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Sidenor entra en el consejo de Talgo, que traslada la sede social de Madrid a Álava

Carlos de Palacio mantiene la presidencia; Gonzalo Urquijo cesa como consejero delegado, y el directivo de la casa Rafael Sterling asume la dirección general

Un notario de Vitoria ha ratificado este miércoles la entrada de los nuevos accionistas vascos en Talgo, encabezados por el presidente de Sidenor, José Antonio Jainaga. Suman el 27,4% del capital, por el que han pagado 156,7 millones de euros, y ya tienen presencia en el consejo de administración, del que cesa en su condición de consejero delegado Gonzalo Urquijo, quien se mantendrá hasta final de enero en el órgano de decisión.

El fabricante de trenes inicia una nueva etapa tras dos años de fuerte incertidumbre en los que recibió una opa por el 100% de un consorcio húngaro, Ganz Mavag, que fue vetado por el Gobierno por una cuestión de seguridad nacional; rechazó una integración industrial con la checa Skoda Transportation, y tuvo el acercamiento con intención de compra de la polaca Pesa y la india Jupiter Wagon. Bajo la tutela de los gobiernos central y vasco, el proceso de cambio de control ha concluido con un 7,8% del capital en manos de Jainaga; el fondo público vasco Finkatuz y la fundación bancaria BBK han tomado idéntica participación del 7,8%, y Vital ha adquirido un 3,9%. La sociedad estatal SEPI ha acompañado el proceso con la compra de otro 7,8%, y la instrumental Pegaso, que pierde las riendas, se mantiene como primer inversor individual con el 9,3%.

Esta última, en la que aúnan sus intereses el fondo Trilantic y la familia fundadora Oriol, preserva la presidencia en manos de Carlos de Palacio. Como nuevo director general emerge la figura de Rafael Sterling, ingeniero de telecomunicaciones vasco que desarrolló su trayectoria profesional en el carrocero de autobuses Irizar, antes de incorporarse a Talgo en 2022. En su actual compañía ha sido director de desarrollo de negocio y posteriormente jefe de operaciones.

En la alineación de accionistas de referencia siguen apareciendo la familia Torrente Blasco, con un 5% a través de Torrblas, y Juan Abelló, con un 3,2% en su instrumental Torreal. Con un 0,7% de autocartera, el resto del capital de Talgo se negocia en bolsa. Tanto el desembarco del consorcio vasco de inversores, que comprometió su entrada el pasado 14 de febrero, como la llegada de la SEPI y una refinanciación vital de la deuda de Talgo, fueron aprobadas en junta de accionistas celebrada el pasado viernes.

Sidenor y SEPI

La inversión de Jainaga le ha valido dos puestos en el consejo con la condición de dominical, que son ya ocupados por el propio presidente de Sidenor y por la directora financiera de la acerera, Maite Echarri. También ingresará en el órgano de decisión el presidente de la patronal alavesa SEA, Juan Antonio Corchero, en representación de la SEPI.

Otras dos incorporaciones, estas como independientes, serán las de la abogada Arantza Estefanía y el ingeniero industrial Ricardo Chocarro. La primera trabajó en Uría Menéndez y es consejera independiente en Repsol y en CIE Automotive, mientras que el segundo fue consejero delegado de Aernnova y directivo de Gamesa y Siemens Gamesa.

El nuevo consejo de administración ha celebrado este miércoles su primera reunión, bajo la presidencia de Carlos de Palacio. Los otros cinco asientos han correspondido a José Antonio Jainaga, Maite Echarri, Antonio Oporto, Marisa Poncela y Gonzalo Urquijo. Corchero y los independientes Estefanía y Chocarro tendrán que esperar a la junta prevista para el 27 de enero, en Álava, para tomar posesión de sus cargos.

El primer asunto aprobado en la sesión ha sido el del del traslado de la sede social de Madrid a Álava, donde Talgo inició su andadura industrial en 1942. En este territorio, concretamente en la localidad de Rivabellosa, la compañía abrió su primera fábrica, donde trabajan más de 700 personas y donde se produce toda la carta de modelos de Talgo. También se ha tratado la salida del hasta ahora hombre fuerte en la gestión, Gonzalo Urquijo.

La agenda del lehendakari Imanol Pradales incluye mañana una visita a la fábrica alavesa, en la que será recibido por Jainaga. Será la escenificación de que Talgo ha vuelto a ser una compañía con ADN vasco.

El plan de refinanciación que fue aprobado en la última junta de Talgo, se hizo efectivo ayer con 770 millones de crédito aportado por un sindicato de bancos integrado por CaixaBank, BBVA, Kutxabank e ICO, entre otros. Cesce ha aportado instrumentos de cobertura por un importe de 765 millones.

La inyección financiera se divide en dos tramos: hasta 650 millones de crédito a seis años y un préstamo revolving a cinco años de hasta 120 millones (el sistema permite disponer de los fondos y reutilizarlos a medida que se devuelven, pagando intereses por el importe utilizado). De forma adicional, Talgo contará con una línea de avales por 500 millones, también con garantía parcial de CESCE. Esta línea resulta indispensable para soportar una cartera de contratos por 4.000 millones y la búsqueda de nuevas adjudicaciones.

De Jainaga y sus socios se espera la presentación y puesta en marcha de un plan industrial que ataje el problema de Talgo en planta. Las instalaciones en Rivabellosa (Álava) y Las Matas (Madrid) no han tenido capacidad suficiente para la entraga, dentro del calendario fijado, de los 30 trenes de alta velocidad Avril comprometidos con Renfe o los 79 intercity de la plataforma 230 firmados con Deutsche Bahn. La operadora española impuso 116 millones de sanción por una demora de dos años (la primera unidad del Avril fue entregada en mayo del año pasado), mientras que la germana acaba de reducir su encargo a 60 trenes.

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