos, entender que su papel es generar valor a todos los niveles. Deben avanzar en sus políticas y programas de desarrollo para que las mujeres –igual que los hombres–, que estén preparadas y quieran, puedan alcanzar puestos directivos.

En las sociedades cotizadas, las comisiones de nombramiento deben trabajar para garantizar procedimientos transparentes que permitan la selección del mejor candidato sin importar su género.

Necesitamos referentes. Referentes de mujeres que lo han conseguido y dar publicidad a estas mujeres para que las nuevas generaciones se lo crean. Porque el mundo empresarial las necesita.


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