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El día después del apagón en la cola del banco: “Solo quería cinco pavos para tomar el autobús”

Después del corte de electricidad que paralizó el país, el sector ha vuelto a operar con normalidad, aunque el temor lleva a varios usuarios a hacer reservas de dinero

Varias personas hacen fila para sacar dinero en efectivo en un cajero automático de la plaza Cataluña (Barcelona) durante el apagón el 28 de abril de 2025.
Pablo González

Todo —o casi todo— ha vuelto a la normalidad este martes en el distrito de Arganzuela, en Madrid. Tras el apagón que sorprendió a la capital y dejó fuera de servicio cajeros, datáfonos y aplicaciones bancarias desde las 12.30 horas de este lunes, las oficinas han retomado su actividad sin grandes incidencias. Aunque no se registraron colas largas ni escenas de tensión, varios bancos notaron un aumento en la demanda de efectivo y cierta incertidumbre entre los clientes. “Nunca llevo efectivo, pero después de lo que pasó, he venido a sacar cien euros para tenerlos en casa por si las moscas”, comenta Alicia Arias, funcionaria de 43 años, mientras espera frente a un cajero de Unicaja en el Paseo de las Delicias.

En las oficinas de los grandes bancos, como es el caso de una de las sucursales del BBVA en Legazpi, la actividad transcurre ya con tranquilidad. Unas quince personas —en su mayoría mayores— esperan pacientemente para ser atendidas y lo logran tras unos 20 minutos. “Ayer no pudimos usar los cajeros cuando empezó el apagón y tuvimos que cerrar, pero ahora está todo normal”, explican desde la oficina.

Una situación similar se vive en una filial de CaixaBank en Santa María de la Cabeza, donde una asesora, que prefiere mantener el anonimato, confirma que “los cajeros funcionan desde la mañana y la gente viene, como siempre, a pagar sus impuestos. No tuvimos colas largas y, aunque algunas zonas aún no tenían luz al abrir, las sucursales están operativas y con efectivo disponible”, comenta. Desde el banco Santander, una ejecutiva comercial destaca: “Es cierto que la gente está sacando más dinero, pero dentro de lo habitual. Todo funciona ya con normalidad a nivel corporativo ”.

Detrás de la calma en las sucursales, algunos ciudadanos vivieron situaciones de angustia, como es el caso de María García-Rodríguez, de 55 años y recién llegada de Sevilla. “No me han dado servicio. Solo quería cinco pavos para tomar el autobús, pero me mandaron a otra oficina”, relata al salir de una sucursal de Santander. “Se me iba a escapar una lágrima de impotencia, pero me contuve”, añade García, quien, con la interrupción del servicio de Cercanías este lunes, no encontró forma de regresar a Ciempozuelos y tuvo que pasar la noche en casa de una amiga. “Hoy me tocaba reincorporarme al trabajo, pero he tenido que cambiar el día de descanso”, explica. Desorientada, sin conocer bien la ciudad y con la misma ropa del día anterior, asegura que nunca pensó que no poder sacar dinero le complicaría tanto la vida.

Las oficinas de otros bancos también acusaron el golpe, aunque sin grandes complicaciones. Carlos, asesor en una sucursal de Ibercaja que ha preferido no revelar su apellido, cuenta que el cajero automático dejó de funcionar a las siete de la mañana, como aún indica el cartel en la entrada, pero pudieron resolver directamente el problema. Además, el servicio de caja se mantuvo operativo durante toda la noche desde las 21.00, cuando la luz volvió en el distrito. Desde Unicaja también aseguran que el servicio se ha mantenido operativo desde que abrieron las oficinas a las 8:30 de la mañana, sin ningún incidente ni pánico entre los clientes.

En una oficina de Bankinter, el apagón sorprendió en plena jornada laboral. “Ayer estuvimos trabajando con normalidad hasta las 12:30, hasta que los comercios de al lado nos avisaron de que tampoco tenían luz”, explica una asesora. Aunque comenzaron a recibir mensajes por WhatsApp, no podían atender a los clientes con normalidad y decidieron cerrar las oficinas a las 16:30. “Durante unos 45 minutos, los clientes pudieron sacar dinero, pero luego el cajero se paró por completo”, relata. Este martes por la mañana, aunque algunas funciones aún no estaban operativas, la oficina reabrió. “La caja no funcionaba al principio, y vino mucha gente a sacar efectivo en cuanto abrimos”, añade la asesora.

Frente a un cajero de Ibercaja en Legazpi, una usuaria de unos 50 años, que ha acudido a retirar dinero, observa la situación con cierta distancia. “A quienes siempre tenemos algo de efectivo en casa, esto no nos afecta tanto”, comenta. “El verdadero problema está en la tecnología y cómo dependemos de ella. Lo que antes hacíamos de manera autónoma, ahora está condicionado por un sistema digital que puede fallar en cualquier momento”, añade.

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