Los nuevos BRICS: una unión dispareja que pretende plantar cara al G7
El bloque de países, fundado en 2009 por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, ha extendido su membresía a seis nuevos integrantes para aumentar su influencia económica y política. No obstante, las tensiones entre sus miembros y las disparidades ideológicas podrían dificultar la alianza
Las piezas se siguen moviendo en el tablero de la geopolítica global, aunque la partida parece estar cada vez más enredada. Esa fue la impresión que dejaron los BRICS (bloque económico y político compuesto por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) entre analistas y líderes mundiales, tras anunciar que incorporarían a Argentina, Egipto, Etiopía, Irán, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos a su organización de países. La disparidad entre gigantes como China e India respecto a otros miembros, así como las diferencias culturales e ideológicas que pueden surgir entre integrantes como Brasil o Argentina e Irán, han llevado a los expertos de todo el mundo a cuestionar la efectividad de esta alianza. El bloque, cuyos miembros fundadores abarcan el 42% de la población mundial y cerca de un cuarto del PIB global, sostiene por su parte que su presencia es un contrapeso necesario para el G7 y la hegemonía económica de Occidente, apuntando a crear (en teoría) mejores condiciones para los países emergentes.
En su reciente reunión de agosto, los integrantes de los BRICS emitieron un comunicado que demandaba un cambio en el sistema internacional: “Apoyamos una reforma integral de las Naciones Unidas, incluido su Consejo de Seguridad, con vistas a hacerlas más democráticas, representativas, efectivas y eficientes, y a aumentar la representación de los países en desarrollo entre los miembros del Consejo para que pueda responder adecuadamente a las presiones globales prevalecientes y desafíos”. En esta línea, la organización solicitó que se revalúe la propuesta de incorporar a Brasil, India y Sudáfrica para aumentar la importancia en las actividades de Naciones Unidas, incluido su Consejo de Seguridad.
¿Contra Bretton Woods?
Los miembros de los BRICS también han pedido reformas de los organismos de Breton Woods. “Es necesario avanzar en las reformas de la OMC. En particular, pedimos que se restablezca el pleno funcionamiento del mecanismo de solución de diferencias para 2024, a fin de mejorar su eficacia y autoridad. Se debe fomentar el comercio abierto de alimentos y otros artículos esenciales y el fortalecimiento de los principios y normas pertinentes de la OMC”, señala un comunicado conjunto emitido por los ministros de finanzas y presidentes de los bancos centrales de los países miembros. En esta línea, también piden reformas en el FMI que beneficien a los países emergentes y solicitan que los bancos multilaterales de desarrollo tengan un mayor papel en la reducción de la pobreza y las estrategias globales para el desarrollo.
Según el informe Inversión de los BRICS 2023, realizado por Naciones Unidas, entre 2001 a 2010, las salidas de inversión extranjera directa (IED) de los BRICS crecieron del 1% de los flujos globales a más del 10%. Durante este periodo, la tasa de crecimiento anual de las salidas (33%) fue más de tres veces mayor que el promedio mundial. “En 2020, la proporción de salidas de capital de los BRICS había alcanzado el 20% de los flujos globales. A pesar de haber retrocedido desde entonces, como proporción de las salidas globales, el valor absoluto de las salidas de los BRICS alcanzó un máximo histórico, en 2021, de casi 250.000 millones de dólares”, señala el informe. Cabe destacar que durante la reciente cumbre, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva también propuso crear una moneda común para el bloque, aunque los otros socios no profundizaron en este asunto.
En este contexto, las cifras muestran que los miembros de esta alianza ciertamente han logrado consolidarse hasta cierto punto como una alternativa a Occidente. “Yo diría que los BRICS están ahora suplantando ese proceso como la pieza más importante de la arquitectura internacional para observar, participar e impulsar una agenda que importa a los países del sur global. Y creo que el establecimiento de la agenda será relevante en materia de clima y fundamental en materia de finanzas y economía global”, ha señalado el politólogo Ian Bremmer, fundador de Eurasia Group.
Momento árabe
En esta línea, cabe destacar también que los nuevos integrantes del bloque pueden contribuir a incrementar su relevancia en temas de inversión directa. “El área en la que los nuevos miembros tendrán probablemente un mayor impacto es el Nuevo Banco de Desarrollo (NBD), del que los EAU y Egipto ya eran miembros. La ampliación del NDB permitirá al banco acumular más liquidez y ofrecer medidas de préstamo más variadas. Sin embargo, no es algo que veamos como un desafío a las instituciones financieras internacionales existentes, como el Banco Mundial. Más bien, los países de Oriente Medio verán el NDB como una oportunidad para aumentar los pagos en moneda local, mitigar la volatilidad de las divisas y reforzar los lazos comerciales con socios importantes”, responde Leo Morawiecki, Investment Specialist de Abrdn a CincoDías.
