Cuatro años de ERTE, teletrabajo y ansiedad: así cambió la pandemia el derecho de los trabajadores
Las últimas sentencias laborales reflejan cómo la crisis ha traído nuevos derechos y conflictos para los empleados
“Teletrabajo”, “registro horario”, “desconexión digital”, “conciliación”, “ERTE”. Son conceptos que podrían sonar a chino para cualquier trabajador hace algunos años, sin embargo, en la actualidad forman parte indisoluble de la cultura laboral española. Este jueves, 14 de marzo, se cumplen cuatro años de la declaración del estado de alarma, la llegada oficial de la pandemia que lo puso todo patas arriba. La efeméride, idónea para hacer balance, da pie a preguntar cómo han cambiado nuestros derechos como trabajadores desde que el virus transformó nuestras vidas.
El análisis de los miles de sentencias dictadas por los jueces de lo laboral en estos cuatro años nos ayuda a dar una respuesta. La radiografía de estos documentos judiciales, fiel termómetro de la conflictividad social, puede servir para alcanzar algunas conclusiones. Por ejemplo, el término teletrabajo era un concepto extraño en los tribunales hace no muchos años. En concreto, en el año 2018 nuestros jueces dictaron, al menos, 89 sentencias laborales donde este término aparecía mencionado por lo menos una vez.
Pero la crisis sanitaria hizo estallar los conflictos en este nicho. Así, en 2019 fueron registrados 147 fallos que contenían el ítem “teletrabajo”; en 2020 se dieron 305 sentencias; en 2021, 601, y en 2022, 733. La conflictividad por el teletrabajo se ha quintuplicado en solo cuatro años (un 398% más). Hay que apuntar que el análisis, que utiliza los registros de la base de datos de sentencias y documentos jurídicos LaLeyDigital, ignora los datos de 2023 y 2024, ya que al no ser públicas aún todas las sentencias emitidas por el Poder Judicial en este periodo, los datos contaminarían la tendencia.
Los expedientes de regulación temporal de empleo, o más conocidos por sus siglas ERTE, han sido otra fuente de dudas legales (y por tanto de peleas en tribunales). Aunque la ley española ya recogía esta herramienta de despido en su legislación, pensada para situaciones extraordinarias, la crisis obligó a los abogados laboralistas a desempolvar la teoría sobre este concepto. Así, en 2019 y 2022 se dieron respectivamente 294 y 2.708 sentencias que incluyen esta palabra. El aumento de los pleitos en este nicho es del 821%.
Más derechos
La pandemia nos volvió más sensibles hacia ciertos abusos laborales. Desde 2019, las discrepancias en todo lo relativo al cumplimiento de horarios y al cuidado del tiempo libre se acentuaron de forma que términos como “conciliación”, “registro horario” o “desconexión” aumentaron sus apariciones en las resoluciones judiciales un 110%, un 324% y un 766%, respectivamente.
Consultados por CincoDías, y analizando los datos, un grupo de abogados coincide en que el tablero de juego de los derechos laborales es muy distinto al que existía en tiempos prepandemia. Hay más discusiones entre trabajadores y empresas, fruto del escenario de cambios e incertidumbres. En síntesis, han sido años donde las leyes se han adaptado a marchas forzadas a realidades insólitas, como los cierres de los negocios por fuerza mayor o el control del estado sanitario de los empleados. Tal como las conocíamos, las relaciones entre empresarios y trabajadores han cambiado para siempre, señalan algunos.
“La mayor disponibilidad que se tiene al trabajar desde casa ha provocado numerosos conflictos”, reflexiona el abogado Juan Grangel, of counsel del área laboral del bufete de abogados Baker McKenzie e inspector de Trabajo y Seguridad Social en excedencia, “tanto por la consideración de tiempo de trabajo, es decir, por las horas extras, como por aspectos relacionados con la desconexión digital”. Lo que, unido a “una nueva generación de jóvenes que valoran decididamente el disfrute personal de su tiempo”, explicaría el aumento de la litigiosidad en estos conceptos.
Por su parte, Alfredo Aspra, abogado laboralista y socio de Labormatters Abogados, valora que la crisis ha acelerado la protección de los derechos de los empleados, lo que acentúa el frenesí de choques judiciales con origen en el trabajo. “Lo que se preveía ocurriera en diez años pasó solo en uno” y ello, en su opinión, ha dibujado “una suerte de tendencia, un continuo crecimiento de los derechos laborales de los trabajadores”.
