El bitcoin hace historia: alcanza los 100.000 dólares y un valor de mercado de 2 billones

La victoria de Trump ha impulsado la cotización hasta niveles nunca vistos. La aprobación de los ETF, el interés de los inversores institucionales, el cambio en la cúpula de la SEC y una regulación más propicia sustentan la subida

Una tienda de intercambio de criptodivisas en Hong Kong, este juevesTyrone Siu (REUTERS)

El bitcoin ha hecho historia. La criptomoneda pionera ha llegado a la luna. “To the moon!” (a la luna), claman en inglés cientos de sus seguidores en redes sociales, eufóricos por los nuevos máximos. Tras varias jornadas intentándolo, este jueves, al filo de las tres de la madrugada, ha alcanzado finalmente los 100.000 dólares por unidad. El rally parece no tener freno desde que Donald Trump ganara las elecciones estadounidenses: desde entonces ha repuntado más de un 50%. Eso ha empujado su capitalización hasta los dos billones de dólares, superando el valor del mercado mundial de la plata. Si fuera una empresa, sería la sexta más valiosa del mundo, por delante de Saudi Aramco, Meta y Tesla y solo por detrás de Apple, Nvidia, Microsoft, Amazon y Google. El bitcoin, que supone el 55% de todo el mercado cripto, se sumerge así en una edad de oro pocas horas después de que Trump propusiera a Paul Atkins, exsecretario de la Comisión de Valores y Bolsa (la SEC, por sus siglas en inglés) y defensor de las criptodivisas, como presidente de este organismo supervisor en sustitución de Gary Gensler, un villano para los criptocreyentes por sus investigaciones sobre el sector, que dejará su cargo el próximo 20 de enero.

El principal impulso para que el precio del llamado oro digital llegue a las seis cifras han sido las elecciones en EE UU. Los guiños del magnate republicano durante la campaña electoral han calado en la comunidad cripto, que se aferra ahora a sus promesas. El plan de crear una reserva estratégica, el citado cambio en la cúpula del regulador del mercado bursátil, que se había mostrado hostil a los criptoactivos en estos años, así como la promesa de una regulación laxa abren las puertas a un nuevo escenario para la industria. Una “época dorada”, según el director ejecutivo de Binance, Richard Teng.

Una regulación estadounidense más favorable al sector era el objetivo que las empresas cripto y los inversores iban persiguiendo desde hace tiempo. Y ahora, con la nueva administración republicana, podrían ver cumplidos sus deseos: Trump estaría manteniendo conversaciones con la industria sobre la posible creación de un puesto dedicado exclusivamente a la política de activos digitales, una especie de “zar de las criptomonedas”, según Bloomberg. Si se creara, sería el primer cargo específico para criptos en la Casa Blanca. Un nuevo guiño a la industria a la que Trump debe parte de su victoria. De hecho, el republicano encontró en este grupo de inversores una vía para atraer fondos durante la campaña electoral, como el millón de dólares en bitcoins aportados por cada uno de los gemelos Winklevoss, inversores y empresarios en el universo cripto, que se hicieron famosos por la batalla legal que libraron con Mark Zuckerberg sobre la idea original de la red social Facebook.

En este sentido, el conflicto de intereses parece no preocupar a la nueva administración republicana. El mismo Trump lanzó su propio proyecto cripto el pasado septiembre, el World Liberty Financial, rodeado de socios como Zak Folkman y Chase Herro, descritos por medios estadounidenses como crypto punks. El nombramiento de Elon Musk para dirigir el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), cuya sigla es una clara alusión a la criptomoneda meme dogecoin, también es significativo, puesto que en numerosas ocasiones ha alabado este activo, a veces sugiriendo que se podría usar para comprar coches Tesla. A día de hoy se desconoce cuántos posee (en una conversación en X Spaces, dijo que tiene “un montón de DOGE”, sin detallar la cantidad), pero es un hecho que esta moneda se ha convertido en un termómetro de su estado de ánimo, fluctuando dependiendo de sus anuncios.

Belén Trincado Aznar

No obstante, la industria buscaba mayor claridad regulatoria y con Trump parece haberla encontrado. Mireya Fernández, responsable de Bitpanda para el Centro, Sur y Oriente de Europa, afirma que la incertidumbre ha llegado a su fin. “La principal fuente de inestabilidad ha desaparecido y, como resultado, una de las más grandes economías del mundo, como es la estadounidense, está preparada para implementar una regulación liberal y favorable para las criptomonedas. Lo que supone un paso adelante significativo”, explica.

A la euforia del sector por la victoria del primer “criptobro” presidente de EE UU, se suman unas entradas récord de dinero en los fondos cotizados (ETF) al contado de bitcoin, que han superado los 100.000 millones de dólares en activos totales, en comparación con los 285.000 millones de los ETFs de oro. Su aprobación ha abierto la puerta a una mayor participación de fondos y bancos de inversión, dando legitimidad a bitcoin como activo financiero. “Desde su aprobación en enero, se han convertido en los productos más exitosos en la historia”, afirma Manuel Villegas, analista de activos digitales de Julius Baer, quien considera que los fuertes flujos hacia fondos cotizados, además de un posicionamiento extendido en el mercado de futuros, han sostenido los precios. El lanzamiento de las primeras opciones para algunos de estos ETF, de hecho, es un paso más hacia una adopción más amplia. “Ofrece a los inversores mejores herramientas para cubrir exposiciones direccionales o especular aún más sobre el rendimiento futuro del precio del bitcoin”, añade. Los analistas consultados coinciden en que estos instrumentos fomentan el acceso a este activo de clientes institucionales, consolidando aún más el mercado.

