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La política fiscal, un lastre para el objetivo de electrificación en Europa

El régimen tributario favorece al gas, con un 65% de subsidios frente al 25% destinado a la electricidad. Esta disparidad hace que el combustible fósil resulte más barato para los consumidores, dificultando su transición a fuentes limpias

Conexiones de gas
Getty Images

En 2024, los hogares europeos se enfrentan a un dilema energético: el precio de la electricidad se sitúa en 0,29 euros/kWh, mientras que el gas sigue siendo significativamente más barato a 0,13 euros/kWh. Esta gran diferencia de precios refleja una política tributaria que favorece al gas, con un 65% de subsidios frente al 25% destinado a la electricidad, según datos de un reciente estudio de la patronal eléctrica europea Eurelectric. A pesar de los esfuerzos de la Unión Europea (UE) por reducir la dependencia de los combustibles fósiles y avanzar hacia la electrificación, esta disparidad pone en riesgo cumplir con los objetivos climáticos, ya que los precios del gas siguen siendo mucho más atractivos, tanto para los consumidores residenciales como industriales.

El enfoque en la transición energética ha sido uno de los pilares del Pacto Verde Europeo y, aunque hay avances, las políticas tributarias actuales frenan el progreso hacia un futuro más limpio. Mientras que la electricidad, especialmente la proveniente de fuentes renovables, debería ser incentivada como una solución a largo plazo, el gas, más barato y subvencionado, sigue ocupando un lugar destacado en el mix energético europeo. Esto tiene implicaciones no solo para los hogares, sino también para el sector industrial, lo que dificulta una electrificación mayor de la sociedad.

La Unión Europea ha dado algunos pasos hacia la descarbonización, pero el camino es largo y complejo. Desde 2019, las importaciones de gas se han reducido en un 6%, pasando de 205 millones de toneladas a 192 millones en 2023. Asimismo, las importaciones de petróleo cayeron un 3% en el mismo periodo, de 479 millones a 464 millones de toneladas. Aunque estas reducciones son significativas, la magnitud del desafío sigue siendo enorme. La factura de importación de energía de la UE ascendió a 451.000 millones en 2023, lo que representa el 2,6% del PIB. La dependencia energética externa sigue siendo una amenaza para la seguridad y estabilidad económica de la región.

A pesar de los obstáculos, el sector eléctrico ha mostrado avances alentadores en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Durante el periodo de enero a agosto de 2023, la UE emitió 202 millones de toneladas (Mt) de CO2, una disminución del 5% respecto al mismo periodo del año anterior. En 2024, las emisiones cayeron aún más, alcanzando los 163 Mt, lo que representa una reducción del 31% en comparación con el año anterior.

Este progreso también se refleja en la intensidad de carbono de la electricidad generada en Europa. En 2008, la electricidad era responsable del 50% de las emisiones de CO2 por kilovatio hora generado (g CO2/kWh), pero para 2023, esta cifra se redujo al 31%, y en 2024 se espera que caiga al 11%. Estos avances son indicativos de una creciente penetración de energías limpias en el mix energético, que alcanzó un 50% de generación limpia en 2024. Para 2030, se proyecta que esta cifra llegue al 74%.

Electrificación estancada

A pesar de los progresos en la descarbonización del sector eléctrico, la electrificación de la economía en Europa ha permanecido estancada. Entre 2015 y 2023, la electrificación en la UE27 no experimentó crecimiento, manteniéndose sin cambios, mientras que China incrementó su tasa de electrificación en siete puntos porcentuales en el mismo periodo. Esta diferencia refleja un enfoque más decidido por parte del gigante asiático, que ha logrado avances considerables en la electrificación de su economía.

Europa tiene el ambicioso objetivo de alcanzar entre un 31% y 35% de electrificación para 2030, pero aún queda mucho por hacer para lograrlo. Entre 2021 y 2023, la demanda de electricidad en la UE cayó un 7,5%, y en 2023 esta caída se acentuó debido a la desaceleración de la industria, lo que ha sido un obstáculo adicional para impulsar el uso de energía eléctrica. Aunque los precios de la electricidad se han estabilizado, siguen siendo superiores a los niveles previos a la crisis energética de los últimos años.

Industria, edificios y transporte

La electrificación de sectores clave es fundamental para cumplir con los objetivos climáticos de la UE. En la industria, el 33% del consumo final de energía provino de la electricidad en 2022, y se espera que esta cifra alcance el 50% para 2040. La electrificación de industrias como el hierro, acero y químicos está avanzando con proyectos innovadores como el uso de hornos de arco eléctrico para la producción de acero o los crackers eléctricos de BASF Sabic y Linde en Alemania, que mejoran la eficiencia energética.

Sin embargo, en el sector de edificios, la electrificación ha mostrado señales de retroceso, con una caída en las ventas de bombas de calor del 5% entre 2022 y 2023. A pesar de esta tendencia negativa, se proyecta que las ventas de bombas de calor se dupliquen para 2030. Este declive sugiere que los consumidores y propietarios aún ven barreras, como los altos costes iniciales de instalación o la falta de incentivos, lo que frena la adopción de tecnologías más limpias y eficientes en la calefacción y refrigeración de los edificios.

En ocho años, la tasa de electrificación de la UE se mantuvo sin cambios, mientras que la de China subió siete puntos

En cuanto al transporte, el avance hacia la electrificación también enfrenta retos significativos. En 2023, el número de vehículos eléctricos (EV) en circulación alcanzó los 30 millones, pero para cumplir con los objetivos de descarbonización, se necesitarán al menos 44 millones de EV para 2030. Además, la infraestructura de carga es insuficiente: actualmente existen alrededor de un millón de estaciones de carga pública para EV, pero se estima que se requerirán 3,5 millones para finales de la década. Este déficit subraya la necesidad urgente de invertir en infraestructura de apoyo si Europa quiere liderar la transición hacia un transporte más limpio.

Un área crítica que afecta directamente la electrificación y la expansión de las energías renovables es la capacidad de las redes eléctricas europeas. El aumento exponencial de las solicitudes de conexión para energía solar fotovoltaica entre 2021 y 2022 refleja un interés creciente en fuentes de energía limpias. Por ejemplo, Letonia registró un aumento del 1.425% en solicitudes de conexión, seguida de Rumania con un 748%, Polonia con un 205%, Italia con un 162% y Suecia con un 160%. Sin embargo, este crecimiento está poniendo a prueba la capacidad de las redes para absorber y gestionar esta nueva generación de energía.

Para satisfacer la demanda y garantizar una transición energética fluida, la Unión Europea necesita invertir anualmente unos 67.000 millones en la modernización y expansión de las redes eléctricas. Inversiones anticipatorias, flexibilidad en la red y excelencia en el rendimiento de los activos podrían reducir esta necesidad de inversión en un 18%. Sin un enfoque estratégico en la infraestructura de red, el progreso hacia una mayor electrificación y generación de energías renovables podría verse gravemente comprometido.

Foro Mercado Libre es un think tank que promueve el desarrollo de una economía de mercado competitiva en Europa


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