La COP28 de Dubái: ¿y a mí qué?, si soy abogado...
Conocer las claves de la cumbre del clima posibilita a los letrados anticipar los desarrollos normativos y crear valor en las compañías
Hace pocas semanas concluyó la COP28. Cada cual habrá extraído sus propias conclusiones sobre la mediática conferencia y la diversidad de opiniones está prácticamente garantizada. La complejidad intrínseca de que tantos y tan diversos actores alcancen acuerdos concretos y plenamente vinculantes hace que las opiniones y valoraciones difieran y que veamos el espectro completo de posiciones: desde la consideración de la cumbre como un éxito hasta su crítica por falta de avances concretos.
Sea como fuere, el objeto de estas líneas no es valorar la cumbre o criticar los acuerdos, ni siquiera resumir lo allí sucedido. Nos centraremos, en cambio, en una pregunta que recibimos reiteradamente en el despacho: ¿realmente nos interesan estas cuestiones de ESG a los abogados? ¿En qué me afecta la COP?
Esta pregunta la recibimos casi a diario de empresas de todo tipo, con independencia de su tamaño y sector de actividad. Pero también la formulan con mucha frecuencia abogados, indistintamente de que trabajen en despacho o empresa.
Con carácter general, todas las empresas van vislumbrando en qué ámbitos y medida pueden verse afectados por las cuestiones medioambientales, sociales y de gobierno corporativo, ya sea por obligaciones de información o reporting, diligencia debida, procedimientos internos existentes, análisis de la cadena de valor, etc. Sin embargo, vemos a los abogados algo más perdidos y a ellos destinamos este ejercicio.
Coincidiremos en que la pregunta es legítima, pues es lógico pensar que los abogados deben centrarse en su conocimiento y formación jurídica tradicional (derecho mercantil, administrativo, civil...), que es lo que en definitiva se les demanda y les garantiza trabajo hoy en día.
Nosotros pensamos, sin embargo, que debemos ir cambiando el enfoque a cómo se medirá el desempeño de un abogado a no tan largo plazo. Este ejercicio es clave, pues el abogado está dejando de ser un experto en leyes, como se nos suele considerar, para ser un socio de negocio (business partner, si queremos darnos más importancia). Animamos a leer la extensa literatura que existe al respecto y que versa sobre cuestiones tan interesantes como la frontera entre trabajo humano e informático o el procesamiento y análisis de datos o la composición de los equipos legales de las empresas (quizá la mitad no sean abogados). En fin, este enfoque es para nosotros el relevante porque ser un socio de negocio conlleva la obligación de crear negocio (o valor) medible para la compañía.
Y aquí entra la famosa COP y el tan manido ESG si reflexionamos sobre los puntos destacados de la cita en Dubái. Por ejemplo, el acuerdo para “alejarse” de combustibles fósiles de forma progresiva pero segura, el objetivo de triplicar la capacidad de producción de energías renovables o la voluntad de doblar la eficiencia energética y acelerar notablemente la reducción de emisiones de metano, entre otros.
Estos elementos tienen en común que presentan inmensas oportunidades de crear valor en las compañías. Un abogado pensará que ya le llegarán los problemas en forma de litigio medioambiental o de consulta regulatoria, por ejemplo. En cambio, otro verá una oportunidad de oro para entender en profundidad el porqué de estos acuerdos y, en consecuencia, anticipar los desarrollos normativos y mutar más eficientemente en ese socio de negocio que el mundo requiere de sus abogados. Pero eso pasa inevitablemente por la COP, el ESG y por aceptar que la sostenibilidad está cambiando la realidad que hemos vivido hasta ahora.
Aprovechemos la inundación de información (el volumen de datos que se generan a diario se mide en zettabytes) para formarnos: leamos libros y artículos de opinión, participemos en cursos de formación y foros y, si resulta demasiado tedioso o exigente en tiempo, aprovechemos las ventajas y comodidad del mundo online. Pero aprovechemos, porque los abogados de mañana necesitarán saber ESG.
Como dijo Victor Hugo, "el futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad".
Joaquín Hervada, socio de competencia y corresponsable de ESG de DLA Piper España.