Países Bajos coquetea con legalizar oficialmente la marihuana después de todos estos años
A mediados de diciembre se inicia la primera fase de una prueba piloto de la que dependerá la futura legislación de esta droga
El que la marihuana es algo legal en los Países Bajos es una creencia común, pero es una creencia equivocada. En realidad no es legal. Durante 50 años, la política que ha seguido el país ha sido la de tolerar la venta de pequeñas cantidades de marihuana en las mundialmente famosas coffe shops, locales que suministran algo más que café. No obstante, la posesión de más de 5 gramos de esta sustancia es ilegal, así como lo es el cultivo comercial de marihuana, aunque es cierto que las autoridades en la práctica han preferido mirar hacia otro lado.
Ahora, la industria de la marihuana está un paso más cerca de salir de la clandestinidad en los Países Bajos. A partir de mediados de diciembre, tres empresas autorizadas oficialmente para ello podrán cultivar y suministrar marihuana a las coffe shops por primera vez en toda la historia.
A día de hoy, el mercado de cannabis clandestino en Países Bajos mueve anualmente unos 1.300 millones de euros. Informes de Prohibition Partners, una compañía de datos sobre el mercado de cannabis, estiman que el primer año de ventas reguladas podría dejar unos ingresos de 158 millones de euros y, si la prueba piloto sale bien, Países Bajos “se convertiría rápidamente en el mayor mercado de cannabis legal en toda Europa, con ventas que superarían los 250 millones de euros en 2027″ en las ciudades que formarán parte del plan.
Años de presión por parte de alcaldes de pequeñas localidades y campañas impulsadas por los cultivadores de marihuana han logrado ir cambiando poco a poco la visión política sobre esta droga. Los Países Bajos han permanecido en modo de espera durante un largo tiempo, afirma Rick Brand, propietario de Baron Coffe Shop en Breda, una de las primeras localizaciones en las que se podrán vender los porros regulados. “Siempre he estado orgulloso de vender marihuana. Nunca me he sentido como un criminal, y ahora, el resto del mundo por fin me verá con los mismos ojos que yo lo hacía”.
En 2020, el Gobierno neerlandés seleccionó a 10 firmas agricultoras para tomar parte en una prueba piloto. Entre ellas se encuentran negocios internacionales como las candienses Village Farms y CanAdelaar. 8 empresas neerlandesas también tomaron parte, algunas, de nueva creación, mientras que otras ya tenían operaciones con marihuana terapéutica.
La prueba comenzará a pequeña escala, con tres de los agricultores -CanAdelaar, Fyta y Aardachtig- haciendo de proveedores para las coffe shops de Breda y Tilburg. A finales de 2024, las pruebas se expanderán a otras nueve ciudades, incluyendo los barrios orientales de Amsterdam. Los propietarios de las coffe shops que formen parte del programa piloto solo podrán adquirir marihuana a los proveedores autorizados. Después de como mínimo cuatro años, el Gobierno neerlandés evaluará los resultados de este experimento y determinará si abordará formalmente la legislación del cannabis.
El ministro de sanidad, Ernst Kuipers, afirma que el objetivo de la prueba piloto es crear un sistema cerrado de “control sobre la cadena de la marihuana, desde la plantación hasta el usuario final”. A lo largo del proceso, el Gobierno vigilará el impacto que tiene la prueba en el mercado ilícito y en el crimen, la salud pública y el consumo. “Hemos sido pioneros durante muchos años”, dice Kuipers.
Kuipers comparó la forma de abordar la marihuana que ha diseñado Países Bajos con la de Canadá, donde hay cultivo comercial bajo licencia y regulaciones relacionadas con el cultivo en casa para uso personal. Canadá no registró un aumento considerable del consumo después de su legalización de 2018. Desde el punto de vista económico, la legalización ha traído beneficios. Un estudio mostró que el cannabis ha aportado casi 30.000 millones de euros al cambio al PIB canadiense y más de 10.000 millones de euros a las arcas públicas en los primeros tres años de la legalización.
Países Bajos no es el único país europeo que está haciendo pruebas a este respecto. Suiza también está probando el mercado con fines lúdicos. Alemania y República Checa están sopesando nuevas propuestas que regulen el consumo personal. En el caso neerlandés, ha hecho falta cinco años y varios Gobiernos de coalición para siquiera empezar la fase de pruebas.
Fyta estaba preparada para empezar la distribución a las coffe shops en mayo de 2022, pero tuvo que esperar al resto de cultivadores. “Durante más de un año hemos estado parados”, dice el CEO Fred Van de Wiel, lamentando que esto ha tenido un coste de varios millones de euros.
Jetz de Raad, CEO de Holigram, marca bajo la que opera Grassmeijers BV, asegura que ha dispuesto de un presupuesto inicial de 25 millones de dólares para las instalaciones, y que pretende tener los primeros brotes verdes para febrero de 2024. En el proceso, ha tenido que afrontar varios reveses.
Para algunos de los cultivadores de la prueba piloto, algo tan aparentemente sencillo como abrir una cuenta bancaria demostró ser problemático, según dice De Raad. Los bancos tienen dudas sobre la industria cannábica y el lavado de capitales. El transporte de la sustancia desde los proveedores hasta las coffe shops también ha sido un problema. Una consideración clave que ha tenido el Gobierno a la hora de diseñar la prueba es que la marihuana no pueda ser fácilmente robada, algo que encarece la factura para los proveedores. Y por supuesto, la inflación también ha impactado aquí. “Todos los precios han ido al alza”, se queja De Raad, citando el coste de materiales y el de la electricidad.
Los investigadores de Prohibiton Partners han ajustado sus proyecciones sobre el impacto económico de la prueba neerlandesa durante los primeros dos años de vida basándose en la expectativa de que los 10 proveedores tendrán que afrontar problemas en la cadena de suministro. También tendrán que competir con el mercado ilegal porque no todas las regiones de Países Bajos entran en el experimento.
Para muchos de estos proveedores que tomarán parte en la prueba, la legalización completa no llegará pronto, pero es un primer paso hacia la profesionalización de la marihuana.
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