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La punta del Iceberg
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Un inicio de año con buenas vibraciones

Los datos macroeconómicos llegados durante los últimos meses han obligado a las instituciones y otras oficinas a revisar sus previsiones de crecimiento para el 2024

Una pareja de turistas en Canarias.
Una pareja de turistas en Canarias.Alberto Valdés (EFE)

A punto de alcanzar la última semana del primer trimestre del año, los datos macroeconómicos llegados durante los últimos meses han obligado a organismos como el BBVA Research y el Banco de España a revisar sus previsiones de crecimiento para 2024. Algo similar estarán haciendo otras oficinas e instituciones.

Así, según nos cuentan algunas estimaciones en tiempo real, todo apunta a que el PIB está acelerando su ritmo de crecimiento. Si el último trimestre de 2023 cerró con una tasa del 0,7 %, en este primer periodo del año parece confirmarse una repetición o incluso una cifra que la superaría ligeramente. De este modo, si se cumplen los pronósticos para este primer trimestre, difícilmente sería compatible con una tasa media para el año del 1,5% o 1,6%, por lo que si las matemáticas hablan, los modelos obedecen.

Es obvio que, en un contexto de dificultades económicas globales, más aún europeas, resulta interesante conocer las razones de este comportamiento diferencial positivo. En mi opinión, dichas razones están adecuadamente identificadas, no siendo difícil identificar los factores que explican por qué España crece a mayor ritmo que otros países.

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Belén Trincado Aznar

Así, de forma resumida, los principales factores que explican este crecimiento diferencial son los siguientes. En primer lugar, el consumo privado, que sigue mostrando una singular fortaleza a pesar de los vientos en contra. Dentro de ese consumo privado hay que destacar, además, el consumo de no residentes; es decir, el turismo. En segundo lugar, está la moderación de los precios, especialmente los energéticos y en concreto la electricidad, que permite aumentar la disponibilidad de una renta que se puede dedicar a elevar el consumo de otros bienes. Gracias a esta moderación, los salarios han recuperado algo del poder adquisitivo perdido, lo que ha ayudado a elevar el gasto en términos reales.

En tercer lugar figura el aumento de las exportaciones, con especial relevancia -como ya se señaló en esta columna hace unos meses- las de servicios no turísticos, algo de lo que debemos congratularnos. En cuarto lugar, la política fiscal, gracias a una ejecución de los fondos Next Generation que parece, esta vez sí, apoyar el crecimiento. A los fondos habría que sumar el mantenimiento durante este tiempo de las medidas aprobadas para reducir el impacto de la inflación. Finalmente, la evolución de la inmigración, cuyo crecimiento durante 2023 -y que parece continuar- permite elevar la mano de obra disponible, aumentar la demanda y también la renta.

Ahora descendamos con algo más de detalle a algunas de estas cuestiones. Respecto al consumo privado, es evidente que su evolución se explica por el resto de razones enumeradas en la lista anterior. Pero además de estas, en particular el impulso del mercado laboral y la moderación de los precios, debemos considerar el efecto limitado que la subida de tipos de interés ha tenido sobre las economías familiares. Aunque los costes financieros han aumentado, parece que este efecto se ha visto mitigado por una posición deudora neta de familias y empresas mejor que en episodios de subidas anteriores. Además, el aumento del crédito al consumo, explicado entre otras razones por la necesidad de compensar la pérdida de poder adquisitivo debido al pasado episodio de inflación, habría aportado a la expansión del consumo.

En cuanto al consumo de no residentes, la información disponible indica que gran parte de los ajustes en la renta de las familias europeas apenas ha tenido impacto en las decisiones de viaje. A pesar de las condiciones económicas negativas en algunos de los países emisores de turistas, como es el caso de Alemania, estas no parecen haber generado una erosión significativa en los planes de viaje a España. A esto debemos sumar las exportaciones de servicios no turísticos, en las cuales nuestro país parece estar cómodo. Como señalan estudios del BBVA Research, nuestra presencia internacional en servicios a empresas, científicos, tecnológicos o generales ha aumentado gracias a un sesgo del consumo global, de nuevo, hacia los servicios, lo que beneficia a países con una mayor especialización en estas actividades.

Dicho lo anterior, y por destacar un hecho excepcional, llama poderosamente la atención el papel que la inmigración está teniendo en esta dinámica positiva. La llegada durante el año pasado de inmigrantes supuso un aumento significativo de la población activa. Es evidente que el aumento del número de personas con intención de trabajar no significa necesariamente que aumente el número de trabajadores. Sin embargo, el efecto de arrastre que esta nueva población genera crea a su vez empleos que impulsan el consumo privado. Todo ello, por lo tanto, se retroalimenta.

Finalmente, la política fiscal también ha jugado su papel, aunque podría resultar ser un problema a medio plazo por las razones que todos conocemos. Dichas preocupaciones son menores si este aumento se concentra principalmente en proyectos de inversión, que es donde esperamos esté aplicándose parte del mismo, y donde tenemos puesta la esperanza para lograr recuperar la gran mancha pesimista que sobrevive entre tantas buenas noticias: la inversión.

Gracias a todas estas razones y a su mantenimiento a inicios de año, las proyecciones han debido revisarse en positivo. Pero hay otros factores que podrían sumarse a los anteriores. En primer lugar, las expectativas de bajadas de tipos ayudará a que el Euribor reinicie su caída. Si finalmente esto sucediera, las cuotas que las familias españolas verán cada inicio de mes en sus cuentas les darán una mayor disponibilidad de renta y, con ello, de consumo. Si a esto se suma la continua moderación de precios, tenemos una combinación que permitiría avanzar en el gasto privado.

En cuanto a la política fiscal y su papel a jugar en los próximos meses, este queda en el suspenso por la prorroga de los presupuestos generales del Estado. No obstante, la ejecución de fondos Next Generation seguirá aumentando, lo que añadirá, sin duda, mayor impulso al crecimiento del PIB.

Por último, se espera que continúe la llegada de inmigrantes, así como de turistas. Todo ello aportará y, en definitiva, ayudará a la economía española a sostener un ritmo de crecimiento que, hasta ahora y por lo que sabemos, volverá a sorprender a propios y a extraños. Ojalá sea así.

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