El recorte de tipos de interés por parte de los principales bancos centrales, así como la cuenta atrás para la entrada en vigor de la regulación del mercado cripto en Europa, que se hará realidad a finales de diciembre con la normativa MiCA, también respaldan el creciente optimismo de empresas e inversores hacia estos activos. La integración de las criptomonedas en los sistemas financieros tradicionales, a través de la oferta de servicios cripto por parte de los bancos, abre la posibilidad de una adopción masiva entre los ahorradores minoristas, una mina de oro para la industria. Ante este escenario, Mireya Fernández no tiene dudas: “El mercado está ávido y los precios siguen marcando una tendencia alcista. El hecho de que el bitcoin haya alcanzado los 100.000 dólares no representa simplemente una cifra, sino un auténtico punto de inflexión para el sector cripto”.

Carlos Salinas, profesor del máster en blockchain e inversión en activos digitales del IEB, considera que otro impulsor del crecimiento del precio del bitcoin es la posibilidad de que EE UU pueda crear una reserva de esta criptomoneda. “La adopción gubernamental en la que se visualice el bitcoin como un activo de reserva es clave”, espeta. Para este experto, una vez que el país norteamericano opte por este proyecto, naciones como Rusia, China, Brasil o India no querrán quedar fuera. “En los últimos máximos de bitcoin en 2021 veíamos el FOMO [miedo a quedarse fuera, fear of missing out en inglés] del minorista, pero en esta fase alcista actual estamos con el FOMO institucional y no sabemos cuán grande puede llegar a ser”, avisa.

El republicano Donald Trump en Manhattan, en mayo de 2024. Justin Lane (Getty Images)

Más allá de las hipotéticas reservas estatales de EE UU, la apuesta de las empresas por diversificar su tesorería también pasa por estos activos. MicroStrategy es el ejemplo emblemático. Desde hace cuatro años, la compañía de software, fundada en 1989, ha apostado todo al bitcoin. En 2020 empezó a comprar este activo, en teoría para cubrirse de la inflación. En poco tiempo, la compañía se convirtió en un acumulador de bitcoin: vende deuda para poder comprar este activo digital. Ninguna empresa es dueña de tantos bitcoin como ella: a 1 de diciembre, poseía aproximadamente 402.000 bitcoins en su balance, con un valor aproximado de más de 40.000 millones de dólares. Por ello, no es casual que la cotización de la compañía se mueva al ritmo de esta criptomoneda y que sus acciones, ahora, se disparen: se sitúan en los 406 dólares, con un alza que ronda el 500% en 2024.

Noelle Achenson, autora de la newsletter Crypto is Macro Now, explica que el bitcoin que se transfiere a direcciones de solo almacenamiento se elimina de la circulación. Y cuanto más bitcoin se guarda en tenencias a largo plazo, menor es la oferta disponible para nuevos compradores, muchos de los cuales se ven empujados a comprar por el miedo a quedarse fuera de la subida: “Esta es una de las razones por las cuales el bitcoin se mueve rápidamente cuando comienza a subir: es una carrera por una cantidad decreciente de uno de los pocos activos comerciables cuya oferta no está influenciada en absoluto por el precio”, asevera.

Por último, los analistas también apuntan que parte de esta tendencia alcista se debe al halving, que afecta a la cantidad de bitcoin que hay en el mercado e influye en su precio: al reducir las recompensas que se ofrecen a los mineros, disminuye la cantidad de la criptomoneda en circulación, que puede traducirse en un incremento de su valor. “Históricamente el halving está considerado como un acontecimiento alcista que suele aumentar el precio de la criptodivisa, aunque no de forma inmediata, sino de forma progresiva. Si tomamos como referencia los halving de 2016 y 2020 el bitcoin subió de media en los 12 meses anteriores y posteriores al evento un 750%, mientras que ahora está subiendo un 200%”, recuerda Manuel Pinto, analista de mercados.

Desde la industria son optimistas: para Leif Ferreira, CEO del exchange español Bit2Me, el hito de los 100.000 dólares “confirma la confianza creciente en bitcoin como un activo revolucionario. Su capacidad para prosperar en medio de la volatilidad refuerza su relevancia en la transformación del sistema financiero global”. Pero no es oro todo lo que reluce. Joaquim Matinero, profesor del máster en blockchain e inversión en activos financieros del IEB, cree que no hay que apartar la mirada de los riesgos que podrían obstaculizar el avance del bitcoin. “Uno de los más evidentes es la regulación. Aunque la tendencia hacia una normativa más clara puede ser positiva en términos de legitimación, también puede traer restricciones. El entorno macroeconómico, con políticas monetarias restrictivas, también puede impactar negativamente en los activos de riesgo como bitcoin”, detalla.

Por su parte, Manuel Pinto pone el foco en las promesas de Trump y apunta que el mayor riesgo es que no se cumplan las altas expectativas o que surja alguna traba regulatoria. A esto añade la creciente correlación de bitcoin con los mercados. “Ahora mismo mantiene una correlación cercana al 0,60 con el MSCI World, por lo que una posible caída en los mercados, aunque no sea nuestro escenario base, podría también trastocar su evolución”, detalla. Finalmente, la volatilidad, que es la marca de fabrica de este activo, sigue siendo un factor de riesgo para los inversores, especialmente en momentos de incertidumbre global debido al recrudecimiento de las tensiones geopolíticas.



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