¿Cuánto cobra un actor? ¿Y un guionista? Los salarios base en el mundo del cine y la televisión en España
La intermitencia en el flujo de trabajo, lo difícil que es acceder de primeras y la casuística individual de cada obra o profesional son algunas de las características de este mundo
El sector audiovisual y el del cine requieren de un variopinto elenco de trabajadores para que un proyecto pase del mundo de las ideas al de la realidad. Actores, ayudantes, directores, gruistas, cámaras, especialistas en sonido, maquilladores, peluqueros, publicistas, productores, editores, guionistas, trabajadores de salas de cine... Son solo algunas de las profesiones relacionadas con que la ficción cobre vida. Cada uno de los oficios mencionados tienen unos sueldos y unas condiciones diferentes que, según explican fuentes sindicales del sector, varían enormemente de una producción o, incluso, de una persona a otra. Estas mismas fuentes ponen el foco en que no todo es de color rosa y advierten que la industria audiovisual española es un mundo de difícil acceso en el que los contactos pesan todavía más que en otras actividades.
El primer acto de este artículo versa sobre la remuneración, ya que el amor al séptimo arte no basta para pagar facturas. El convenio de la industria de producción audiovisual y el de los actores, ambos con sueldos actualizados en 2024, sirven de guía a la hora de saber cuál es el salario base teórico para cada uno de estos oficios. Los números contenidos en él van desde los 5.582 euros brutos al mes que cobra como mínimo un director que trabaje en una película o serie de alto presupuesto (esto es, según el convenio, con unos recursos superiores a 1.125.000 euros) a los 1.540 euros que perciben ayudantes varios en el mundo televisivo.
Retomando parte de la enumeración que se escribía al principio de este artículo, el salario por convenio de un gruista oscila entre 1.597 euros brutos mensuales y 1.779. El rango de un cámara, en función de su categoría y de si es una película o es un programa de televisión, va desde los 1.540 euros para auxiliares hasta los 3.343 para los más veteranos y especializados. En sonido, varía entre los 1.540 de un ayudante en televisión a los 3.283 de un jefe de sonido en una película de alto presupuesto. Los profesionales del maquillaje y la peluquería en el cine cobran 2.033 euros y 1.885, respectivamente, si son titulares, y unos 1.680 si son auxiliares. Como norma general, la televisión ofrece unos salarios más bajos, pero, a su vez, da una mayor estabilidad que el cine. Tanto en el caso de los profesionales de la interpretación como en el de los guionistas es necesario hacer una mención aparte. En los primeros, porque tienen otro convenio, en los segundos, porque se rigen por otro régimen laboral y es raro que sean asalariados.
Cristina Bermejo, secretaria del sector de medios de comunicación, arte, cultura y deporte del sindicato CC OO, explica que las cifras de los anteriores párrafos son orientativas, ya que los sueldos están habitualmente por encima del convenio. “Se suelen duplicar en el caso de las películas de alto presupuesto; en las de bajo, se ajustan más a las cifras del acuerdo. Si eres una persona que acaba de entrar en el mundillo, es normal cobrar menos, pero si ya tienes cierta reputación o experiencia, se paga más, tanto en los oficios técnicos como de actor”, completa.
Más allá del presupuesto de la producción para la que se trabaje o del caché que se tenga, también influye en si se cobra por encima del convenio o no el papel que se juegue. “En el convenio de actores son los papeles principales los que más van a caché, luego los secundarios y los de reparto sí que se ajustan a las tablas del convenio”, comenta Bermejo a modo de ejemplo. Preguntada por si se recurre en esta industria a asignar categorías inferiores a las que realmente correspondería para abaratar sueldos, la experta desvela que eso es más típico de productoras de televisión pequeñas o cuando se producen externalizaciones, ya que en el cine “buscan calidad y saben que la calidad se tiene que pagar”.
Un mercado activo pero volátil
Todas las fuentes consultadas para este artículo apuntan a una misma problemática. Si trabajar en esto fuera una película, se titularía Intermitencia. Los profesionales del audiovisual, salvo que se dediquen a la televisión, casi nunca saben cuándo van a tener un empleo o, incluso, si su teléfono volverá a sonar. “El mercado audiovisual español estaba muy dominado por la producción cinematográfica y las televisiones en abierto. Era un mercado más cerrado y mucho más estable. Ahora estamos en un mercado mucho más activo pero, a cambio, mucho más intermitente. Los contratos son más cortos, pero es todo más dinámico, hay más trabajo”, dice Ignacio Martín, responsable institucional de la Unión de Actores.
En este sentido, Martín celebra el reciente acuerdo entre el Gobierno y sus socios para la creación de un IRPF adaptado a los artistas, una medida que formó parte del paquete de medidas fiscales con la idea de reflejar esta intermitencia. “Desde 2015 llevamos peleando para que se haga una adaptación de las principales relaciones entre el actor y el Estado. Esto es la fiscalidad, su régimen laboral y la Seguridad Social. La idea es que se refleje esa intermitencia que caracteriza nuestro trabajo. Las películas no se están rodando siempre. Es algo inherente. Ya en la pandemia se generó una prestación de desempleo para artistas que se puede pedir más veces aunque tenga menos dinero”, detalla.