De hecho, el experto destaca que esta alianza BRICS pronto representará el 37% del PIB mundial y su ampliación da un nuevo impulso a las discusiones sobre el desarrollo del R5 (proyecto de moneda de los 5 países) para que desempeñe un papel más importante junto al dólar.
“Para Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos, la inclusión en el grupo es potencialmente simbiótica, ya que ambos buscan involucrarse y profundizar la cooperación con países no occidentales y diversificar sus asociaciones económicas como una protección adicional contra Estados Unidos. Riad y Abu Dabi probablemente verían la decisión de unirse como un avance en su objetivo de ser vistos no solo como líderes regionales relevantes, sino también como líderes globales”, ha expresado Jonathan Panikof, experto del think tank Atlantic Council.
¿Alternativa sostenible?
No obstante, entre los expertos hay división sobre si la alianza puede funcionar de forma fluida. Entre las razones citadas por los expertos, resaltan el antagonismo inevitable entre China e India, la inestabilidad que aportan países como Rusia (y ahora Irán) a la mezcla, y las posibles incompatibilidades que puede haber entre las visiones de sus miembros.
“Creemos que es poco probable que el grupo se convierta en una entidad geopolítica coherente, y mucho menos que sea capaz de reducir el protagonismo del dólar estadounidense en las finanzas mundiales, uno de los principales objetivos de los BRICS”, señala Morawiecki. Justamente, puede ser que la rivalidad entre los dos países más poblados del mundo puede ser el mayor escollo para el éxito de los BRICS. De hecho, fuentes de la agencia Bloomberg sugieren que el presidente chino, Xi Jinping, podría no asistir en persona a la cumbre del G20 en Nueva Delhi el 9 de septiembre con motivo de la compleja situación de Pekín con su vecino del sur.
“La constante disputa entre India y China por las fronteras hace que la tensión entre ambos países siga siendo elevada. India cree que el mejor foro para promover sus intereses nacionales es uno en el que China no esté presente o tenga menos influencia, como el G20 o la Quad [Quad, oficialmente el Diálogo de Seguridad Cuadrilateral, es un grupo de cuatro países: Estados Unidos, Australia, India y Japón]”, responde Morawiecki. En este contexto, el experto de Abrdn señala que la gran divergencia de intereses y puntos de vista dentro de los BRICS no hará sino aumentar a medida que aumente el número de miembros, lo que dificulta que el grupo encuentre una voz única.
Los expertos del think tank Atlantic Council coinciden en que Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos agregarían un importante peso económico al grupo, en tanto ahora incluye a varios miembros importantes de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, además de Rusia.
No obstante, los expertos de esta institución opinan que la extrema diversidad de opiniones dentro del grupo puede generar tanto disonancia como puentes. “Arabia Saudí y Argentina, ambos miembros de G20, podrían permitir que los BRICS ayuden a coordinar las opiniones de la mayoría de los miembros del G20 de mercados emergentes. En este sentido, el grupo podría servir como contraparte informal del G7, que coordina las posiciones de los países desarrollados antes de las reuniones del G20. Sin embargo, con un fuerte eje China-Rusia-Irán, el grupo puede terminar presionando por posiciones antioccidentales, haciendo que sea más difícil alcanzar compromisos en el G20″, señala Hung Tran, investigador sénior no asociado de Atlantic Council.
“Si bien existen claros objetivos comunes entre los miembros de aumentar su influencia geopolítica, remodelar y desafiar las instituciones y prácticas mundiales existentes y reducir su uso del dólar estadounidense, cometeríamos un error si considerásemos que los objetivos geopolíticos de los miembros son uniformes. De hecho, Brasil, India y Sudáfrica se han opuesto a que el grupo se perciba como un desafío directo a Occidente. Y en el caso de India, preocupa que el grupo sea un vehículo para que China amplíe su influencia. La ampliación del número de miembros añadirá más complejidades y probablemente limitará las posibilidades de que surjan grandes planes de reforma del grupo”, opina Michael Langham, analista de mercados emergentes de Abrdn.
En este sentido, desde la entidad escocesa anticipan que la atención del bloque se centrará en gran medida en la expansión de los lazos comerciales y financieros entre los miembros, incluido un mayor uso de las monedas locales, y en la posibilidad de cuestionar las actuales prácticas internacionales que se consideran favorables a los mercados desarrollados.
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