Uno de los derechos reforzados en los últimos años ha sido el respeto a la intimidad. La aplicación en España del Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) explica un notable repunte de las riñas por la privacidad de los trabajadores, especialmente notable en los últimos cuatro años. En este cajón se incluyen los roces por el uso de medios de control de los teletrabajadores que, como han advertido algunos jueces, puedan sobrepasar los límites de los derechos fundamentales. El crecimiento de los litigios donde se incluye el término “derecho a la intimidad” es remarcable: mientras que en 2018 se dieron 254 resoluciones judiciales que incluyeron este ítem, en 2022 el dato se dispara hasta alcanzar las 15.497 resoluciones.
Salud mental
Otra tendencia : somos más conscientes de la importancia de cuidarnos por dentro y por fuera, y así lo recoge la radiografía de la conflictividad laboral. Del análisis de las resoluciones destaca el repunte de términos como “ansiedad”, “depresión” o “salud mental”.
Por ejemplo, en 2023 hubo al menos 4.603 resoluciones judiciales sobre conflictos laborales que, en algún punto de su redacción, incluyeron la palabra “ansiedad”. Para hacerse una idea, en términos comparativos, en 2014, en los últimos coletazos de la crisis económica, la misma búsqueda arroja 2.685 fallos. Es decir, en una década estas sentencias se han disparado un 71%.
La concienciación por el estado emocional de los trabajadores demuestra ser una tendencia jurisprudencial de los últimos 10 años, pero, para los expertos, la crisis sanitaria ha sido un espaldarazo para que las instituciones tomen partido. “La pandemia ha traído un aumento sobre la concienciación sobre la salud mental”, analiza Daniel Cerrutti, socio de laboral de Uría Menéndez. Ello, agrega el experto, ha derivado en “el desarrollo de políticas y reformas normativas vinculadas a esta cuestión, íntimamente unido a la pandemia”.
Por otra parte, han sido años en los que los organismos públicos han emitido, además de multitud de leyes laborales, otros documentos como guías ministeriales, oficios, criterios interpretativos o boletines para aclarar nichos de conflicto en materia laboral que han surgido desde la irrupción de la pandemia. Documentos que, ante las numerosas dudas empresariales, “se siguen utilizando como fuentes de interpretación de la normativa laboral”, apunta Cerrutti.
Los conflictos que vendrán
De ERTE a ERE. Para Enrique Ceca, socio de Ceca Magán Abogados, los últimos cambios normativos en la regulación de contratación temporal explican otro fenómeno que las estadísticas recogen: el uso de los expedientes de regulación de empleo (ERE), tan comunes en los meses de la crisis financiera. Este uso respondería a necesidades empresariales “de reestructuración de los costes de personal”. Por otro lado, la mejora de la economía ha traído “un incremento de la litigiosidad individual” en el ámbito laboral, valora Ceca. Una tendencia que, bajo su previsión, se mantendrá a corto plazo.
Sindicatos. Las fuerzas sindicales coinciden en que la pandemia ha reforzado los derechos de los trabajadores, pero más allá de las normas parche, es decir, aquellas que sirvieron para regular rápidamente fenómenos emergentes como el teletrabajo, los sindicatos abogan por más cambios normativos que reformulen desde la raíz las relaciones de trabajo. Así lo apunta Fernando Luján, vicesecretario general de política sindical de UGT. “Términos como el de conciliación, jornada laboral, salud mental y teletrabajo se han terminado imponiendo en las contrataciones en los puestos de trabajo” y “en la conflictividad judicial”. Pero hay que ir más allá, “creemos que ha llegado el momento de reformular las relaciones laborales y para ello debemos redefinir qué es un contrato de trabajo, el lugar de prestación de servicios o los límites y contenidos de la jornada de trabajo”. En su opinión, las estadísticas judiciales y el repunte de términos como “ansiedad”, “depresión” o “salud mental”, y los términos ligados a la disolución de los espacios de trabajo o de los horarios, dibujan las líneas maestras “del Estatuto del Trabajo del siglo XXI” y de cómo las leyes tendrán que resolver esta litigiosidad.
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