Empresarialmente, es un mundo fragmentado. Aunque de cara al público luego no hay tantas opciones, ya que no existe un número tan amplio de grupos televisivos o de plataformas finales, los profesionales sí que tienen una cierta variedad de productoras a las que acudir en busca de oportunidades. De hecho, Bermejo cuenta que lo habitual es tener tres o cuatro empresas de referencia con las que ir trabajando a medida que necesitan profesionales.
Pese a la múltiple opción de empresas, tanto la experta de CC OO como el responsable de la Unión de Actores afirman que no es fácil iniciarse en el sector. Bermejo califica al cine como “bastante endogámico” laboralmente hablando, mientras que Martín señala que ese trabajo que hay fruto del mayor dinamismo del audiovisual con frecuencia recae en las mismas manos. Pasa como en el fútbol. Muchos sueñan con llegar a Primera División, pero luego, pocos lo hacen.
“Si entras en el circuito está muy bien, pero el circuito es bastante cerrado. No hay una dinámica de casting o de pruebas abiertas a las que puedas acudir. Esto pasa un poco también en el ámbito de las artes escénicas. Por eso es noticia que por primera vez un teatro público haga pruebas abiertas, como ha hecho el teatro Fernán Gómez de Madrid. Es noticia porque hay muy pocas pruebas en las que cualquier actor o actriz pueda presentarse. Esa falta de casting hace que sea un mercado cerrado”, describe la experta.
Eduardo Guillén, secretario general del Sindicato de Técnicos Audiovisuales y Cinematográficos (Tacee), coincide con la idea de que en el sector se respetan los sueldos del convenio, pero puntualiza que desde la crisis de 2008, han estado prácticamente congelados. “En Tacee calculamos que los trabajadores han perdido hasta un 20% de poder adquisitivo de media. Esto contrasta con el aumento de beneficios obtenidos por las productoras, cadenas de TV y plataformas en los últimos 10 años”, denuncia. Dando una idea de otro aspecto de cómo se funciona en el mundillo, Guillén apostilla que en este ramo se suelen incluir complementos salariales para “encubrir los excesos y abusos en la duración de la jornada diaria, es decir, contratos de 40 horas semanales con jornadas reales de hasta 50 horas o más que no se reflejan en nómina como horas extraordinarias”.
Por último, pero ni por asomo menos importante, están los guionistas. Aunque en el convenio vienen sus sueldos, estos mínimos solo se aplican para los que trabajen en televisión, algo no muy común. Fuentes del sindicato de guionistas Alma indican que en el caso del cine rige una relación mercantil en la que el guionista, como autónomo, llega a un acuerdo personalizado. “Por la legislación de competencia, no se pueden fijar tarifas para los precios de servicios prestados por profesionales por cuenta propia, de manera que deben negociarse cada contrato”, explican. No solo negocian el dinero por el que venden su historia, sino también, las condiciones en las que esa historia puede ser explotada o no.
El cine en España, en cifras
Atendiendo a los datos de las estadísticas de cinematografía del Ministerio de Cultura, en 2023 en España había 3.608 cines y se realizaron 931 películas de producción patria elaboradas por 553 empresas. En el caso de los cortometrajes y largometrajes españoles, un total de 13,4 millones de espectadores aportaron una recaudación total de 82,4 millones de euros en taquilla. Al añadir las películas hechas en el extranjero a la ecuación, la facturación de todos los cines escaló a 493 millones. Si bien estos son los números globales, al hacer zum se aprecia esa paradójica hiperconcentración en pocas manos. En el caso de las 526 películas españolas que habían recaudado algo en lo que iba de 2024 hasta el pasado 8 de diciembre, solo 19 superaron el millón de euros. A partir de la película 59, la recaudación en taquilla bajaba de 100.000 euros. La producción española más taquillera en lo que iba entonces de 2024 fue Padre no hay más que uno 4, con 13,44 millones de euros y 2,17 millones de espectadores.
Pero la industria audiovisual va mucho más allá de las taquillas. Según el segundo informe del sector audiovisual español del Spain Audiovisual Hub, citando estudios efectuados por PwC, todas las actividades en España juntas (televisión, vídeo y publicidad en TV, audiovisual corporativo, videojuegos y esports, cine, vídeo bajo demanda y realidad virtual) tuvieron unos ingresos de unos 10.000 millones en 2023. En cuanto a trabajadores, revisando el registro de ocupación por subsector, 43.117 personas trabajan en España en actividades cinematográficas, de vídeo y de programas de televisión. Otras 7.559 estaban en el de actividades de programación y emisión de televisión. En total, excluyendo a los empleados de otros sectores que también dan servicios a esta industria, y solo teniendo en cuenta esas dos subcategorías con relación más inequívoca, 50.676 personas.