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Euskadi blinda la industria con un plan de 16.000 millones

La iniciativa busca la transformación de la economía con recursos públicos y privados. Pretende contrarrestar los aranceles de Trump y la competencia china

La incertidumbre que altera el ritmo de la economía internacional figura como el principal problema en todas las agendas económicas e institucionales, también en la del lehendakari, Imanol Pradales. “Vivimos en tiempos complicados, en un mundo convulso, las crisis se suceden a gran velocidad y nadie nos va a esperar”, ha reiterado recientemente.

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En esta legislatura, una de las prioridades del Gobierno vasco es el blindaje de la industria, que con los servicios anexos aporta más del 40% del PIB de Euskadi. Por eso ha lanzado un plan a 2030 que busca movilizar inversiones de casi 16.000 millones, aportadas en su mayoría por el sector privado (12.000 millones), además de otros 3.900 millones del ámbito público.

Su objetivo es tanto fomentar el arraigo empresarial como impulsar las transformaciones digital y energética de la economía de la comunidad autónoma. “Para consolidar la marca Euskadi, porque nos jugamos el futuro”, insiste el lehendakari.

El plan incluye 23 proyectos “transformadores” que son transversales a diversos sectores. Este mes, IBM ha puesto en marcha en San Sebastián, en terrenos del Parque Tecnológico de Gipuzkoa, un superordenador cuántico. Solo operan otros dos en el mundo con su capacidad, uno en Estados Unidos y otro en Japón. Y el pasado 20 de octubre fue la inauguración de GOe Tech, también en la capital donostiarra. Es un centro de investigación sobre gastronomía y salud.

La financiación de esa estrategia es clave. El Ejecutivo de Vitoria lanzó en marzo pasado la Alianza Financiera Vasca, que se apoya en el programa Euskadi Eraldatuz (Cambiando Euskadi). Una iniciativa en la que están implicados bancos como BBVA y Kutxabank, además de Elkargi, la mayor sociedad de garantía recíproca de España.

A la aportación y búsqueda de recursos también se han comprometido Laboral Kutxa, la cooperativa de crédito integrada en Corporación Mondragón, y las fundaciones BBK, Kutxa y Vital, que son accionistas de Kutxabank.

La fortaleza financiera se refleja en el cluster BasqueFik y las federaciones que gestionan planes de pensiones públicos y privados. Entre todas suman un patrimonio de 30.800 millones de euros , invertido tan solo al 1,17% en compañías de Euskadi.

Y la red Eraldatuz, que está abierta a la participación de fondos de inversión internacionales. Supone el primer paso para movilizar proyectos por valor de 16.000 millones. El programa se activa con 1.000 millones del Gobierno vasco, de ellos 400 millones concentrados en el fondo público Finkatuz, que entra en el capital de grupos tractores de la economía local. Ya participa en empresas del sector de la movilidad (CAF), aeroespacial (ITP Aero), alimentación (Iparlat) y Arania (siderurgia).

Esta estrategia busca hacer frente a incertidumbres como el proteccionismo de Donald Trump, que grava con aranceles de hasta el 50% algunas de las exportaciones a Estados Unidos, y la expansión de la economía asiática, sobre todo de China, por el mundo. De hecho, la actividad industrial del País Vasco ha caído un 1,1% en los ocho primeros meses del año. El impacto negativo de la política de Trump en la industria vasca puede alcanzar los 700 millones, según previsiones del Gobierno vasco. Y no despegan las economías de Alemania y Francia, que concentran el 30% de las exportaciones totales de Euskadi.

De momento, el País Vasco aguanta este tsunami. La economía de la comunidad autónoma creció un 2,2% en el tercer trimestre, el mismo porcentaje que el Ejecutivo de Vitoria espera para todo 2025, por encima de la media europea del 1,2%. Una evolución que se apoya en el tirón del sector servicios (el turismo sigue al alza y este año puede suponer ya el 7% del PIB), como de la construcción). Ambos contrarrestan la desaceleración de la industria. Para 2026 el alza esperada de la economía es del 1,9%.

El consumo privado también ayuda. Impulsado porque, por tercer año consecutivo, Euskadi mantendrá el nivel histórico de más de un millón de afiliados a la Seguridad Social (sobre una población total de poco más de 2,2 millones de habitantes). Pero la inflación ha escalado al 3,3% en septiembre y los sindicatos se siguen quejando de que el nivel medio de los salarios es bajo.

El paro, según las estimaciones del Gobierno vasco, seguirá por debajo del 7% durante el periodo 2025-2027. Cerrará este año en el 6,4%, tras la creación de 14.000 nuevos empleos. Y bajará al 6,3% en 2026, con el mismo registro para 2027. Durante los dos próximos ejercicios, la previsión es que se generen 11.000 puestos de trabajo cada año, de acuerdo con los cálculos del Ejecutivo de Vitoria, que recientemente ha revisado al alza estos números.

Desde el mundo empresarial se insiste en la alerta sobre varios obstáculos que lastran la evolución de la economía. Uno de ellos es el absentismo laboral, que en Euskadi ronda el 9%, muy por encima de la media estatal. Otro es el problema para encontrar profesionales cualificados. Un déficit que irá a más con la próxima jubilación masiva de los trabajadores nacidos durante el baby boom de las décadas sesenta y setenta del siglo pasado.

Pese a estas sombras, las haciendas forales de Álava, Bizkaia y Gipuzkoa, que en Euskadi tienen capacidad recaudatoria, prevén ingresar por primera vez más de 20.000 millones en el ejercicio fiscal en curso. Un aumento del 9,7%, pero que se compara con un 2024 en el que las devoluciones fiscales a los mutualistas provocaron un importante agujero.

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